Los Auténticos Decadentes en Rock al Parque: un ADN latinoamericano
La legendaria banda argentina habló con El Espectador sobre su reciente trilogía de discos y lo que será su presentación en el cierre del festival de rock más grande del continente.
Kevin Stiven Ramírez Quintero
Hugo Santiago Caro
La primera vez que vinieron a Rock al Parque fue en 1996, la segunda edición del festival. El concierto era en la Media Torta, donde no cabía un alma más. Estaban emocionados y, sobre todo, ansiosos por tocar Corazón, su mayor éxito en Argentina en ese momento. “Estamos en Colombia, tenemos que tocar una cumbia”, pensaron mientras preparaban el show.
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La primera vez que vinieron a Rock al Parque fue en 1996, la segunda edición del festival. El concierto era en la Media Torta, donde no cabía un alma más. Estaban emocionados y, sobre todo, ansiosos por tocar Corazón, su mayor éxito en Argentina en ese momento. “Estamos en Colombia, tenemos que tocar una cumbia”, pensaron mientras preparaban el show.
Sin embargo, tan pronto sonaron las percusiones inspiradas en los grupos populares de la discográfica Discos Fuentes se encontraron con los chiflidos de unos mechudos que querían puro hard rock.
¡Los cargaban! Habían pasado tres años, pero el público bogotano todavía sacaba pecho por la goleada de la selección colombiana a Argentina. “5-0″, gritaba la gente, mientras levantaban sus manos con los cinco dedos abiertos al cielo.
“Luego, en 2004, en los 10 años del festival, tuvimos nuestra revancha en el Simón Bolívar y nos fue bien. Ahí fue donde la gente nos conoció. Si la gente conoce a los Decadentes en Colombia es gracias a Rock al Parque”, dijo Gastón Bernardou a El Espectador. El percusionista y uno de los fundadores del grupo sufrió para contener la risa al recordar las primeras veces de la banda en Bogotá.
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Los Auténticos Decadentes han sido los testigos y los responsables de una gran parte de la alegría y de la identidad de la música latinoamericana. Sanaron las heridas que dejó la dictadura en su país y trascendieron las generaciones, los estratos sociales, las fronteras y los espacios. Sus canciones han sido coreadas por los enamorados, por los despechados, por los que ya no quieren ser adultos, por los que no quieren ni trabajar ni estudiar y hasta por las hinchadas de fútbol.
Conservan la esencia de un “niño perpetuo”, pese a tener cincuenta y pico de años, y llevan con orgullo el legado de que no hay que ser el más virtuoso para hacer buena música. En sus 37 años de vida artística no solo han honrado su carrera que nació como una amistad de barrio en el Colegio Nacional San Martín, en Buenos Aires, en 1986, sino que también han destacado la genialidad de decenas de músicos que han hecho grande a nuestra cordillera latinoamericana.
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En su reciente trilogía de discos, llamado ADN, precisamente hacen un homenaje a aquellas bandas que marcaron su niñez o la de sus viejos, pero que ellos heredaron. En 24 canciones, compuestas durante la pandemia, los Decadentes invitaron a amigos como Natalia Lafourcade, Andrés Calamaro, Diego Verdaguer, Andrea Echeverri o Systema Solar para reversionar temas desde Sandro y Luis Alberto Spinetta hasta Bronco y Los Tigres del Norte, e incluso The Cure.
“El proceso creativo de la trilogía fue hermoso. Cada uno iba tirando títulos y canciones, y nos moríamos de risa con las propuestas de cada uno. Al final resultó ser lo que realmente somos. Reflejando las influencias que tuvimos de niños y nuestro recorrido desde Tierra del Fuego, en Argentina, hasta el Río Bravo, en México, y más allá. Estos álbumes nos identifican a través de nuestros momentos musicales a lo largo de la vida”, dijo Mariano Franceschelli, baterista de la agrupación, para este periódico.
Dentro de ese genoma decadente se encuentra la esencia de cada país, pueblo y ciudad que visitan. Esa calidez, amabilidad y buena onda que la gente les da en cada rincón de Latinoamérica ellos las devuelven con música. “Es una conexión especial que nos hace sentir que estamos en casa, que compartimos una misma identidad y que la música nos une en un lenguaje universal de emociones y pasiones compartidas”, afirmó Franceschelli.
Esas pasiones también han desbordado en las hinchadas del continente, como las de Millonarios y Santa Fe, las cuales reversionan sus canciones y las corean en los estadios manteniéndolas vivas. “Es una sensación placentera, y parece que la canción deja de ser solo nuestra. La música se convierte en algo de la gente”, afirmó el baterista argentino.
Rock al Parque 2023
Los Auténticos Decadentes serán los encargados de cerrar la vigésima séptima edición del festival gratuito de rock más grande de Latinoamérica.
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“Estamos muy emocionados de volver. Vamos a hacer un show con todos los clásicos para llevar a cabo una gran fiesta. Es un honor que nos hayan invitado una vez más. Amamos Colombia y siempre queremos volver”, señaló Bernardou.
El concierto, que empezará a las 9:05 p.m. en el escenario Plaza, contará con sorpresas como la colombiana Érika Gordom, quien recientemente lanzó Cumbia poder, con Gastón. ¿Subirán a Julieta Venegas para cantar No Me Importa el Dinero? Hay que verlo.
Édgar Herrera, el más auténtico de sus seguidores en Colombia
Édgar Herrera es el seguidor número uno en el país de los Decadentes. Tiene más clara la fecha en la que empezó a acompañar a la banda (1996) que su propia edad -ronda entre los 45 años-. Los lleva en sus recuerdos, en sus palabras y en su piel a través de tatuajes en realismo y en un estilo de caricatura como Los Simpson.
Su locura lleva más de 25 años, en los que ha acompañado a la banda a países como Argentina, México y Estados Unidos. “Soy el fan número uno, me hice deportar”, asegura mientras recuerda su viaje a Norteamérica para estar con la banda el año pasado, en su celebración de 36 años. Herrera, según él, viajó en avión hasta La Paz en México, y luego de muchas horas en bus llegó a la frontera, en donde logró pasar con la ayuda de un coyote para ver a la banda en Orlando, Florida. Después de eso fue deportado para “ahorrarse la devuelta”.
Herrera quiere gozar mañana en Rock al Parque y agradece al festival por reconocer los distintos estilos que tiene el género.