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La banda que ha sido pionera de la nueva música contemporánea Caucana, ha terminado por ser un referente de esta región pero también nos ha invitado a sumergirnos en la idea de vivir un país donde la diversidad sea su pilar, por eso su sonido tan único que viaja desde el Cauca indígena, campesino, negro y mestizo pero se encuentra no solo con ritmos como la timba, el funk, el afrobeat y la electrónica, sino con las culturas como ellos suelen expresar, puesto que primero está la gente, sus costumbres y las formas de ver y determinar el mundo. De ahí crecen los géneros y ritmos.
“Río al Ser, es la alegre rebeldía del mestizaje, en él existe la imposibilidad y posibilidad de sentirse cerca y lejos de una creencia, el mismo problema que entabla el ciudadano moderno y el colombiano actual, que trata de desligarse de los convencionalismos de un país que en su mayoría es católico y que suele desconocer las creencias y sapiencias populares que giran alrededor de los pueblos originarios y las culturas prehispánicas. Un país que ha vivido la guerra pero que puede lograr divisarse sin ella. Río al Ser, es un cauce y vertiente en búsqueda del Yo primario y creativo, que habla de lo que creemos ser y somos ante el mundo, líquido y digital. Un pulsación constante en pertenecer y no pertenecer a un lugar, sin dejar de sonreír a lo que somos”, manifiesta su director y bajista Nicolás Peláez.
En entrevista con El Espectador, Peláez habló sobre este proyecto musical que empezó hace varios años y que hoy se posiciona como una apuesta multicultural con un sonido diverso que tiene en su interior la identidad colombiana.
¿Cómo nace este proyecto?
Los Pangurbes nacen como una banda de garaje entre amigos del colegio. Nos gustaba el ska, el punk, la cumbia y un poco de folclor colombiano, y cuando nos pusimos el nombre de Los Pangurbes quisimos preguntarnos por la identidad de nuestra región. Luego de un viaje en el que prestamos nuestras horas de servicio social al sur del cauca en una vereda, volví a escuchar la palabra “panguano”, que es una persona brusca y tosca, y terminan llamándola “indio” porque en nuestro país siempre se ha utilizado esa palabra de una manera despectiva. Hice una canción que se llama “Pangurbes”, que narra la idea de una patria en la que me sentía identificado, y de ahí nació este proyecto.
¿Cuál es la narrativa de Los Pangurbes?
La banda se acabó y yo me vine a estudiar música a Bogotá, fue aquí donde me replanteé varias cosas y empecé a hacerme nuevas preguntas... nosotros hablamos de la migración del campo a la ciudad y de la ciudad al campo, estamos en un país donde la gente tiene que migrar todo el tiempo por motivos políticos, económicos y sociales, por eso la narrativa de Los Pangurbes busca encontrarnos en lugares que nos unen como colombianos, es un llamado a la resistencia, a sentirnos orgullosos de ser latinos y pertenecer al tercer mundo y encontrar cosas maravillosas dentro de estos contextos sociales.
¿A qué le cantan?
Le cantamos a las personas del común, a los líderes sociales, a los indios urbanos que tratan de encontrarse en la ciudad y que vienen con todas sus historias desde sus pueblos... le hablamos a la libertad del amor, y al desamor también.
¿Qué buscan comunicar Los Pangurbes con su música?
Buscamos romper un poco las brechas sociales porque creemos que al final es necesario tratar de convivir en un país que ha sido violento, también quisiéramos romper algunos imaginarios que tiene la gente a través de nuestra música , y nos interesa que todas las personas de clases sociales que no han estado cerca de las periferias se empapen un poco de lo que es Colombia realmente... no son solo las grandes ciudades, este país está construido por mano de obra campesina.
Siempre que tenemos conciertos invitamos a la gente a un ritual donde bailan la mente y el espíritu. A mí me interesa como director y compositor de la banda tratar temas ambientales, sociales, hablar de relaciones interpersonales, el impacto tecnológico y de las redes sociales en nuestra cotidianidad, etc.
El disco cuenta con invitados cómo: Las Cantaoras del Patía, Tsh Sudaca, Baterimba y Chambimbe. Fue grabado en Panorámica SoundWorks, estudio de grabación en el corazón de Chapinero. Producido por Nicolás Peláez Salazar y Federico Arbeláez Cano. Mezclado y Masterizado por Steffano Pizzaia, ganador del Grammy. La caratula diseñada por Mateo Rivano, un homenaje al dialogo de un país y sus diversos Yo-s , rostros y máscaras. La banda está trabajando en su tercer álbum de estudio llamado “Río mestizo”, que también tendrá colaboraciones importantes.