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Vienen de distintos lugares, traen como único medio de defensa un acordeón, caja y guacharaca y un montón de canciones que expondrán en busca de la corona en infantil, juvenil y aficionado, muchas niñas y niños se enfrentan a sacarle las notas a su gigante instrumento, al tiempo que sus voces retumban la pedregosa, sitio escogido para sus eliminatorias y finales de ese reñido concurso.
Las niñas que actúan en el concurso de reina menor, sacan la experiencia que tienen ante su corta edad, para poner el toque ideal de como es que ellas tocan sus instrumentos. Los solos que hacen con su acordeón, caja y guacharaca las hace sentir la pasión que exponen en los ritmos de paseo, son, merengue y puya.
Los niños y niñas llegaron a ese escenario a cumplir con el llamado que todos los años el Festival de la Leyenda Vallenata propone y la única manera de ponerle el color y toque necesario es presentarse y mostrar el talento que se tiene. Unos están más aventajados, otros, hacen un mayor esfuerzo para no quedarse rezagados en la contienda vallenata.
Al final, de los doscientos o más concursantes, que reafirman que ese semillero va creciendo y que el presente de la música vallenata es inmenso.
Los ganadores alzan sus brazos victoriosos, los que no lograron el triunfo, saben que el otro año deben prepararse mejor.
Las niñas y niños, en medio del furor que encierra el Festival, saben que muchas de las conquistas de esa música, están en un futuro no muy lejano, en esos sueños que ellos tienen al tocar su acordeón, caja, guacharaca y cantar en sus voces infantiles, las canciones con mucho sabor vallenato.
*Escritor, periodista, compositor, productor musical y gestor cultural para que el vallenato tenga una Categoría en el Premio Grammy.