Morat en Medellín: En “el adn” de una fan de la banda bogotana
La banda se presenta este fin de semana en el estadio Atanasio Girardot, en Medellín. Esta será la última parada en Colombia de su gira Los Estadios - Antes de que Amanezca. Para entender mejor por qué la banda es un fenómeno de la música pop en habla hispana, El Espectador contactó a algunos de los clubs de fans en España, Uruguay, México y Colombia.
Este fin de semana es la última parada en Colombia del tour Antes de que Amanezca, de Morat. En el Atanasio Girardot, en Medellín, los y las asistentes podrán disfrutar de éxitos como Besos en Guerra, Salir con Vida, Faltas Tú o Mil Tormentas. Y, así como sucedió en las dos fechas de Bogotá, las integrantes del club de fans tienen una serie de sorpresas preparadas para Juan Pablo Villamil, Juan Pablo Isaza, Simón y Martín Vargas, integrantes de la banda.
Una de estas sorpresas es una bandera de cerca de 47 metros de largo en la que reza la frase “Morat, del estadio al cielo”, como la canción que compusieron para una serie de fútbol. En la localidad norte, además, le piden a los asistentes que cuando suene la canción Aprender a Quererte levanten unos carteles blancos para formar la M e invitan a todos los asistentes a que lleven una bandera pequeña de Colombia y las de sus países, si vienen de otras partes.
Pero, ¿qué hace que esta banda sea tan llamativa y que incluso hoy sea un fenómeno de la música pop en habla hispana? Para responder esta pregunta, El Espectador contactó a algunos de los clubs de fans de Morat en varios países. En España, por ejemplo, Laura de La Llave, desde Barcelona, asegura que en el país ponían su primer sencillo (Mi nuevo Vicio) en un programa muy popular que se llamaba Gran Hermano. A pesar de que este fue su “enganche” en el viejo continente, lo que les llamó la atención fue la amistad que tienen entre los integrantes y la historia de la banda. “Más allá de conectar con su música, lo hicimos con su forma de ser”, anota.
Sofía Romo, del Club de Fans de México creado en 2018, cuenta que lo que más llamó la atención de Morat en este país era que todos tocaban instrumentos, que cantaban sus canciones y, además, eran los autores de las mayorías de sus sencillos. “Increíblemente, las canciones de ellos describían algún momento de tu vida. Tienen unas letras maravillosas, ¿cómo no me voy a desgarrar con Mil Tormentas?, por ponerte un ejemplo”, añade. Cinthia Fernández, fundadora en 2017 del grupo de fans de Uruguay, complementa que sus diferentes discos, donde hay sencillos de amor y desamor, son como una especie de hilo conductor que hace “que los fans nos sintamos identificados con esas historias”.
A la fórmula de su versatilidad y a las letras que han llevado a que sus fans se identifiquen se suma un ingrediente: los oh, oh, oh que caracterizan sus coros. De hecho, en varias entrevistas los integrantes aseguraron que, sin darse cuenta, terminaron haciendo de este el sello de su música, un sello que, dice Romo, hace que sus canciones sean contagiosas. “A veces algunas amigas me acompañan a los conciertos y terminan cantando los oh, oh, oh así no se sepan los temas”, anota.
Así como en España y en México, los países donde comenzó Morat “pegando” con su música, en Colombia también hay un grupo de fans. Kelly Jiménez García, una de sus administradoras, asegura que con la ayuda de Romo, a quien llaman la “mamá Morat”, crearon en 2018 el club de fans de Colombia con el objetivo de que “ellos sintieran también el apoyo en su casa. Veíamos que solo había entrevistas y conciertos en otros países, pero en Colombia no tanto. Quizás ellos aún creían que acá no eran tan fuertes”.
En estos diferentes clubs de fans, añade Daniela Soto, quien llegó por una tusa a Morat y a su club en Colombia, tienen diversas labores. Entre ellas están hacer fiestas con las canciones de la banda, como una chiva que recorrió hace poco las calles de Bogotá; ayudar a posicionar el más reciente sencillo o álbum dentro del top 50 en las diferentes plataformas digitales; reunir la mayor cantidad de votos en caso de que Morat esté nominado a algún premio del público; y a veces tienen encuentros con los integrantes de la banda, como sucedió hace poco en Bogotá con un evento de Coca Cola. Además, preparan una serie de actividades para los conciertos.
En el de Medellín, por ejemplo, que se llevó a cabo en diciembre de 2022 en el Atanasio Girardot junto a Juanes, el club se reunió con el equipo de la banda para preparar una sorpresa que sería proyectada en la canción “Las cometas siempre vuelan en agosto”, la cual fue escrita y dedicada a los diversos líderes y lideresas de Colombia. El objetivo era que el estadio se pintara con los colores de la bandera del país.
