Lo que se aprende divirtiéndose, jamás se olvida
La música debería estar ayudada por las palabras, la audiencia debe tener las herramientas para entenderla, así que si se explican algunos conceptos sobre ella, las personas comenzarán a abrir sus ojos. Entender los hará felices.
Pedro Mendoza y Adriana Rueda
En la Ciudad Amurallada, aún se habla del pasado “Cartagena Festival de Música”, que logró en 26 conciertos que más de 11 mil asistentes tuviesen un encuentro, durante nueve días, con la música que se creó en los países de Europa del este durante el siglo XIX. Las cifras hablan de 174 artistas invitados, 85 instrumentos y ocho conciertos gratuitos.
(Lea también: El Festival Centro: cuatro días de sonidos diversos)
Adriana Marcela Rueda Rodelo, estudiante de licenciatura en la Universidad de Cartagena, durante los días del festival, estuvo presente en los conversatorios con el musicólogo italiano Giovanni Bietti.
“Comencé a pensar que la música debería estar ayudada por las palabras, la audiencia debe tener las herramientas para entender algo, así que si tú les explicas algunos conceptos, las personas comenzarán a abrir sus ojos. Entender los hará felices”, comenta el compositor, pianista y musicólogo a El Espectador.
Adriana, quien está próxima a terminar sus estudios superiores en licenciatura, comenta que Bietti, quien es dueño de su propio programa radial en Italia, tuvo un gran interés en hablar de la música a los estudiantes como ella y a las personas que se sentían atraídas por el tema. “Lo que uno aprende divirtiéndose jamás se olvida”.
“(Bietti) estuvo cada día dándonos un breve resumen, características clave para disfrutar de los diferentes conciertos traídos de la folclórica y entremezclada Europa occidental del siglo XIX”, añadió Adriana, quien también tuvo la oportunidad de entrevistar al compositor durante su estadía en Cartagena.
(Le recomendamos: La música que sonará a todo volumen en los premios Óscar 2023)
Durante seis años, usted le ha estado enseñando a los asistentes del Festival de Música de Cartagena sobre composición, ¿cómo se prepara para esto?
Cuando recibo el programa del concepto general del festival, lo estudio día tras día, busco las piezas, preparó un discurso, y es imposible resumir todo eso en solo 45 minutos. Así, que tengo que tomar algunas decisiones, escoger puntualmente de qué hablar y qué parte específica de la composición voy a explicar.
Usted tiene un programa en la radio italiana donde habla sobre la música, “Lezioni di Musica”, ¿cuál es la diferencia frente a un conversatorio?
El programa se desarrolla de la misma manera que en estos eventos. Comienzo con el piano y tomo una composición musical donde hablo de ella por media hora; es similar a la temática que tenemos en este espacio, la diferencia está en que aquí tienes interacción con el público directamente.
En la radio, estoy solo con el piano, así que es algo complejo, ya que debo buscar la manera de que sea un programa interesante y al mismo tiempo, lograr que todo el mundo que me escuche me entienda, teniendo o no conocimientos previos.
¿Cree que hay una diferencia entre informar y educar?
Las personas se acercan a mi programa con una finalidad de estar informados, pero de igual manera, yo intento sembrar una semilla para que ellos mismos la hagan crecer; mi objetivo también es darles motivación para que cada uno continúe aprendiendo sobre la música.
Hablar en estos conversatorios también es sembrar todas las semillas posibles para que puedan crecer, y el trabajo de un profesor es acompañarla mientras florece, un trabajo demandante que vale la pena.
(Le recomendamos: Justin Bieber vende los derechos de sus canciones por 200 millones de dólares)
Para mí, la parte más importante es provocar las emociones, mi trabajo es estimular ese sentido.
¿Se llamaría a usted mismo profesor?
No, realmente, porque en la enseñanza hay que tomarse el tiempo para explicarle más detalladamente a la otra persona lo que le quieres enseñar, mientras que en estos espacios, no hay el espacio para hacerlo y, por otro lado, la persona viene con la mentalidad de que se supone que tiene que aprender algo aquí.
¿Cómo comenzó su interés en explicar y educar?
Siempre me ha gustado hablar de música, pero para ser más específicos, cuando tenía 19 años, recuerdo que en algún momento tocamos una pieza muy hermosa, y el público no entendía qué estábamos haciendo, su contenido, y eso se debía a que a lo mejor, tenían información fragmentada.
¿Qué opina sobre los conversatorios de entrada libre?
En estos momentos, los precios en Colombia no son muy económicos que digamos, y no todo el mundo puede pagar la entrada a un concierto; apoyo esta idea que tuvo el festival de tener los conversatorios gratuitos porque cualquier persona podía ingresar, aprender un poco de lo que hablamos aquí y luego escuchar estas piezas en Spotify.
