La noche en la que Iron Maiden conquistó a Colombia
Sueños cumplidos, caos desbordado y la energía inconfundible del heavy metal: así se podría definir el primer concierto de la banda británica en el país hace 16 años. Reviva la historia.
Kevin Stiven Ramírez Quintero
Iron Maiden es una leyenda, un titán del heavy metal, un fenómeno cultural que desafió al tiempo y conquistó el mundo. Con guitarras afiladas, historias inmortales y la icónica figura de Eddie the Head, la banda ha cruzado continentes, derribado barreras y dejado su huella con espectáculos vibrantes que incitan al headbanging descontrolado.
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Iron Maiden es una leyenda, un titán del heavy metal, un fenómeno cultural que desafió al tiempo y conquistó el mundo. Con guitarras afiladas, historias inmortales y la icónica figura de Eddie the Head, la banda ha cruzado continentes, derribado barreras y dejado su huella con espectáculos vibrantes que incitan al headbanging descontrolado.
Hoy, la Doncella de Hierro aterriza en Colombia por cuarta vez a bordo del imponente Ed Force One, el avión piloteado por su vocalista, Bruce Dickinson. Esta noche, en El Campín, la banda británica promete un recital épico que quedará tatuado en la memoria del metal colombiano, como aquella primera vez, el 28 de febrero de 2008, cuando su llegada al Parque Simón Bolívar desató un frenesí sin precedentes.
Two Minutes to Midnight
Su primer concierto rayó en la locura. Hace 16 años, Colombia era un país donde los grandes conciertos eran casi una rareza. Éramos un destino exótico, una aventura que solo pocos habían intentado (Guns N’ Roses en 1992, Bon Jovi en 1995, Def Leppard en 1997 o Metallica en 1999). Sin embargo, la banda británica tenía una deuda pendiente con sus fanáticos colombianos y decidió saldarla durante su gira Somewhere Back In Time World Tour.
“Iron Maiden tenía una fama y una reputación tan alta que la gente veía imposible que la banda viniera. Uno soñaba con algún día viajar al exterior para verlos. Era un sueño lejano, pero cuando anunciaron el concierto en noviembre de 2007, nadie lo podía creer. Fue un momento histórico sin precedentes. En ese momento, la banda ya llevaba 30 años de carrera, y mucha gente llevaba décadas esperando por verlos. Yo esperé 15 años, por ejemplo”, recordó Mauricio Durán, presidente de Iron Maiden Blood Brothers Colombia, para El Espectador.
Conseguir las boletas fue una odisea. Como recuerda Durán, los precios se anunciaron apenas días antes y todo colapsó. En internet, las entradas salieron justo dos minutos antes de la medianoche, un guiño a la legendaria canción de la banda, pero se agotaron muy rápido, y ni hablar de las filas interminables en los puntos de venta físicos.
La pasión llevó a extremos: algunos empeñaron la licuadora, otros sacrificaron el televisor, rompieron su alcancía e incluso vendieron sus instrumentos musicales para asegurarse un lugar en el concierto de sus vidas. Muchos, como Mauricio Durán, terminaron pagando tres veces más en reventa. Pero ¿qué importaba? Era Iron Maiden y valía cada peso.
“Tener a una banda como Iron Maiden fue muy especial en el 2008, porque les abrió a las grandes bandas de metal el espacio del Parque Simón Bolívar, que solo lo había usado Metallica. El metal era una cultura que había crecido mucho en Colombia y ese concierto abrió camino para un montón de conciertos más”, aseguró el periodista cultural Carlos Solano para este diario.
The Trooper
“Los aficionados querían ver a Iron Maiden. ¡Todos! Los que podían pagar boletas y los que no. Todos querían presenciar y vivir esa experiencia”, recordó el productor Julio Correal para El Espectador.
La expectativa por ver a Iron Maiden fue tan desbordante que muchos no dudaron en acampar una semana antes para asegurar un buen lugar. Los alrededores del parque, especialmente por la carrera 68 y la calle 63, se llenaron de chaquetas negras, carpas y hasta ollas.
“La gente estaba dispuesta a no perderse esa fiebre y algo que tiene Iron Maiden es que los fanáticos son una tribu muy firme. Entonces todo el mundo se conectaba allá a hablar todos con todos, y hacían turnos para reemplazar a los que tenían que ir a trabajar”, evocó Solano.
Fue tanta la fiebre que incluso Iron Maiden incluyó las imágenes de esa previa en el documental de su gira. Era el sueño dorado de miles. La banda nunca antes había visto algo igual, pero como dijo Dickison en ese documental: “No hacía falta mucho para que las cosas se descontrolaran”. Y así fue.
Alrededor de 50.000 personas esperaban por ver a Iron Maiden, pero hubo desorden y caos en los ingresos. Como recuerda Durán, abrieron las puertas tarde, muchos se intentaron colar y cuando empezaron a tocar, la gente se desesperó. ¡Rompan todo! La gente entró a la fuerza. Tumbó rejas, lonas y se metió por donde pudo. Otros infortunados se quedaron por fuera, aun teniendo boleta.
“Yo estaba parado en el PMU, que tenía una visual sobre el parque, y de repente yo vi la mano de gente que venía, o sea, venían fácilmente 3.000 personas caminando a meterse gratis al concierto. Y la verdad es que ahí, con toda la gente del PMU y las autoridades, vimos que no había nada que hacer, sino dejarlos entrar, ¿qué más se podía hacer? Fue algo bien complicado, hasta se llamó al ESMAD”, recordó Correal.
Pese al desorden, el concierto fue un éxito. Incluso, un grupo de personas recogieron fondos a través de redes sociales e hicieron una bandera gigante para la banda. Para la banda fue espectacular y recuerdan ese concierto como uno de los mejores de su carrera.
“Fue un éxito el concierto. Todo el mundo feliz, los artistas felices, Colombia feliz, los empresarios felices. Y todo salió bien. Lo normal del rock and roll. Fue simpático porque la siguiente vez que vino Iron Maiden, pues no fue tal locura, así desesperada. Pero en esta primera vez, sí, la verdad, estaban todos desesperados por sentir las vibraciones y la música de Iron Maiden golpeándole el cerebro”, aseguró Correal.
Wasted Years
Tras 13 años de ausencia, Iron Maiden regresa a Colombia para cumplir el sueño de una nueva generación y de fanáticos de otras regiones y países, atraídos por la pasión mostrada en el documental del primer concierto.
“El metal es una forma de expresión y de desahogo. Los artistas siempre están promoviendo la fraternidad. Las letras de Iron Maiden habla de historia universal, de literatura, de cine clásico. Es algo muy culto en ese sentido”, agregó Durán.
Además del show con Eddie the Head, fuegos artificiales y sorpresas, los Blood Brothers de Colombia ondearán 5.000 banderines de Gran Bretaña y Colombia en The Trooper, como solía hacer Dickinson.
“Es fantástico el regreso de la banda y la reacción del público, que agotó boletería en dos horas. Iron Maiden ya tiene puesta la vista en Colombia. Deben estar muy pendientes porque seguramente hoy van a anunciar algo muy importante, pues se viene la gira de despedida y sin duda van a incluir a Colombia. Eso será por allá en el año 2026, así que atentos, que va a suceder”, adelantó Correal.