Sin embargo, pertenecer a este club de fans no es una tarea fácil. Según cuentan Jiménez y Soto, la idea es que quien integre el grupo cuente con disponibilidad de tiempo para realizar las diversas actividades que se plantean y, en caso de ser menor de edad, deben tener el permiso firmado de sus padres. Dicen además que hace un poco más de tres años no habían abierto una convocatoria y que a comienzo de este año se arriesgaron a hacerla. En total, se presentaron 470 personas y solo pasaron 180.
En esta convocatoria hicieron un ejercicio diferente: llevaron a cabo un examen que constaba de 50 preguntas y, para pasar al club, debían responder al menos 38 de ellas. Algunas eran: ¿cuál es la metáfora del álbum “Balas Perdidas”?; diga en orden, ¿a quién le gusta la historia, la magia, el fútbol y la moda?; ¿de quién era el primer banjo que tuvieron?
La relación de Morat y sus fans
La popularidad de Morat ha ido creciendo de manera acelerada en los últimos años, y según cuenta Fernández, de Uruguay, esto ha provocado un incremento en sus seguidores y, por supuesto, ha llevado a que su grupo de fans tenga un perfil variado. Describe que hay niños y niñas desde los 9 años hasta adultos desde 45 y que cada vez son más los hombres que se suman al grupo de seguidores. Aunque dentro de los “enamoratos” no hay un elemento característico, como pasa con las swifties, que son las seguidoras de Taylor Swift, han tratado de implementar algunos símbolos, como las manillas que elaboran con frases de las canciones de Morat.
Esta idea, que surgió originalmente de las Swifties y que se conoce como Friendship Bracelets, la implementaron en los conciertos de Bogotá. En la capital, algunos de los fans que estaban en el hexágono de VIP pudieron intercambiar sus manillas que tenían la frase “Morat en los estadios” con los integrantes de la banda. Martín Vargas, el baterista de la agrupación, fue uno de ellos. Sin embargo, durante una de las canciones, se le rompieron los brazaletes al hacer contacto con las baquetas de la batería.
Otra de las dinámicas que caracteriza al fandom de Morat, cuenta Santiago Jiménez, de Morat Nation, es usar un gorro similar al que siempre porta Isaza. “Esto se hacía sobre todo en los conciertos pasados. En el Movistar Arena de 2019, por ejemplo, podías vernos a varios de nosotros con el gorro”, señala y anota que justamente con Isaza tienen una dinámica de usar emojis en los tweets para avisar el próximo lanzamiento de una canción. Y, en su caso personal, el diseño ha hecho que tenga una relación cercana con los integrantes.
“Diseñé un póster con los 19 estadios que hacen parte de esta gira. A Villamil y a Martín les gustó mucho y, en uno de los eventos con los fans, pude imprimirlo y entregárselos”, comenta y agrega que aprovechó este encuentro para pedirle a Villamil que escribiera la palabra “Sobreviviste”, como se titula uno de los más recientes sencillos del último álbum de Morat. “Quería tatuármelo porque ellos, sin saberlo, me ayudaron en un momento difícil por el que atravesaba en mi salud mental”, dice.
Así como pasó con Santiago, entre los clubs de fans han creado una red de apoyo. En un tweet, por ejemplo, un fan dio a entender qué estaba pasando por una situación de salud mental compleja y la publicación llegó hasta los mensajes de Soto, del club de Colombia. “Contacté a Martín, el baterista, y lideró una red de apoyo que girara en torno a ese fan para poder ayudarlo”, cuenta. Jiménez, por su parte, añade que al final estos grupos, más allá de la música de una banda, terminan convirtiéndose en una familia. Recuerda que hace unos años, cuando su mascota se enfermó, los integrantes del club de fans terminaron haciendo una colecta para ayudarla con los gastos económicos.
La mayoría de ellas, como Soto y Jiménez, de Colombia, Romo, de México, y De La Llave, de España, ya han entablado una amistad. “Aunque aún no las conozco en persona, ellas son de mis mejores amigas. Encontré mis mejores amigos en los seguidores de Morat y han sido el apoyo en mis momentos más difíciles. Es una amistad real, porque al final nos mueve la misma pasión”, comenta.
Sobre sus fans, en entrevista con este diario, Juan Pablo Villamil, vocalista, asegura que los emociona mucho sentir que algo que ellos hacen une a la gente y espera que Morat siempre se sienta “como un espacio incluyente, que cualquier persona que está escuchando nuestra música se sienta bienvenido, que aquí no hay ningún tipo de restricción y que, de alguna manera, es un espacio seguro para todo aquel que sienta nuestra música como suya”.
