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Morat lanza "Balas perdidas", un trabajo discográfico que incluye doce canciones, entre las que se encuentra "Besos en guerra", que cuenta con la colaboración de Juanes.
"Balas perdidas", según los músicos, hace referencia a un terreno baldío donde alguien camina sin rumbo. (Le puede interesar: La banda Morat dice no envidiar "ni un poquito" a los solistas).
"No hay mucho que ver. No hay árboles, ni ríos, ni estrellas, ni sol, ni luna. Un paso tras otro se avanza, aunque no se sabe muy bien a dónde va. De repente, tan rápido como un rayo, se siente un cambio abrupto en el cuerpo. El golpe entra por el costado izquierdo, debajo del brazo y sobre la línea de las costillas. No duele, pero incomoda. No se ve a nadie a quien culpar. Cosquillean las puntas de los dedos y se dan cuenta de que fueron heridos. Desde algún lugar insospechado los ha impactado una bala perdida. Su instinto les confirma que han terminado en el lugar preciso para que sólo por suerte o destino esa bala haya llegado a su cuerpo. Nadie puede escapar de una bala perdida, pues nadie puede huir de lo que no espera. Y como las balas perdidas, que van y vienen sin avisar, las canciones funcionan de la misma manera", dicen.
De "Balas perdidas" también se conocen los temas "Punto y aparte", "Cuando nadie ve" y "El embrujo", que cuenta con la participación de Antonio Carmona y Josemi Carmona.
El viernes pasado, justo con el lanzamiento del álbum, Morat estrenó "Yo no merezco volver", la canción más triste que han escrito, un tema que trata de hacer aún más intenso el castigo del desamor.
"Escribir una canción es ser el tirador. Y así como hay tiradores que pierden sus balas hay compositores que extravían sus canciones. Hay canciones que se escriben para una persona y llegan a alguien más, o canciones que se escriben sin alguien en mente y terminan golpeando a una víctima insospechada. Algunas veces se dispara y se golpea a la persona equivocada, otras tantas uno recibe un disparo sin saber de dónde viene. A pesar del daño colateral, en el azar de disparar y recibir disparos, sólo esperamos que esto nunca se detenga. Que, con todo y las heridas, sigamos recibiendo estos disparos que nos sacuden el corazón y nos recuerdan que ahí sigue, palpitando, jugando ser un blanco".
Morat presenta al público doce "balas perdidas" con la "esperanza de que, de una u otra forma, los alcance alguna, como varias nos han alcanzado ya a nosotros".