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De melena a la cintura, frenillos y vestimenta holgada, Lela se despoja de la timidez cada vez que sube a una tarima o graba un videoclip. Se transforma en una cantante arrojada que rapea sobre la migración, su pasión por la música y temas adolescentes que seducen a más de 300.000 fans en redes sociales.
“Lo importante en algunas canciones es el contenido más que todo (...) Que la persona sienta, se identifique con la letra”, dice.
Pero el camino al éxito fue espinoso. A los seis años y con el duelo de su abuela a cuestas, migró con su familia en bus desde Caracas, como muchos de los tres millones de venezolanos que llegaron a Colombia huyendo del colapso económico.
Hoy sus videos caseros de freestyle e interpretaciones reciben “me gusta” de Ana Tijoux, icónica rapera chilena. También ha compartido escenario con Apache, leyenda del hip-hop venezolano. La recompensa más reciente llegó en diciembre de 2023, cuando la joven promesa firmó un contrato con un reconocido sello discográfico que por ahora prefiere mantener bajo reserva. Pero sus primeras canciones son la memoria de tiempos menos venturosos:
“No se imagina las adversidades que he pasado/los obstáculos que en el camino me he tropezado (…) decidí migrar con el propósito de un mejor futuro/ pero se me han cerrado puertas en el camino/ colocado muros”, cantaba hace unos años en los buses junto a su padrastro Jesús Sanz, de 32 años, a quien considera su padre.
Incendio
Los hermanos Gabriel y Gabriela Brito comparten no solo su nombre y un vínculo familiar. Las cicatrices de sus brazos recuerdan el día en que una explosión en 2017 casi los mata. Su abuela falleció por las llamas del incendio que generó una fuga de gas.
“El superhéroe Gabriel”, entonces de 8 años, se lanzó sobre su hermana de 6 para protegerla de las llamas, relata la madre Hayleén Volcán. Los niños fueron tratados por quemaduras graves. Gabriel estuvo hospitalizado varios meses y pasó seis días en terapia intensiva. “Es un milagro de vida”, dice su madre.
Con la muerte de su abuela, los niños se quedaron solos en Venezuela. Eso los obligó a reunirse con su madre, que había migrado a Colombia unos meses antes.
Hoy Gabriel tiene 15 años y acompaña a Lela en el escenario. Aunque es tímido, está aprendiendo a usar la tornamesa y es el DJ de su hermana. “Tener esta marca (sus cicatrices) me da dicha. Con ella llegamos donde estamos ahorita”, asegura el adolescente.
“Lela” es un nombre artístico inspirado en el hermano que le salvó la vida. Cuando era pequeño se le dificultaba pronunciar Gabriela, le decía “Lela” como ahora la aclaman decenas de fans antes de un concierto para pedir autógrafos y selfis.
Del bus a la tarima
Mientras Lela y Gabriel ensayan, sus dos hermanos de 5 y 3 años juegan y revolotean por el pequeño departamento en el sur de Bogotá, donde viven con sus padres.
En la sala, Hayleén Volcán confecciona pequeños moños de colores que vende a un negocio, en un país donde la informalidad laboral afecta a 82 % de los migrantes venezolanos.
Cuando llegó a Colombia “fueron meses de vender café, de vender en un semáforo, de vender agua, de vender maní”, dice la madre de 35 años.
Al comienzo Lela se preguntaba: “¿Yo qué hago aquí? Yo me quiero ir a mi casa”. Luego recordaba el incendio y se daba ánimo: “Tenemos que estar aquí (...), luchar aquí”.
Hasta que un día, junto a su padre Jesús Sanz, que rapeaba en los buses de Bogotá para llevar dinero a casa, decidió “quitarle el micrófono y ahí comenzó todo”, recuerda. Tenía ocho años, alguien la grabó y se hizo viral con una canción compuesta por su padre sobre el drama de la migración.
La interpretación llegó a oídos del productor Jairo Peñaranda, conocido como Mctematico en el mundo del hip-hop. Se convirtió en mánager de Lela, profesionalizó sus habilidades y encaminó su carrera artística.
Puso una única condición: que Gabriela y su hermano mayor regresaran al colegio y tuvieran acompañamiento psicológico. La falta de escolaridad afecta a un 29,7 % de niños venezolanos en Colombia, según la autoridad estadística.
Poco a poco aprendió técnica vocal, modulación y desenvolvimiento en el escenario. En 2021 lanzaron su primer tema.
Antes de salir al escenario, Lela hace estiramientos y ejercicios de vocalización. Parece nerviosa, pero en el escenario es otra.
“Soy una persona que no habla”, pero “después de la primera canción es como que me perdieron, con mi actitud me disfruto el show”, dice y lanza una tímida sonrisa.