Ahora, Morat seguirá cumpliendo el sueño de seguir llenando estadios, un objetivo que, como dijo Juan Pablo Isaza, vocalista, durante los conciertos en Bogotá, “una meta que no hubiesen podido cumplir sin cada uno de sus seguidores”. Qué sus conciertos sigan siendo una noche de sueños, esa que sucede Antes de que amanezca.
Este fin de semana es la última parada en Colombia del tour Antes de que Amanezca, de Morat. En el Atanasio Girardot, en Medellín, los y las asistentes podrán disfrutar de éxitos como Besos en Guerra, Salir con Vida, Faltas Tú o Mil Tormentas. Y, así como sucedió en las dos fechas de Bogotá, las integrantes del club de fans tienen una serie de sorpresas preparadas para Juan Pablo Villamil, Juan Pablo Isaza, Simón y Martín Vargas, integrantes de la banda.
Una de estas sorpresas es una bandera de cerca de 47 metros de largo en la que reza la frase “Morat, del estadio al cielo”, como la canción que compusieron para una serie de fútbol. En la localidad norte, además, le piden a los asistentes que cuando suene la canción Aprender a Quererte levanten unos carteles blancos para formar la M e invitan a todos los asistentes a que lleven una bandera pequeña de Colombia y las de sus países, si vienen de otras partes.
Pero, ¿qué hace que esta banda sea tan llamativa y que incluso hoy sea un fenómeno de la música pop en habla hispana? Para responder esta pregunta, El Espectador contactó a algunos de los clubs de fans de Morat en varios países. En España, por ejemplo, Laura de La Llave, desde Barcelona, asegura que en el país ponían su primer sencillo (Mi nuevo Vicio) en un programa muy popular que se llamaba Gran Hermano. A pesar de que este fue su “enganche” en el viejo continente, lo que les llamó la atención fue la amistad que tienen entre los integrantes y la historia de la banda. “Más allá de conectar con su música, lo hicimos con su forma de ser”, anota.
Sofía Romo, del Club de Fans de México creado en 2018, cuenta que lo que más llamó la atención de Morat en este país era que todos tocaban instrumentos, que cantaban sus canciones y, además, eran los autores de las mayorías de sus sencillos. “Increíblemente, las canciones de ellos describían algún momento de tu vida. Tienen unas letras maravillosas, ¿cómo no me voy a desgarrar con Mil Tormentas?, por ponerte un ejemplo”, añade. Cinthia Fernández, fundadora en 2017 del grupo de fans de Uruguay, complementa que sus diferentes discos, donde hay sencillos de amor y desamor, son como una especie de hilo conductor que hace “que los fans nos sintamos identificados con esas historias”.
A la fórmula de su versatilidad y a las letras que han llevado a que sus fans se identifiquen se suma un ingrediente: los oh, oh, oh que caracterizan sus coros. De hecho, en varias entrevistas los integrantes aseguraron que, sin darse cuenta, terminaron haciendo de este el sello de su música, un sello que, dice Romo, hace que sus canciones sean contagiosas. “A veces algunas amigas me acompañan a los conciertos y terminan cantando los oh, oh, oh así no se sepan los temas”, anota.
Así como en España y en México, los países donde comenzó Morat “pegando” con su música, en Colombia también hay un grupo de fans. Kelly Jiménez García, una de sus administradoras, asegura que con la ayuda de Romo, a quien llaman la “mamá Morat”, crearon en 2018 el club de fans de Colombia con el objetivo de que “ellos sintieran también el apoyo en su casa. Veíamos que solo había entrevistas y conciertos en otros países, pero en Colombia no tanto. Quizás ellos aún creían que acá no eran tan fuertes”.
En estos diferentes clubs de fans, añade Daniela Soto, quien llegó por una tusa a Morat y a su club en Colombia, tienen diversas labores. Entre ellas están hacer fiestas con las canciones de la banda, como una chiva que recorrió hace poco las calles de Bogotá; ayudar a posicionar el más reciente sencillo o álbum dentro del top 50 en las diferentes plataformas digitales; reunir la mayor cantidad de votos en caso de que Morat esté nominado a algún premio del público; y a veces tienen encuentros con los integrantes de la banda, como sucedió hace poco en Bogotá con un evento de Coca Cola. Además, preparan una serie de actividades para los conciertos.
En el de Medellín, por ejemplo, que se llevó a cabo en diciembre de 2022 en el Atanasio Girardot junto a Juanes, el club se reunió con el equipo de la banda para preparar una sorpresa que sería proyectada en la canción “Las cometas siempre vuelan en agosto”, la cual fue escrita y dedicada a los diversos líderes y lideresas de Colombia. El objetivo era que el estadio se pintara con los colores de la bandera del país.
