Los Hermanos Lebrón: 56 años de salsa y control
En entrevista para El Espectador, Ángel Lebrón comparte su experiencia desde sus humildes comienzos en Nueva York hasta su residencia en Cali.
Andrea Barraza Cabana*
En el vibrante escenario musical de Cali, Colombia, se ubica una orquesta que ha dejado una huella imborrable en la historia de la salsa. Los Hermanos Lebrón, una agrupación icónica que lleva más de cinco décadas deleitando al público con su ritmo y sabor, celebra con orgullo su 56° aniversario. Para adentrarnos en la fascinante trayectoria de esta leyenda musical, hablamos con Ángel Lebrón, director de la orquesta.
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En el vibrante escenario musical de Cali, Colombia, se ubica una orquesta que ha dejado una huella imborrable en la historia de la salsa. Los Hermanos Lebrón, una agrupación icónica que lleva más de cinco décadas deleitando al público con su ritmo y sabor, celebra con orgullo su 56° aniversario. Para adentrarnos en la fascinante trayectoria de esta leyenda musical, hablamos con Ángel Lebrón, director de la orquesta.
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Los Hermanos Lebrón han cautivado a varias generaciones con sus temas emblemáticos. Desde Salsa y control hasta La temperatura, o Diez lágrimas, su música ha trascendido barreras del tiempo y el olvido, y ha dejado una profunda impresión en el panorama musical latinoamericano.
¿Cómo recuerda los inicios del movimiento salsero en Nueva York a mediados de los 60?
Nosotros empezamos callejeros, cantando coros, en grupitos. En cada esquina había grupos de tres o cuatro cantando y nosotros también estábamos en una esquina, tocábamos música de Elvis Presley, de James Brown y de Marvin Gaye; eso fue una locura, una cosa tan bonita. Entonces, cuando salió el bugalú nosotros dijimos: “Podemos hacer esto”. Lo practicamos y llamé a una disquera llamada Cotique y ahí nos dieron la oportunidad, escucharon la música que teníamos y nos pidieron seis canciones más para tener ocho y hacer un LP. A la semana siguiente lo hicimos, les gustó y nos metieron en el estudio a grabar, y ese fue un gran éxito.
Precisamente el 4 de julio de 1967 debutaron a nivel profesional. ¿Cómo ha sido la experiencia a lo largo de estos 56 años?
Grabamos el primer disco cuando tenía 17 años. El disco se llamó I Belive. Lo empezamos a grabar como por la tardecita, a las cuatro o cinco la tarde, hasta el otro día por la mañana, y terminamos el LP en menos de un día. Al otro día ya estaba sonando en la radio y al otro día ya nosotros éramos superestrellas. Ese fue un éxito muy grande, pero no ha sido fácil el camino de 56 años.
¿De dónde viene su influencia musical?
De mi hermano mayor, Pablo. Él tenía un trío de boleros, ellos ensayaban en mi casa, en casa de mi mamá, donde nos criamos todos, y escuchando ahí nos fuimos metiendo en la salsa. Le decía: “Pablo, yo toco los bongós, déjame tocar contigo”, y no eran bongós, tocaba unas latas de galleta con cucharas y cosas así. De esa manera yo y mis otros hermanos aprendimos a tocar música.
¿Por qué se inclinó por el bajo?
La cosa fue cuando tenía como 10 años: me encontré una guitarra en la basura, afuera en la calle, allá en Brooklyn, Nueva York, donde me crié. Cogí esa guitarra, la llevé a casa y le puse mucha cinta para arreglarla y tocarla. Con esa fue que aprendí a tocar, y de la guitarra pasé al bajo, no sé por qué, pero siempre me gustó el bajo.
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¿Tuvo algún maestro de música?
Aprendí en casa, tocando, ensayando, practicando con la guitarra y el bajo. Pero después que me hice famoso me fui al Conservatorio de Música de Brooklyn a aprender a leer música y así aprendí a leer. Estuve un año solamente en la escuela, pero un año me sirvió para todos estos en la industria.
¿Quiénes fueron sus influencias en el bugalú?
En ese momento eran Joe Cuba, Pete Rodríguez, Willie Rosario y Jhonny Colón. Esos eran los que cantaban bien, y nosotros nos metimos ahí, nos colamos, y hemos movido muchos cuerpos. Empezamos con música R&B, que es música afroamericana, mezclamos eso con la música latina y fue un gran éxito. Puedo decir que nosotros hacíamos más conciertos y shows que otros músicos, porque nosotros teníamos respaldo de los afroamericanos, los judíos, los italianos y los latinos.
¿Recuerda la primera vez que vino a Colombia?
Fue en 1979. Fuimos a unas fiestas en Buenaventura. Llegamos a Colombia por primera vez, y me sorprendí mucho porque no sabía que en Colombia había tantos negros, y llegamos allá y fue como llegar a África. Se parecen a mi mamá, a mis tías, a mis tíos, nos sentimos como si hubiéramos estado con nuestra familia, una cosa que dio mucho que hablar.
¿En qué momento decidió que se iba a quedar a vivir aquí?
Bueno, esto pasó hace 17 años. Me quedé porque conocí a una mujer, me enamoré, nos fuimos juntos y salió embarazada. Ahora tenemos tres niños, todavía estamos juntos. En dos semanas lanzamos un sencillo llamado Yo quiero estar sola, de dos de mis hijas que les escribí. Ellas se llaman América y Taina.
Cuéntenos algo que haya pasado en estos 56 años de existencia de la orquesta que aún no se lo cree.
Bueno, mucha gente no sabe esto. Nosotros grabamos una canción con Beyoncé y Wyclef Jean, el que cantó Hips don’t Lie con Shakira. A él lo conozco y él fue el que trajo a Beyoncé a esto en la música. Tenían una agrupación que se llamaba Destiny Child. Él escribió una canción que se titula Bug a Boo, entonces él quería una partecita en salsa y me pidió a mí que se la hiciera con nuestra orquesta. Fue una cosa de 30 segundos, era para él rapear encima de esa canción, lo hicimos y salió buenísimo. De eso me siento bien orgulloso y contento que nos dieron ese privilegio.
Como lo dice su canción: “Por cada alegría hay diez lágrimas”. ¿Cuáles han sido esos momentos duros que han tenido que atravesar como orquesta y como familia?
Nosotros pasamos por mucho. Muchas discotecas no nos contrataban a nosotros porque somos negros, y le pregunté a uno de los empresarios más grandes que había en Nueva York por qué no nos ponían en las discotecas a cantar, y él me dijo: “No puedo ponerlos ustedes en mi discoteca porque me van a traer a los afroamericanos, a la gente negra y no queremos ahora”’. Eso duele, ¿sabes? Ahora uno sufre porque hay mucha envidia de otros músicos, hasta de la familia, y nunca esperaba eso. Pero 56 años después, aquí estoy y ha habido muchas envidias contra mí, pero sigo adelante haciendo mi música.
*De la Fundación Color de Colombia.