Los caminos de Omar Geles, un juglar de nuestro tiempo
Al músico, durante cuatro décadas, le grabaron por lo menos un éxito anual. Todo cantante vallenato con reconocimiento grabó al menos un tema suyo. Visitó los pueblos más recónditos con sus composiciones, cantó, tocó el acordeón y, como cualquier juglar vallenato, no supo que se convertiría en uno de esta época.
Alberto González Martínez
Desde 1986 no hay un año en que a Omar Geles no le hayan grabado un éxito. Han sido más de cuarenta años y cuatro generaciones de músicos vallenatos los que han pegado sus letras en la radio, en YouTube o hasta en TikTok. Tenía la varita mágica para componer un ‘palo’. El pasado martes la muerte le llegó por sorpresa a los 57 años.
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Desde 1986 no hay un año en que a Omar Geles no le hayan grabado un éxito. Han sido más de cuarenta años y cuatro generaciones de músicos vallenatos los que han pegado sus letras en la radio, en YouTube o hasta en TikTok. Tenía la varita mágica para componer un ‘palo’. El pasado martes la muerte le llegó por sorpresa a los 57 años.
A la clínica ingresó sin signos vitales, dicen los reportes y los médicos. Uno de sus acompañantes que lo trasladaba, sintió que en el camino pujó con la misma fuerza con la que se hace un revés en tenis. Era su deporte favorito y del que conservaba una raqueta de Rafael Nadal, que adquirió en un viaje a España. En la cancha del Club Campestre de Valledupar, cayó de repente tras pegar un grito. No era el de un revés.
En una esquina de Valledupar sonaba al menos una de las mil canciones que dijo que le habían grabado. Al mismo tiempo, la noticia de su muerte se regó como chisme. La canción seguía sonando y seguirá sonando. Algunos pensaron que era un invento más. No lo fue.
Cada vez se amontonaban más personas a las afueras de la clínica. Parecían brotar de las calles, andenes, cunetas y huecos. Se envolvían con el murmullo, el llanto y la música que no bajaría su volumen hasta ver salir el cuerpo. Cada vez aparecía más gente de calles y callejones en una caravana por la ciudad. Una ciudad que derrama lágrimas de whisky por sus poetas muertos.
Omar Geles fue uno de ellos. Un músico que no provenía de dinastías ni familia pudientes. Que recorrió los pueblos más recónditos con sus composiciones hechas a partir de sus experiencias o de sus cercanos, que cantó, que tocó el acordeón y que, como cualquier juglar vallenato, no supo que se convertiría en uno. Uno de esta época.
La senda del éxito
Su primera agrupación profesional fue “Los Diablitos”, que conformó con Miguel Morales, en 1985, y por la que fueron rotando otros cantantes como Jesús Manuel Estrada y Alex Manga, Ernesto Mendoza y otros más. Su primera producción auguraba buen viento. Sin embargo, fue un año después, en 1986, con su segundo trabajo y una canción de su autoría llamada “Te Esperaré”, que llegó el primer éxito. El mismo que abriría esa senda durante las próximas cuatro décadas.
“No había tanta competencia como ahora y era más fácil llegarle al público a través de las canciones. Ahora cuesta más porque hay mucha información por las redes. Entonces es más difícil que la gente se concentre en un nuevo lanzamiento, pero esa fue una época de oro y esos son los cimientos del éxito que tenemos hoy día”, dijo Geles en una entrevista hace un año para El Espectador.
Luego vendría otro punto importante: la corona de “rey”, el anhelado premio para cualquiera que ejecute el acordeón vallenato. Primero había ganado en la categoría “Infantil” y luego, en 1989, se alzó con la victoria “profesional” en la Plaza Alfonso López en Valledupar, lugar donde lo rodeaban su familia, colegas y fanáticos para apoyarlo. Hoy están en el mismo sitio para despedirlo.
El camino de su vida
“Los Caminos de la Vida” ha trascendido tanto que la han versionado en 37 géneros diferentes. Una de las más conocidas es la versión que hizo el argentino Vicentico, exmiembro de Los Fabulosos Cadillac, y que alcanzó tanto revuelo en Argentina, que pensaron que era autoría del rockero. Incluso el mismo Gustavo Cerati confundió su origen.
La canción la compuso Geles a partir de una experiencia personal. Su padre se había ido de su casa y su madre, Hilda Suárez, tuvo que asumir ambos roles. El mismo cantautor contó que a su madre le tocó comenzar a lavar ropa de los vecinos para poder sostener a la familia. El tema se la ofreció al Binomio de Oro, pero Codiscos decidió que era una composición personal y debía ser grabada por “Los Diablitos”. Nunca se imaginó en lo que se convertiría.
Vicentico escuchó la canción por primera vez en un reproductor de bar mexicano en los años 90. Le quedó resonando en su cabeza como un cascabel y sabría que la grabaría en su propia versión. En medio de un concierto en Argentina, en la localidad San Isidro, la soltó al público por primera vez. Luego la grabó en su álbum“Los Rayos” (2004).
—Cuando la grabó Vicentico fue el dinero más alto que recibí, pero yo no sabía de esa versión —dijo Geles en una entrevista al youtuber Víctor Sánchez Rincon, Vicsari.
Cerati sí conocía la versión de su colega, pero no la original. La escuchó por primera vez en su última visita a Colombia. Julio Correal, quien lo había traído de gira, cuenta que estaban en un hotel celebrando el concierto que acababa de terminar. Tenían trago y un conjunto vallenato que tocó la canción. El argentino se sorprendió al escucharla en esa versión y la refirió como un tema de su coterráneo. Correal se rio y luego le explicó.
Un atajo
Omar Geles se distanció de su anterior agrupación y, a inicios de años dosmil, formó un nuevo grupo llamado “La gente de Omar Geles”. Dejó las letras románticas, tomó un atajo y se alineó con los sonidos de la época para grabar un estilo más juvenil. “A Blanco y Negro”, de su autoría, fue el himno de esa generación vallenata, que grabó Silvestre Dangond y que fue interpretada el fin de semana pasado durante su concierto en El Campín, donde estuvo el mismo Geles como artista invitado.
—Todos saben el amor inmenso que siento por ti y por tus canciones. Media carrera mía está en tus manos, negro, ¡te adoro, mi negro! — le dijo Dangond al compositor en la tarima frente a los 40 mil asisitentes.
Omar Geles no solo es responsable de la mitad de carrera del urumitero. También de la mitad de los éxitos vallenatos. No hay músico vallenato reconocido en estas cuatro generaciones que no le haya grabado y que no pasara por la sala de velación que se lleva a cabo en la noche . Al lado de su cajón, reposa una estatua de cera, que había sido develada el año pasado por la Gobernación del Cesar y que lo declaró como un “juglar contemporáneo”.
Kaleth Morales había dicho que quería que siempre lo recordaran con la canción “A Blanco y Negro”, autoría de Geles. Luego, referenciando lo dicho por Morales, Geles, en su última parranda en el Festival de la Leyenda Vallenata, también pidió ser asociado con esa misma canción. Ambos artistas serán recordados por el mismo tema y porque fallecieron tres días después de una presentación en El Campín.