Lo curioso de esto, es que las personas que tienen un interés genuino en este tipo de música aprovechan la oportunidad y eso me hace feliz, ver como los jóvenes no se sienten forzados sino que vienen por su propia cuenta, se sientan y escuchan con interés. Una buena decisión.
(Le puede interesar: Panic! At The Disco se separa, ¿cuáles son las razones del final de la banda?)
¿Cuáles cree que son las similitudes o diferencias entre el público europeo y el colombiano?
La mayor diferencia que veo es la edad, Colombia es un país más joven que Italia, eso significa que aquí hay un gran potencial, pero, también hay muchas personas que no conocen algunos conceptos que en Europa sí, aunque eso no significa un impedimento.
En Colombia, se puede hacer un balance entre los contenidos profundos y las emociones a flor de piel; al tener un público que es generalmente más joven, esto los hace más entusiastas y me persiguen para tomarnos una selfie. Es algo muy estimulante y creo que es genial.
En estos años, ¿cómo ha visto el progreso de los asistentes al festival?
Es algo difícil lograr captarlo porque yo vengo a sembrar la semilla, pero no la riego ni la cuido, no hay un trabajo constante de día a día, sino que aparezco una vez al años. Con mi trabajo en la radio, por ejemplo, las personas que escuchan el programa semanalmente van aprendiendo poco a poco sobre vocabulario, tecnicismos y así mismo van desarrollando sus propias idea para compartir el conocimiento.
Cuando comencé con este programa en la cadena de radio italiana, usaba un lenguaje sencillo y poco técnico para que las personas comprendieran de qué les estaba hablando; ahora, después de 10 años al aire, puedo hablarles como si fueran colegas y sé que me entenderían perfectamente porque he regado y cuidado esa semilla.
(Lea también: Taylor Swift de tour por Latinoamérica, pero ¿sin Colombia dentro de la lista?)
Todo es un proceso y debería haber algo por ese estilo en Colombia, sé que lo están intentando y están haciendo planes para hacer el festival de Cartagena más didáctico. Eso es maravilloso.
¿Cómo encuentra en el arte las nuevas tecnologías?
Sé que no podemos escaparnos de la globalización, de la economía mundial, de la política, solo hay que aprender a manejar las posibilidades, así que, a palabras de hoy, el nacionalismo estricto y las políticas no están diseñadas para ganar, pero, el arte está para representar el mundo. Mi mayor consejo es decirle a los artistas que vayan más allá de lo que conocen.
Adriana le agradece Giovanni Bietti por su tiempo, ambos sonríen y acuerdan una próxima clase en 2024, le dice que en esta Cartagena los jóvenes seguirán escuchando a los protagonistas del Festival de Música, Chopin, Mussorgsky, Liszt, Bartók, o Dvorak, como también una champeta en la playa del mar Caribe.
En la Ciudad Amurallada, aún se habla del pasado “Cartagena Festival de Música”, que logró en 26 conciertos que más de 11 mil asistentes tuviesen un encuentro, durante nueve días, con la música que se creó en los países de Europa del este durante el siglo XIX. Las cifras hablan de 174 artistas invitados, 85 instrumentos y ocho conciertos gratuitos.
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Adriana Marcela Rueda Rodelo, estudiante de licenciatura en la Universidad de Cartagena, durante los días del festival, estuvo presente en los conversatorios con el musicólogo italiano Giovanni Bietti.
“Comencé a pensar que la música debería estar ayudada por las palabras, la audiencia debe tener las herramientas para entender algo, así que si tú les explicas algunos conceptos, las personas comenzarán a abrir sus ojos. Entender los hará felices”, comenta el compositor, pianista y musicólogo a El Espectador.
Adriana, quien está próxima a terminar sus estudios superiores en licenciatura, comenta que Bietti, quien es dueño de su propio programa radial en Italia, tuvo un gran interés en hablar de la música a los estudiantes como ella y a las personas que se sentían atraídas por el tema. “Lo que uno aprende divirtiéndose jamás se olvida”.
“(Bietti) estuvo cada día dándonos un breve resumen, características clave para disfrutar de los diferentes conciertos traídos de la folclórica y entremezclada Europa occidental del siglo XIX”, añadió Adriana, quien también tuvo la oportunidad de entrevistar al compositor durante su estadía en Cartagena.
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Durante seis años, usted le ha estado enseñando a los asistentes del Festival de Música de Cartagena sobre composición, ¿cómo se prepara para esto?
Cuando recibo el programa del concepto general del festival, lo estudio día tras día, busco las piezas, preparó un discurso, y es imposible resumir todo eso en solo 45 minutos. Así, que tengo que tomar algunas decisiones, escoger puntualmente de qué hablar y qué parte específica de la composición voy a explicar.
Usted tiene un programa en la radio italiana donde habla sobre la música, “Lezioni di Musica”, ¿cuál es la diferencia frente a un conversatorio?
