Maná, un recorrido musical de cuatro décadas
La banda mexicana se presentará en el Movistar Arena este 10, 11 y 12 de abril para llevar a sus fanáticos por un viaje sonoro, en el que recordarán las canciones que los convirtieron en un referente del rock latinoamericano.
Daniela Suárez Zuluaga
Maná suena a Latinoamérica. A ese rock en español cantado por millones de personas a través del tiempo y a la esencia de un continente que utilizó -y todavía lo hace - la música para contar historias. Letras de amor y desamor han pasado por los setlist de la banda mexicana durante casi 40 años, canciones como “Te lloré un río”, “Rayando el sol” y “Mariposa Traicionera” han sido himnos que sus fanáticos han coreado durante décadas.
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Maná suena a Latinoamérica. A ese rock en español cantado por millones de personas a través del tiempo y a la esencia de un continente que utilizó -y todavía lo hace - la música para contar historias. Letras de amor y desamor han pasado por los setlist de la banda mexicana durante casi 40 años, canciones como “Te lloré un río”, “Rayando el sol” y “Mariposa Traicionera” han sido himnos que sus fanáticos han coreado durante décadas.
Pero la banda nunca se ha quedado quieta. Sus sonidos han variado con los años y han traspasado las fronteras del rock, el pop y la música popular, con su reciente versión de “Te lloré un río” junto a Christian Nodal. Ha sido un camino de riesgos, de errores y aciertos que los han llevado a convertirse en un referente dentro del repertorio latino.
Maná, energía positiva
Antes de que la banda, que actualmente está conformada por Fher Olvera, Juan Calleros, Álex González y Sergio Vallín, llegara a escucharse en México, su nombre era Sombrero Verde. La propuesta era similar, el rock por encima de todo. Nació en 1978 y estuvo vigente hasta 1986 con dos álbumes, uno homónimo y el otro titulado “A tiempo de rock”.
Luego de que algunos de sus integrantes de ese entonces abandonaran el proyecto, el destino abrió paso para que naciera Maná, que en polinesio significa “energía positiva”. La banda nació en 1987 con una esencia también rockera, que en ese momento estaba en auge con otras bandas mexicanas como Caifanes, Maldita Vecindad y Café Tacvba.
Al principio Maná no logró los resultados que esperaba. La lucha por mantener su identidad y no dejarse influenciar por intereses comerciales los dejó sin disquera por un tiempo. Siguieron grabando demos y creando, no pararon, hasta qué gracias al productor Pepe Quintana lograron firmar con Warner Music México.
Tras el gran fracaso de su primer disco homónimo, tanto Fher (vocalista) como Álex (baterista) sabían que se estaban arriesgando al poner la banda en manos de un productor que no entendía el concepto del grupo, ni su propuesta artística basada en la conexión con la tierra, la naturaleza, el amor y la conciencia humana. Aun así se arriesgaron y lanzaron “Falta amor”, un álbum que no tuvo éxito, sino hasta un año después con el tema “Rayando el sol”.
“¿Dónde jugarán los niños?”, la evolución musical
En 1992, Maná lanzó el que sería uno de los álbumes más importantes de toda su carrera: “¿Dónde jugarán los niños?”. La exploración de géneros como el rock suave, rock progresivo y el hard rock siguieron haciendo parte de su esencia con canciones que, hasta hoy, son consideradas como éxitos. “Oye mi amor”, “Vivir sin aire”, “Te lloré un río”, “De pies a cabeza” y “Como te deseo” comenzaron a sonar por todas partes, Maná se estaba convirtiendo en un fenómeno local.
Este álbum vendió más de 13 millones de copias y posicionó a la banda en países como Chile, Argentina, Colombia y Estados Unidos. La fórmula funcionó y Warner no los defraudó, después del éxito junto al auge del rock en español de los 90 y 2000, Maná siguió creciendo de manera exponencial y ocupó los primeros lugares en listas de MTV, Billboard y varias emisoras del continente.
“Cuando los ángeles lloran” y “Sueños Líquidos”, también fueron discos acertados para el momento que la industria musical estaba atravesando. Maná giró casi que por todo el mundo y cosechó el reconocimiento que hoy en día lo sigue posicionando como una de las bandas de rock más importantes.
“Revolución de amor”, un cambio en el sonido
Nueva década, nuevo sonido. Así funcionó para la banda mexicana que lanzó “Revolución de amor” cinco años después de “Sueños líquidos”, exactamente en 2002. Con canciones como “Ángel de amor”, “Mariposa traicionera” y “Eres mi religión”, Maná dejó ver una faceta de balada romántica que antes ya había dado sus primeros visos con “Mariposa traicionera”, pero no era algo recurrente. En este periodo, el amor era su centro.
“Amar es combatir” se lanzó en 2006, y con él vino una fusión de rock, pop, música latina, reggae. La participación de Juan Luis Guerra en este disco tomó a los fanáticos por sorpresa, era un cambio de sonido evidente, pero la esencia rockera seguía haciendo parte de Maná.
“Arde el cielo”, “Drama y luz” y “Exiliados en la bahía” fueron los próximos trabajos de la banda, que tuvieron una línea parecida con la versión de “El verdadero amor perdona” junto a Prince Royce.
Maná en la actualidad
“Creo que todo en la vida son ciclos y el rock fue uno de ellos. Aquí lo importante es entender cómo esos ciclos trascienden, porque en la última década se ha visto una transformación de la industria en general, ahora todo es a través de los streams, y pienso que nunca habíamos tenido un acceso tan inmediato a la música” comentó Sergio Vallín, guitarrista de la banda, a El Espectador en una entrevista concedida en 2022.
Tienen colaboraciones que van desde Steve Aoki, Pablo Alborán y Shakira, hasta Sebastián Yatra, Rubén Blades y Christian Nodal, todas ellas sin perder el norte. La esencia sigue intacta sin importar los cambios, Maná es y será rock. Ese rock que la banda mexicana trae este 10, 11 y 12 de abril al Movistar Arena, donde sus fanáticos podrán escuchar una vez más esas canciones que han trascendido generaciones, y que hasta hoy, no pueden faltar en las fiestas y reuniones.
“Hemos ido muchas veces a Colombia, entré un poco después de las primeras veces que la banda fue, pero recuerdo los primeros tours. Nunca se me va a olvidar la primera vez que conocí a Bogotá, recuerdo que con Fher tuvimos la oportunidad de curiosear y fuimos al Museo del Oro y a Monserrate. Luego fuimos a otras ciudades como Cali, Medellín y Bucaramanga, pero la que más me impactó a mí fue Cartagena, sin duda. Estuvimos en un festival allí en 2019 y siempre la recuerdo como una ciudad alucinante por la muralla y toda la historia que tiene”, concluyó Vallín.