Luis Durán, guardián de dinastía vallenata
Con más de 200 canciones grabadas, el sobrino de Alejo Durán e hijo de Náfer Durán, ambos reyes, es una voz insigne del vallenato tradicional.
Daniel Mera Villamizar*
La final del 53° Festival de la Leyenda Vallenata, realizado en octubre en formato virtual por la pandemia, mostró la vigencia de la dinastía Durán. El rey profesional Manuel Vega Vásquez interpretó el son Altos del Rosario, de Alejandro Durán, y el rey aficionado, Augusto López Barrios, hizo lo propio con el paseo Tanto como la adoraba, de Luis Durán Escorcia.
Luis es sobrino de Gilberto Alejandro Durán Díaz, conocido como Alejo Durán y “el Negro Alejo”, el primer rey vallenato (1968), y es hijo de Náfer Durán, rey vallenato en 1976. La nación, a través de la Ley 1860 de 2017, declaró 2019 como “El año conmemorativo de la vida y obra del maestro Alejo Durán”, con motivo del centenario de su natalicio (un 9 de febrero).
Antes, en 2000, Caracol Televisión emitió la bionovela Alejo, la búsqueda del amor, protagonizada por Moisés Angulo. Y recientemente el mundo del folclor vallenato celebró los 88 años de vida del rey Náfer Santiago, “el único que ha sido declarado fuera de concurso” en el Festival de la Leyenda Vallenata, cuando quiso repetir corona en 1983, como recordó Juan Rincón Vanegas, memoria viviente del Festival.
También es parte de la historia de este folclor que fue Náfer Durán el acordeonero que lanzó a Diomedes Díaz Maestre, El cacique de La Junta, con el disco Herencia vallenata en 1976.
Dice la leyenda, y es cierto porque la entrevista de televisión con el compositor Rafael Manjarrez todavía se puede ver, que Alejo Durán contó, poco antes de morir en 1989, que “le digo a mi hermano Náfer que él es mejor músico que yo, pero el famoso soy yo”.
Tan famoso que cuando iba camino a Valledupar a competir en el primer Festival una mujer que le vendía una gaseosa en un caserío lo desanimó porque “va a estar Alejo Durán”.
Toda esta historia tan importante para la cultura del país tiene su lugar de origen en el municipio de El Paso, antes del Magdalena Grande, hoy del Cesar. Allí, donde también nació el papá de su papá, Náfer Donato Durán Mojica, acordeonero para más señas, celebraron los 88 años del rey vallenato Náfer Santiago con chivo.
Y desde allí Luis Durán Escorcia puede repasar su trayectoria y responsabilidad como un eje de la dinastía vallenata de los Durán.
“La diferencia era que el viejo Alejo tocaba en un estilo sabroso, mientras que mi papá Naferito, aunque también lo hacía, era un gran digitador del acordeón”, dice, como refiriéndose a la broma de Alejo sobre su fama. “Mi papá entre más viejo se pone, más le gusta el acordeón”.
Estudió ingeniería civil, pero “por cosas que se transmiten por herencia, de generación en generación”, se dedicó a la música. “Usted ve a los hijos de mi papá o del viejo Alejo, y tocan, componen, y el que no compone toca guacharaca, y el que no toca guacharaca, toca caja, y el que no toca caja, chifla. Cosas que vienen en la sangre”.
Comenzó como compositor. “El primero que me grabó una canción fue Ponchito Cotes en el año 1983, No puedo verla, un paseo; posteriormente me grabó mi papá con Julio César Córdoba. Luego vienen Los Betos y Farid Ortiz. Ahí se dispara su nombre como compositor.
Sus canciones se mantienen en las raíces del folclor vallenato, y eso caló en Jorge Oñate, Diomedes Díaz, Silvio Brito, Poncho Zuleta, Peter Manjarrés, Martín Elías e Iván Villazón. Ya son más de 200 canciones grabadas. “El que no me ha grabado es Silvestre Dangond, pero canta mis canciones en las presentaciones y eso es como si me hubiese grabado ya”, anota en tono jocoso.
Sobre la evolución del género, cree que “el vallenato de ahora, como lo llaman, depende del vallenato original, que nunca en la vida va a pasar de moda, vengan las generaciones que vengan. En el vallenato tradicional, canciones como 039 o Sin ti son antológicas, pero en el vallenato actual todo es transitorio. Las canciones duran dos o tres meses y después no se sabe cuál es cuál”.
