La Protesta y el origen de la salsa brava en Colombia
El trombonista cartagenero Oscar el “Gato” Urueta cuenta sus recuerdos de una orquesta pionera de la salsa: La Protesta de Colombia, donde iniciaron su carrera Joe Arroyo y otros inolvidables hace 50 años.
Andrea Barraza Cabana
El movimiento revolucionario de la salsa colombiana, la brava, la que explotó con frenesí y descontrol, nació con una bandada de muchachos de Cartagena y Barranquilla que rompieron el molde del músico vestido de blanco y bien puesto.
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El movimiento revolucionario de la salsa colombiana, la brava, la que explotó con frenesí y descontrol, nació con una bandada de muchachos de Cartagena y Barranquilla que rompieron el molde del músico vestido de blanco y bien puesto.
La Protesta de Colombia se formó a partir de un grupo de músicos de la orquesta de Michi Sarmiento y su Combo Bravo. Picados por la explosión de Richie Ray y Bobby Cruz, decidieron armar su grupo aparte con la idea de expresarse libremente y sin control.
Hoy, 50 años después, Oscar el Gato Urueta, trombonista cartagenero que hizo parte de la primera nómina de la orquesta, cuenta la historia de esta agrupación que se atrevió a vivir la música de otra manera.
A finales del año 70, el Gato estudiaba en el Colegio Santo Domingo, de Cartagena, donde compartía aula con Víctor el Nene del Real, pianista y director de la orquesta El Nene y sus Traviesos, fallecido en 2021, y Joe Arroyo, que por entonces ya había iniciado su carrera musical en los cabarés de Tesca. Le invitamos a leer: Homenaje a Nino Bravo: más allá del mar
Urueta se movía como aficionado en la escena musical de Cartagena y un día se coló en una caseta donde estaba tocando la orquesta venezolana Federico y su Combo Latino, quienes lo dejaron tocar el trombón. Así lo conoció Leandro Boiga y meses después lo invitó a formar parte de la orquesta que se iba a formar en Barranquilla.
Una mañana cualquiera, el Gato y Joe Arroyo salieron de sus casas rumbo al colegio, con los libros y todo, para no levantar sospechas, y se reunieron con los músicos en la terminal de Cartagena rumbo a Galapa, municipio aledaño a Barranquilla. Ahí, en una modesta casa que alquilaron para los músicos, empezaron a “protestar”.
Era una orquesta con base de trompetas, trombones, piano y percusión. La primera alineación estuvo conformada por Cástulo Boiga (en el timbal), su hermano Leonardo Boiga (piano), Mauricio Lombana y Neco Armarales (trompetas), Mauricio Fontalvo (piano), Charlie Pla (bongó), Raúl Salá (timbal), Oscar Urueta (trombón), Eber Castro y Joe Arroyo (voces).
Hacían música por pasión, porque era lo único que querían hacer en la vida. No buscaban plata ni para comer. Se presentaban en el escenario luciendo un afro, con los pantalones rotos y sin camisa ni zapatos, adoptando la moda hippie, pero también porque no tenían plata para vestirse.
Cuenta el Gato que para matar el hambre, Joe y él pedían fiado en la tienda un bollo de yuca y una panela, y con eso podían sostenerse un día entero. Cuenta además que años después, cuando estuvo en la orquesta La Verdad de Joe Arroyo, este le confesó que no podía ni ver un bollo de yuca.
Según narra el periodista Mauricio Silva Guzmán, la primera presentación la tuvieron en la avenida Colombia con carrera 53 en Barranquilla. Al finalizar la tanda la gente no dejaba de corear el nombre de la orquesta y a Joe lo sacaron en hombros como a un torero.
Su repertorio consistía en las canciones de La Sonora Ponceña, El Gran Combo de Puerto Rico, Richie Ray y Bobby Cruz. Las interpretaban con todo el sabor y el desenfreno que les permitía el cuerpo.
Ganaron popularidad inmediata y en 1972 los invitaron a grabar su primer disco. El Gato dice que se hizo de manera artesanal. No sabían de técnicas ni de calidad, solo querían tocar y gozársela. Con el Sello Antillano grabaron un sencillo de 45 rpm donde hicieron una versión de “Ah-ah / Oh-no”, de Willie Colón y Héctor Lavoe, y la versión salsa de la popular canción mexicana “La bamba”; ambas las cantó el Joe.
Más adelante, en 1974, grabaron con el mismo sello discográfico otro sencillo de 45 rpm donde Johnny Arzuza les da voz a los temas “El campesino” y “Yo también nado”.
Llegaron a ser la orquesta de los viernes en el Hotel El Prado, aunque para presentarse ante el encopetado público de la alta sociedad barranquillera tuvieron que doblar rodilla y vestirse de traje entero, zapato y corbata. Y los domingos sí se presentaban con toda su esencia en la caseta El Escorpión, en las playas de Puerto Colombia.
En 1975 la escena salsera colombiana se fortaleció con la aparición de Fruko y sus Tesos en Discos Fuentes. El sello discográfico CBS, para hacer contrapeso, grabó en Bogotá el primer larga duración de La Protesta, con el mismo nombre de la agrupación. Destacan los temas “Once rumberos”, “Nena” y “África”. Las voces estuvieron a cargo de Johnny Arzuza y Michi Boogaloo.
En 1976 grabaron su segundo y ultimo elepé, al que llamaron Con bastante sabor. Con este disco establecieron su imagen de rebeldes sin causa, pues en la carátula se ven vestidos con unos coloridos trajes, afro y zapatos de plataforma, lo mejor de la moda hippie que tuvo una acogida tardía en Colombia. En este álbum mezclaron la contundencia de la salsa y metieron ritmos de cumbia, haciendo un homenaje a sus raíces caribeñas.
La orquesta se radicó en Bogotá y con el tiempo cada uno de los músicos quiso buscar otros mares en sus respectivas carreras musicales. El bajista Leandro Boiga quedó encargado de la orquesta, pero nunca más hubo una nómina como la primera que viviera la salsa con ese sentir visceral de los primeros años y con el tiempo la orquesta se acabó.
El Gato recuerda estos años como los mejores de su vida. Aún 50 años después sigue buscando ese sentimiento de aventura y hermandad que le dieron los primeros años de su carrera. Sin embargo, se quedó con hacer música para vivir y no vivir de la música. Hoy con su propia orquesta Salsa 220 sigue haciendo música con el mismo sentir, pensando primero en el bailador.
*De la Fundación Color de Colombia.