Miguel López y el álbum que dividió la historia vallenata
El Espectador conoció una entrevista del quinto “Rey Vallenato” Miguel López, que le hizo el periodista vallenato Celsa Guerra, donde narra varios hechos que marcaron la carrera musical del acordeonero, quien falleció a sus 85 años.
Alberto González Martínez
“El que toca un acordeón también debe cantar”.
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“El que toca un acordeón también debe cantar”.
Esa era la tajante consigna de los juglares vallenatos por los años sesenta. Para esa década comenzó a escindirse la figura del habilidoso juglar que componía, cantaba y ejecutaba el acordeón. Algunos acordeoneros buscaron a vocalistas para descansar su voz en los intérpretes de las canciones que tocaban en parrandas.
“Yo tengo buena voz, lo que pasa es que tengo la garganta bajita, muy opaca”, le dijo Miguel López al periodista vallenato Celso Guerra en una entrevista. Era uno de los músicos sobresalientes de la dinastía López de La Paz (Cesar), lugar a donde llegó un día Gabriel García Márquez, acompañado de Manuel Zapata Olivella, y preguntó por el mejor acordeonero de esas tierras. Terminó en una parranda en la casa de Pablo Rafael López, padre de Miguel.
De esa dinastía musical, nacieron otros músicos que se encargaron de ejecutar otros instrumentos como la caja, la guachara y el bajo, que para la época era conocido como el “baby”. Esa era la agrupación, que después se conocería como “Los Hermanos López”, y que llevaba la voz de Dagoberto López, quien luego se fue a Santa Marta a buscar el futuro que la música vallenata no tenía para entonces.
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Sin cantante Miguel viajó a Bogotá a unos chequeos médicos y cuando su paisano Jorge Oñate se enteró que estaba en la capital fue a buscarlo con premura. El cantante estaba buscando un acordeonero después de que, según el periodista Celso Guerra, Emilianito Zuleta, quien tenía mayor renombre, exigiera una suma que no convencía a las disqueras. Pasaron por varias y la última a la llegaron por descarte fue CBS que, para entonces, no pasaba por su mejor momento económico. Mientras tanto, los juglares insistirían:
“No se necesitan dos para este solo instrumento”.
Cuando Los Hermanos López salvaron a la disquera de la quiebra
La CBS Records, que después adquiriría Sony, tenía en Colombia a artistas como Javier Solís, Jose Alfredo Jiménez, Cuarteto Imperial y otros más que no producían lo económicamente suficiente por lo que, según el periodista Guerra, establan planeando irse a Venezuela, justo antes de que les llegara la propuesta de Jorge Oñate y Miguel López.
“Allá estaba Gabriel Muñoz y nos dijo ‘bueno vamos a escucharlos cantar esta noche’. Y en la noche nos fuimos a la Caracas con 21 al apartamento de Pablo (López)”. Tocaron a eso de las ocho de la noche en una casa bogotana y Miguel afirma que los ejecutivos de la disquera les dijeron “¡ombe, si ustedes están sobraos!, pueden grabar mañana mismo”.
Los estudios de la CBS fueron tomados por los músicos. Grabaron en menos de un día. “Nos metimos a las ocho y salimos a las diez de la noche”, asegura Miguel. De esa productiva jornada salieron doce canciones que después se publicarían en el disco de 1971 bajo el título de “Lo Último En Vallenato”, firmado como “Los Hermanos López y Jorge Oñate”.
La producción tuvo tal éxito que los volvieron a llamar ese mismo año para lanzar el disco que se publicó en 1972, llamado “Diosa Divina”. “Esa gente estaba a punto de irse, ya tenían todo listo”, asegura el periodista Guerra, quien reafirma que ese primer disco salvó a la disquera de la quiebra.
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Cuando a Miguel López lo llamaron el “Rey Mudo”
Con los dos discos publicados y la figura de Jorge Oñate como cantante que aparecía por primera vez en un disco, se consolidó la unión de los artistas. Para Miguel el paso siguiente era llevarse la corona del “Rey Vallenato” que todo acordeonero de este género anhelaba tener.
“Preguntamos si el acordeonero podía cantar, nos dijeron que podía cantar cualquiera de los tres que concursaban, el acordeonero, cajero o guacharaquero”. Es así como la melodiosa voz de Jorge Oñate ese día fue usada para la interpretación y para el toque de la guacharaca. Como resultado Miguel López fue coronado como “Rey”.
“Fue Jorge Oñate el que impuso eso. Desde el año 75 se comenzaron a invertir los papeles. Las casas disqueras les dieron las distribuciones a los cantantes”, afirma Miguel en la entrevista con Celso Guerra, quien agrega que un tercer hecho, como ser la primera agrupación vallenata en ganar el “Congo de Oro” en el Carnaval de Barranquilla, daría paso para que otros cantantes como Poncho Zuleta, Diomedes Díaz y otros más insistieran en la práctica del cantante separado del acordeonero.
“Es que es bonito cantando cuando se da a conocer, también tiene que aprender a hablar lo que está tocando”.
Andrés Landero fue quien lanzó estos versos en una canción, luego de que Miguel López fuera coronado el quinto “Rey Vallenato”. La tituló “El Rey Mudo” y así lo comenzaron a llamar. En 2018, en una entrevista que le hizo el periodista vallenato Juan Rincón, le respondió: “siempre se ha dicho que soy el “Rey Mudo”, pero yo canto, y bien afinao”.
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