El programa se desarrolla de la misma manera que en estos eventos. Comienzo con el piano y tomo una composición musical donde hablo de ella por media hora; es similar a la temática que tenemos en este espacio, la diferencia está en que aquí tienes interacción con el público directamente.
En la radio, estoy solo con el piano, así que es algo complejo, ya que debo buscar la manera de que sea un programa interesante y al mismo tiempo, lograr que todo el mundo que me escuche me entienda, teniendo o no conocimientos previos.
¿Cree que hay una diferencia entre informar y educar?
Las personas se acercan a mi programa con una finalidad de estar informados, pero de igual manera, yo intento sembrar una semilla para que ellos mismos la hagan crecer; mi objetivo también es darles motivación para que cada uno continúe aprendiendo sobre la música.
Hablar en estos conversatorios también es sembrar todas las semillas posibles para que puedan crecer, y el trabajo de un profesor es acompañarla mientras florece, un trabajo demandante que vale la pena.
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Para mí, la parte más importante es provocar las emociones, mi trabajo es estimular ese sentido.
¿Se llamaría a usted mismo profesor?
No, realmente, porque en la enseñanza hay que tomarse el tiempo para explicarle más detalladamente a la otra persona lo que le quieres enseñar, mientras que en estos espacios, no hay el espacio para hacerlo y, por otro lado, la persona viene con la mentalidad de que se supone que tiene que aprender algo aquí.
¿Cómo comenzó su interés en explicar y educar?
Siempre me ha gustado hablar de música, pero para ser más específicos, cuando tenía 19 años, recuerdo que en algún momento tocamos una pieza muy hermosa, y el público no entendía qué estábamos haciendo, su contenido, y eso se debía a que a lo mejor, tenían información fragmentada.
¿Qué opina sobre los conversatorios de entrada libre?
En estos momentos, los precios en Colombia no son muy económicos que digamos, y no todo el mundo puede pagar la entrada a un concierto; apoyo esta idea que tuvo el festival de tener los conversatorios gratuitos porque cualquier persona podía ingresar, aprender un poco de lo que hablamos aquí y luego escuchar estas piezas en Spotify.
Lo curioso de esto, es que las personas que tienen un interés genuino en este tipo de música aprovechan la oportunidad y eso me hace feliz, ver como los jóvenes no se sienten forzados sino que vienen por su propia cuenta, se sientan y escuchan con interés. Una buena decisión.
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¿Cuáles cree que son las similitudes o diferencias entre el público europeo y el colombiano?
La mayor diferencia que veo es la edad, Colombia es un país más joven que Italia, eso significa que aquí hay un gran potencial, pero, también hay muchas personas que no conocen algunos conceptos que en Europa sí, aunque eso no significa un impedimento.
En Colombia, se puede hacer un balance entre los contenidos profundos y las emociones a flor de piel; al tener un público que es generalmente más joven, esto los hace más entusiastas y me persiguen para tomarnos una selfie. Es algo muy estimulante y creo que es genial.
En estos años, ¿cómo ha visto el progreso de los asistentes al festival?
Es algo difícil lograr captarlo porque yo vengo a sembrar la semilla, pero no la riego ni la cuido, no hay un trabajo constante de día a día, sino que aparezco una vez al años. Con mi trabajo en la radio, por ejemplo, las personas que escuchan el programa semanalmente van aprendiendo poco a poco sobre vocabulario, tecnicismos y así mismo van desarrollando sus propias idea para compartir el conocimiento.
Cuando comencé con este programa en la cadena de radio italiana, usaba un lenguaje sencillo y poco técnico para que las personas comprendieran de qué les estaba hablando; ahora, después de 10 años al aire, puedo hablarles como si fueran colegas y sé que me entenderían perfectamente porque he regado y cuidado esa semilla.
(Lea también: Taylor Swift de tour por Latinoamérica, pero ¿sin Colombia dentro de la lista?)
Todo es un proceso y debería haber algo por ese estilo en Colombia, sé que lo están intentando y están haciendo planes para hacer el festival de Cartagena más didáctico. Eso es maravilloso.
¿Cómo encuentra en el arte las nuevas tecnologías?
Sé que no podemos escaparnos de la globalización, de la economía mundial, de la política, solo hay que aprender a manejar las posibilidades, así que, a palabras de hoy, el nacionalismo estricto y las políticas no están diseñadas para ganar, pero, el arte está para representar el mundo. Mi mayor consejo es decirle a los artistas que vayan más allá de lo que conocen.
Adriana le agradece Giovanni Bietti por su tiempo, ambos sonríen y acuerdan una próxima clase en 2024, le dice que en esta Cartagena los jóvenes seguirán escuchando a los protagonistas del Festival de Música, Chopin, Mussorgsky, Liszt, Bartók, o Dvorak, como también una champeta en la playa del mar Caribe.