Se decidió a incursionar como cantante cuando “los músicos nuevos se apartaron bastante del vallenato original”. Quiso ser otra voz del “vallenato auténtico”, aunque dice que es más compositor que cantante, y que lo suyo verdaderamente es contar historias, especialmente en paseo vallenato y en merengue. “Ese vallenato original que hacían antes es el que yo compongo”.
El folclor del cual escoge las cinco canciones más importantes: Luna Sanjuanera, de Roberto Calderón; Sin ti, de Náfer Durán; 039, de Alejo Durán; El testamento, del maestro Rafael Escalona, y La diosa coronada, de Leandro Díaz. Esos son sus estándares.
Ha grabado cuatro o cinco discos acompañado del rey Náfer y de su hermano Jáder, un gran acordeonero profesional que tiene su propia agrupación, Los pelaos de Jáder. Su más reciente disco fue Volvió mi canto, de 2019. Pero sobre todo le siguen grabando. Poncho Zuleta con el Cocha Molina le grabó tres canciones que saldrán próximamente, y ahora mismo eleva plegarias para que su hermano del alma Jorge Oñate venza el COVID-19 y puedan volver a las canciones.
Su otra ocupación es ser guardián de la heredad. Fue el alma de la celebración del centenario del natalicio de Alejo Durán, lo sigue siendo para la implementación de la ley de honores, y lidera la organización del Festival Pedazo de Acordeón, que se realiza desde 1988 “en honor al viejo Alejo”.
El centenario “fue algo apoteósico. Realmente el viejo Alejo tuvo un carisma y un cariño de la fanaticada de Colombia extraordinaria, y sobre todo nos regocijó la presencia y colaboración de Carlos Vives ese día”. Vives grabó El sombrero de Alejo, un gran homenaje.
Pedazo de Acordeón va del 21 al 25 de abril y es la antesala del Festival de la Leyenda Vallenata en tiempos sin pandemia. “Se hacen concursos de todos los niveles, pero hay una particularidad, una categoría que se llama “Músico completo”, donde tienen que cantar, tocar, componer, de todo”, explica Luis Durán Escorcia.
*De la Fundación Color de Colombia.
La final del 53° Festival de la Leyenda Vallenata, realizado en octubre en formato virtual por la pandemia, mostró la vigencia de la dinastía Durán. El rey profesional Manuel Vega Vásquez interpretó el son Altos del Rosario, de Alejandro Durán, y el rey aficionado, Augusto López Barrios, hizo lo propio con el paseo Tanto como la adoraba, de Luis Durán Escorcia.
Luis es sobrino de Gilberto Alejandro Durán Díaz, conocido como Alejo Durán y “el Negro Alejo”, el primer rey vallenato (1968), y es hijo de Náfer Durán, rey vallenato en 1976. La nación, a través de la Ley 1860 de 2017, declaró 2019 como “El año conmemorativo de la vida y obra del maestro Alejo Durán”, con motivo del centenario de su natalicio (un 9 de febrero).
Antes, en 2000, Caracol Televisión emitió la bionovela Alejo, la búsqueda del amor, protagonizada por Moisés Angulo. Y recientemente el mundo del folclor vallenato celebró los 88 años de vida del rey Náfer Santiago, “el único que ha sido declarado fuera de concurso” en el Festival de la Leyenda Vallenata, cuando quiso repetir corona en 1983, como recordó Juan Rincón Vanegas, memoria viviente del Festival.
También es parte de la historia de este folclor que fue Náfer Durán el acordeonero que lanzó a Diomedes Díaz Maestre, El cacique de La Junta, con el disco Herencia vallenata en 1976.
Dice la leyenda, y es cierto porque la entrevista de televisión con el compositor Rafael Manjarrez todavía se puede ver, que Alejo Durán contó, poco antes de morir en 1989, que “le digo a mi hermano Náfer que él es mejor músico que yo, pero el famoso soy yo”.
Tan famoso que cuando iba camino a Valledupar a competir en el primer Festival una mujer que le vendía una gaseosa en un caserío lo desanimó porque “va a estar Alejo Durán”.