Sin embargo, pertenecer a este club de fans no es una tarea fácil. Según cuentan Jiménez y Soto, la idea es que quien integre el grupo cuente con disponibilidad de tiempo para realizar las diversas actividades que se plantean y, en caso de ser menor de edad, deben tener el permiso firmado de sus padres. Dicen además que hace un poco más de tres años no habían abierto una convocatoria y que a comienzo de este año se arriesgaron a hacerla. En total, se presentaron 470 personas y solo pasaron 180.
En esta convocatoria hicieron un ejercicio diferente: llevaron a cabo un examen que constaba de 50 preguntas y, para pasar al club, debían responder al menos 38 de ellas. Algunas eran: ¿cuál es la metáfora del álbum “Balas Perdidas”?; diga en orden, ¿a quién le gusta la historia, la magia, el fútbol y la moda?; ¿de quién era el primer banjo que tuvieron?
La relación de Morat y sus fans
La popularidad de Morat ha ido creciendo de manera acelerada en los últimos años, y según cuenta Fernández, de Uruguay, esto ha provocado un incremento en sus seguidores y, por supuesto, ha llevado a que su grupo de fans tenga un perfil variado. Describe que hay niños y niñas desde los 9 años hasta adultos desde 45 y que cada vez son más los hombres que se suman al grupo de seguidores. Aunque dentro de los “enamoratos” no hay un elemento característico, como pasa con las swifties, que son las seguidoras de Taylor Swift, han tratado de implementar algunos símbolos, como las manillas que elaboran con frases de las canciones de Morat.
Esta idea, que surgió originalmente de las Swifties y que se conoce como Friendship Bracelets, la implementaron en los conciertos de Bogotá. En la capital, algunos de los fans que estaban en el hexágono de VIP pudieron intercambiar sus manillas que tenían la frase “Morat en los estadios” con los integrantes de la banda. Martín Vargas, el baterista de la agrupación, fue uno de ellos. Sin embargo, durante una de las canciones, se le rompieron los brazaletes al hacer contacto con las baquetas de la batería.
Otra de las dinámicas que caracteriza al fandom de Morat, cuenta Santiago Jiménez, de Morat Nation, es usar un gorro similar al que siempre porta Isaza. “Esto se hacía sobre todo en los conciertos pasados. En el Movistar Arena de 2019, por ejemplo, podías vernos a varios de nosotros con el gorro”, señala y anota que justamente con Isaza tienen una dinámica de usar emojis en los tweets para avisar el próximo lanzamiento de una canción. Y, en su caso personal, el diseño ha hecho que tenga una relación cercana con los integrantes.
“Diseñé un póster con los 19 estadios que hacen parte de esta gira. A Villamil y a Martín les gustó mucho y, en uno de los eventos con los fans, pude imprimirlo y entregárselos”, comenta y agrega que aprovechó este encuentro para pedirle a Villamil que escribiera la palabra “Sobreviviste”, como se titula uno de los más recientes sencillos del último álbum de Morat. “Quería tatuármelo porque ellos, sin saberlo, me ayudaron en un momento difícil por el que atravesaba en mi salud mental”, dice.
Así como pasó con Santiago, entre los clubs de fans han creado una red de apoyo. En un tweet, por ejemplo, un fan dio a entender qué estaba pasando por una situación de salud mental compleja y la publicación llegó hasta los mensajes de Soto, del club de Colombia. “Contacté a Martín, el baterista, y lideró una red de apoyo que girara en torno a ese fan para poder ayudarlo”, cuenta. Jiménez, por su parte, añade que al final estos grupos, más allá de la música de una banda, terminan convirtiéndose en una familia. Recuerda que hace unos años, cuando su mascota se enfermó, los integrantes del club de fans terminaron haciendo una colecta para ayudarla con los gastos económicos.
La mayoría de ellas, como Soto y Jiménez, de Colombia, Romo, de México, y De La Llave, de España, ya han entablado una amistad. “Aunque aún no las conozco en persona, ellas son de mis mejores amigas. Encontré mis mejores amigos en los seguidores de Morat y han sido el apoyo en mis momentos más difíciles. Es una amistad real, porque al final nos mueve la misma pasión”, comenta.
Sobre sus fans, en entrevista con este diario, Juan Pablo Villamil, vocalista, asegura que los emociona mucho sentir que algo que ellos hacen une a la gente y espera que Morat siempre se sienta “como un espacio incluyente, que cualquier persona que está escuchando nuestra música se sienta bienvenido, que aquí no hay ningún tipo de restricción y que, de alguna manera, es un espacio seguro para todo aquel que sienta nuestra música como suya”.
Ahora, Morat seguirá cumpliendo el sueño de seguir llenando estadios, un objetivo que, como dijo Juan Pablo Isaza, vocalista, durante los conciertos en Bogotá, “una meta que no hubiesen podido cumplir sin cada uno de sus seguidores”. Qué sus conciertos sigan siendo una noche de sueños, esa que sucede Antes de que amanezca.