Laura Maré y los “Amores prestados” que convirtió en canciones
Laura ve en la música una forma de hacer catarsis, de acompañar en esos momentos difíciles de la vida y el amor. Por eso, quiso apropiarse de las historias de sus mejores amigas y convertirlas en canciones que tituló con sus nombres.
Daniela Suárez Zuluaga
Daniela, Beatriz, María, Antonia e Isabela, las amigas más cercanas de Laura Maré, se convirtieron en canciones. Y no, las letras no son sobre su vida en general, sino más bien un relato que cuenta cómo todas vivieron historias de amor y desamor a su manera. Una narrativa que aborda desde la idealización de una persona, hasta los “casi algo”, las rupturas y la manifestación de un amor completo componen este proyecto musical titulado “Amores prestados”, que Laura construyó pensando en ser una compañía para todas las personas que estén atravesando situaciones similares.
Sus sonidos navegan entre el amplio mar del pop, pero esta vez, Laura quiso explorar otros ritmos latinos que escuchó mientras vivía en la costa junto a sus abuelos y que ahora componen este álbum. Vallenato, Bachata y otros géneros hacen parte de su creación. En entrevista con El Espectador, cuenta cómo fue el proceso creativo de “Amores prestados” y el significado personal y profesional que tiene para ella.
¿Cómo ha sido su travesía por el mundo de la música?
Creo que cuando uno habla de lo que ama, es inevitable no decir que se remonta a mucho tiempo atrás, es esa típica respuesta de “yo canto desde chiquita”, y es verdad. El canto es algo que me ha acompañado desde siempre y pensando en eso recordé la razón real por la que escogí el nombre artístico Laura Maré, y es que la música siempre ha sido un espacio muy íntimo para mí, sentía que me acompañaba en momentos que nadie más podía. Cuando vivía en la costa me iba solo con mi abuela al mar a cantar ahí, porque no me daba tanta pena, sentía que el mar abrazaba los sonidos de mi voz y no me iba a juzgar, por eso el “Maré”, porque el mar era mi lugar seguro. Fue muy lindo el momento en el que me di cuenta de que el arte sí puede ser un proyecto de vida, y algo más establecido como la ciencia política o el derecho, puede ser un hobby.
“Amores prestados” es un EP que recopila historias contadas por sus amigas y usted las convierte en canciones, ¿cómo fue ese proceso de composición?
Cada canción tiene un nombre de una amiga mía por una razón y mi fin siempre ha sido el mismo: desde lo que soy, y con el privilegio que tengo de ser mujer, hacer algo para que nuestras voces sean escuchadas en más espacios. Cuando decidí hacer esto por medio de la música, mis amigas más cercanas me acompañaron en este proceso que fue muy orgánico, nunca fue algo exigido y decidí lanzarme a hacerlo así porque creo que he estado transitando con ellas muchas de estas historias que se fueron cerrando, o tomaron otro rumbo. Había momentos entre amigas donde alguna empezaba a contar lo que le estaba pasando y yo grababa la historia, ellas generosamente accedieron a que así fuera. Pasó también algo muy lindo y es que en cada género musical que tienen estas canciones encontré a una amiga mía, quería que cada sencillo contara su historia, tuviera su nombre y sonara a ella. Encontré mi fuente de inspiración en lo cotidiano.
Háblenos un poco más sobre la exploración de sonidos de este EP...
A los artistas casi siempre nos piden encasillarnos en algo, y cuando me preguntan qué genero canto pienso en el pop porque crecí escuchándolo, pero como estuve tanto tiempo en la costa con mis abuelos escuché mucha cumbia, porro, boleros y flamenco... de ahí siento que surgió mi inquietud por mostrar que todas las mujeres somos diversas, pero hay muchas cosas que nos unen. Quise hacer una exploración en este EP, que se va a volver un álbum, de ritmos latinos en general.
Entre todas estas canciones que componen “Amores prestados”, ¿hay alguna en particular que sea más especial? ¿por qué?
Mi amiga Beatriz me hizo caer en cuenta que en cada una de las canciones que escribí de mis amigas encontré un pedacito de mí, de algo que había vivido, alguna frase que resuena con algo que a mí sí me ha pasado aunque fueran amores prestados. La canción de “Antonia” la escribí en un momento muy parecido al que estaba viviendo ella, y además de ser mi amiga del alma, me ha enseñado que la compañía es una forma muy grande de hacer algo por los demás, ha resignificado en mí el hecho de que para aportarle algo a nuestro país hay que hacer cosas enormes y extraordinarias... no es así, tener a alguien cerca que te escuche y te entienda hace un impacto enorme, porque uno no se siente tan solo en un mundo lleno de tanto ruido. Diría que “Antonia” significa mucho para mí por eso. Confieso que soy una persona que idealiza mucho las situaciones, el amor y las personas... escribir esta canción fue también hacer las paces con ese pedacito de mí que tiene que aceptar que a veces las cosas no son como yo quiero, y está bien... las primeras veces que la cantaba, lloraba.
¿La gente se siente identificada con sus letras?
Esa fue la razón por la que escribí estas canciones. Yo decía que, más allá de contar estas historias, este proyecto tenía un propósito más grande y es acompañar a más gente, no solo a mí. Me parece lindo porque todos en la vida atravesamos esas situaciones y tenemos que transitar emociones, uno no tiene que pelear con eso, ni tratar de entenderlo, pero hacerlo acompañado alivia un poquito el corazón. Hace poco recibí un mensaje que decía “siento que soy una amiga tuya, y todas al mismo tiempo”, me pareció increíble porque uno se siente abrazado.