Toda esta historia tan importante para la cultura del país tiene su lugar de origen en el municipio de El Paso, antes del Magdalena Grande, hoy del Cesar. Allí, donde también nació el papá de su papá, Náfer Donato Durán Mojica, acordeonero para más señas, celebraron los 88 años del rey vallenato Náfer Santiago con chivo.
Y desde allí Luis Durán Escorcia puede repasar su trayectoria y responsabilidad como un eje de la dinastía vallenata de los Durán.
“La diferencia era que el viejo Alejo tocaba en un estilo sabroso, mientras que mi papá Naferito, aunque también lo hacía, era un gran digitador del acordeón”, dice, como refiriéndose a la broma de Alejo sobre su fama. “Mi papá entre más viejo se pone, más le gusta el acordeón”.
Estudió ingeniería civil, pero “por cosas que se transmiten por herencia, de generación en generación”, se dedicó a la música. “Usted ve a los hijos de mi papá o del viejo Alejo, y tocan, componen, y el que no compone toca guacharaca, y el que no toca guacharaca, toca caja, y el que no toca caja, chifla. Cosas que vienen en la sangre”.
Comenzó como compositor. “El primero que me grabó una canción fue Ponchito Cotes en el año 1983, No puedo verla, un paseo; posteriormente me grabó mi papá con Julio César Córdoba. Luego vienen Los Betos y Farid Ortiz. Ahí se dispara su nombre como compositor.
Sus canciones se mantienen en las raíces del folclor vallenato, y eso caló en Jorge Oñate, Diomedes Díaz, Silvio Brito, Poncho Zuleta, Peter Manjarrés, Martín Elías e Iván Villazón. Ya son más de 200 canciones grabadas. “El que no me ha grabado es Silvestre Dangond, pero canta mis canciones en las presentaciones y eso es como si me hubiese grabado ya”, anota en tono jocoso.
Sobre la evolución del género, cree que “el vallenato de ahora, como lo llaman, depende del vallenato original, que nunca en la vida va a pasar de moda, vengan las generaciones que vengan. En el vallenato tradicional, canciones como 039 o Sin ti son antológicas, pero en el vallenato actual todo es transitorio. Las canciones duran dos o tres meses y después no se sabe cuál es cuál”.
Se decidió a incursionar como cantante cuando “los músicos nuevos se apartaron bastante del vallenato original”. Quiso ser otra voz del “vallenato auténtico”, aunque dice que es más compositor que cantante, y que lo suyo verdaderamente es contar historias, especialmente en paseo vallenato y en merengue. “Ese vallenato original que hacían antes es el que yo compongo”.
El folclor del cual escoge las cinco canciones más importantes: Luna Sanjuanera, de Roberto Calderón; Sin ti, de Náfer Durán; 039, de Alejo Durán; El testamento, del maestro Rafael Escalona, y La diosa coronada, de Leandro Díaz. Esos son sus estándares.
Ha grabado cuatro o cinco discos acompañado del rey Náfer y de su hermano Jáder, un gran acordeonero profesional que tiene su propia agrupación, Los pelaos de Jáder. Su más reciente disco fue Volvió mi canto, de 2019. Pero sobre todo le siguen grabando. Poncho Zuleta con el Cocha Molina le grabó tres canciones que saldrán próximamente, y ahora mismo eleva plegarias para que su hermano del alma Jorge Oñate venza el COVID-19 y puedan volver a las canciones.
Su otra ocupación es ser guardián de la heredad. Fue el alma de la celebración del centenario del natalicio de Alejo Durán, lo sigue siendo para la implementación de la ley de honores, y lidera la organización del Festival Pedazo de Acordeón, que se realiza desde 1988 “en honor al viejo Alejo”.
El centenario “fue algo apoteósico. Realmente el viejo Alejo tuvo un carisma y un cariño de la fanaticada de Colombia extraordinaria, y sobre todo nos regocijó la presencia y colaboración de Carlos Vives ese día”. Vives grabó El sombrero de Alejo, un gran homenaje.
Pedazo de Acordeón va del 21 al 25 de abril y es la antesala del Festival de la Leyenda Vallenata en tiempos sin pandemia. “Se hacen concursos de todos los niveles, pero hay una particularidad, una categoría que se llama “Músico completo”, donde tienen que cantar, tocar, componer, de todo”, explica Luis Durán Escorcia.
*De la Fundación Color de Colombia.