Daniela, Beatriz, María, Antonia e Isabela, las amigas más cercanas de Laura Maré, se convirtieron en canciones. Y no, las letras no son sobre su vida en general, sino más bien un relato que cuenta cómo todas vivieron historias de amor y desamor a su manera. Una narrativa que aborda desde la idealización de una persona, hasta los “casi algo”, las rupturas y la manifestación de un amor completo componen este proyecto musical titulado “Amores prestados”, que Laura construyó pensando en ser una compañía para todas las personas que estén atravesando situaciones similares.
Sus sonidos navegan entre el amplio mar del pop, pero esta vez, Laura quiso explorar otros ritmos latinos que escuchó mientras vivía en la costa junto a sus abuelos y que ahora componen este álbum. Vallenato, Bachata y otros géneros hacen parte de su creación. En entrevista con El Espectador, cuenta cómo fue el proceso creativo de “Amores prestados” y el significado personal y profesional que tiene para ella.
¿Cómo ha sido su travesía por el mundo de la música?
Creo que cuando uno habla de lo que ama, es inevitable no decir que se remonta a mucho tiempo atrás, es esa típica respuesta de “yo canto desde chiquita”, y es verdad. El canto es algo que me ha acompañado desde siempre y pensando en eso recordé la razón real por la que escogí el nombre artístico Laura Maré, y es que la música siempre ha sido un espacio muy íntimo para mí, sentía que me acompañaba en momentos que nadie más podía. Cuando vivía en la costa me iba solo con mi abuela al mar a cantar ahí, porque no me daba tanta pena, sentía que el mar abrazaba los sonidos de mi voz y no me iba a juzgar, por eso el “Maré”, porque el mar era mi lugar seguro. Fue muy lindo el momento en el que me di cuenta de que el arte sí puede ser un proyecto de vida, y algo más establecido como la ciencia política o el derecho, puede ser un hobby.
“Amores prestados” es un EP que recopila historias contadas por sus amigas y usted las convierte en canciones, ¿cómo fue ese proceso de composición?
Cada canción tiene un nombre de una amiga mía por una razón y mi fin siempre ha sido el mismo: desde lo que soy, y con el privilegio que tengo de ser mujer, hacer algo para que nuestras voces sean escuchadas en más espacios. Cuando decidí hacer esto por medio de la música, mis amigas más cercanas me acompañaron en este proceso que fue muy orgánico, nunca fue algo exigido y decidí lanzarme a hacerlo así porque creo que he estado transitando con ellas muchas de estas historias que se fueron cerrando, o tomaron otro rumbo. Había momentos entre amigas donde alguna empezaba a contar lo que le estaba pasando y yo grababa la historia, ellas generosamente accedieron a que así fuera. Pasó también algo muy lindo y es que en cada género musical que tienen estas canciones encontré a una amiga mía, quería que cada sencillo contara su historia, tuviera su nombre y sonara a ella. Encontré mi fuente de inspiración en lo cotidiano.
Háblenos un poco más sobre la exploración de sonidos de este EP...
A los artistas casi siempre nos piden encasillarnos en algo, y cuando me preguntan qué genero canto pienso en el pop porque crecí escuchándolo, pero como estuve tanto tiempo en la costa con mis abuelos escuché mucha cumbia, porro, boleros y flamenco... de ahí siento que surgió mi inquietud por mostrar que todas las mujeres somos diversas, pero hay muchas cosas que nos unen. Quise hacer una exploración en este EP, que se va a volver un álbum, de ritmos latinos en general.
Entre todas estas canciones que componen “Amores prestados”, ¿hay alguna en particular que sea más especial? ¿por qué?
Mi amiga Beatriz me hizo caer en cuenta que en cada una de las canciones que escribí de mis amigas encontré un pedacito de mí, de algo que había vivido, alguna frase que resuena con algo que a mí sí me ha pasado aunque fueran amores prestados. La canción de “Antonia” la escribí en un momento muy parecido al que estaba viviendo ella, y además de ser mi amiga del alma, me ha enseñado que la compañía es una forma muy grande de hacer algo por los demás, ha resignificado en mí el hecho de que para aportarle algo a nuestro país hay que hacer cosas enormes y extraordinarias... no es así, tener a alguien cerca que te escuche y te entienda hace un impacto enorme, porque uno no se siente tan solo en un mundo lleno de tanto ruido. Diría que “Antonia” significa mucho para mí por eso. Confieso que soy una persona que idealiza mucho las situaciones, el amor y las personas... escribir esta canción fue también hacer las paces con ese pedacito de mí que tiene que aceptar que a veces las cosas no son como yo quiero, y está bien... las primeras veces que la cantaba, lloraba.
¿La gente se siente identificada con sus letras?
Esa fue la razón por la que escribí estas canciones. Yo decía que, más allá de contar estas historias, este proyecto tenía un propósito más grande y es acompañar a más gente, no solo a mí. Me parece lindo porque todos en la vida atravesamos esas situaciones y tenemos que transitar emociones, uno no tiene que pelear con eso, ni tratar de entenderlo, pero hacerlo acompañado alivia un poquito el corazón. Hace poco recibí un mensaje que decía “siento que soy una amiga tuya, y todas al mismo tiempo”, me pareció increíble porque uno se siente abrazado.