Mr. Black, el presidente eterno de la champeta
Después de 25 años de carrera, el cartagenero comienza a recibir reconocimientos. Los más recientes fueron en los Latinos Music Awards por su canción “Catalina”, de la que acaba de publicar una versión remix con Ñejo, Nacho y Beéle.
Alberto González Martínez
Mr. Black ha grabado vinilos, casetes y CD. Los ha distribuido en los picós, la radio, la televisión y plataformas digitales. Son cerca de 500 canciones grabadas y más de 200 publicadas. En 25 años de carrera musical, ha grabado en todos los formatos y los ha distribuido por todos los medios.
Tiene 43 años y ha hecho parte de las dos épocas de la champeta: la criolla y la urbana. Ha impulsado la carrera de otros artistas emergentes y ganado premios locales, nacionales y latinoamericanos. Comenta que todavía le hacen falta los Latin Grammy y Billboard. Y dice con más certeza que no descansará hasta tenerlos.
Lo escogieron “Rey de la Champeta” durante un festival en la Plaza de Toros de Cartagena. Él dice que prefirió “presidente” porque lo había elegido el pueblo y no Dios. Ahí su carrera se dividió en dos: un antes y un después.
Un antes ligado a los sonidos autóctonos de la champeta y un después que han catalogado como “champeta para turistas” o que está “blanqueando la champeta”; es decir, un después lleno de críticas. También de reconocimientos. Para bien o para mal, es la propuesta que lo ha convertido en el “presidente del género”.
Del picó a la radio
Mr. Black gateaba al lado de los picós (equipos de sonido) que había en su casa, en los que sonaba la champeta africana. Su padre era uno de los tantos picoteros en el Olaya Herrera, uno de los barrios más populares de Cartagena. Ahí creció él con esa tradición familiar. Primero se inclinó por la construcción de los picós y luego por manejar uno propio.
“Yo trabajaba con un carpintero. Él me retó a cantar una canción porque decía que yo tenía voz. Tenía miedo, pero me atreví. Después volví, me escuché y me pareció bacana. Luego me fui para el mercado de Bazurto donde unos productores y les puse el casete. Ellos me descubrieron y grabé mi primera canción, que se llamó ‘La llorona’”, narra Mr. Black.
Al tener su propio picó, conoció a los artistas que hacían champeta criolla, como Álex Swing, Hernán Hernández, Álvaro el Bárbaro y Elio Boom, entre otros. Fue haciendo su propia música y buscando su estilo genuino. Lo encontró junto con el primer éxito: “Los trapitos al agua”, canción que comenzó a sonar en las radios del Caribe.
Aquí ya se había puesto el nombre Mr. Black. Antes firmaba sus canciones con su nombre de pila: Edwin Antequera. Con ese mismo nombre grabó varias canciones en vinilo, como “Simón, el bobito” y “Me la pillé”, en 1996. Aún existía el casete, pero en esa época la champeta tenía una visión romántica de grabar long plays en vinilo.
Junto con el Afinaito y Álvaro el Bárbaro, con quienes hicieron las primeras canciones mezcladas con otros géneros como el dembow, comenzaron a expandirse a varias partes del país. Esas mezclas dieron paso a que artistas posteriores, como Kevin Flórez, le otorgaran un aire moderno al género, que él mismo catalogó de champeta urbana.
De la radio al TikTok
Con su nueva propuesta, Mr. Black ya sonaba en los medios de comunicación. De inmediato le cayeron las críticas de los ortodoxos del género. Según ellos, lo que estaba haciendo no era en realidad champeta, pero los nuevos lo consideraron una evolución del género.
“Yo soy de los que voy girando al ritmo de lo que el mundo va girando. Sabíamos que habría críticas y así fue. Ellos defendieron lo original, lo autóctono, pero yo en ningún momento me puse rabioso. Nosotros la teníamos clara, mejoramos las letras y mejoramos los videos para que fuera vas visible”, asegura Mr. Black.
Llegaron más cambios. Las disqueras como Sony se interesaron en ellos. Mr. Black modificó la estructura de las canciones. El llamado “espeluque”, que es la parte más rápida de la canción, estaba casi al final y él lo ubicó al inicio. También fue el momento para añadirle a su nombre artístico “el presidente”.
Dejó de sonar en los picós para concentrase en lugares adonde no había llegado, como Caquetá y Amazonas. “También en otras partes del mundo como España, donde ‘El serrucho’ estaba casi llegando a ser canción del verano. Comenzamos a hacer giras también en México y Estados Unidos”, comenta.
Llegó la era del TikTok y Mr. Black no se quedó atrás. Lanzó “Catalina” y, en menos un año, lleva cerca de 50 millones de reproducciones en esta plataforma, pero quiere más. Por eso, acaba de presentar la versión “Catalina remix”, con músicos internacionales como Ñejo y Nacho. Ese es su gran reto: internacionalizar su género.
“El presidente” ha estado un paso adelante en cada uno de los cambios que ha dado la champeta. Dice que aún no quiere descansar y prefiera seguir trabajando por él. A pesar de que persistan las críticas, su pueblo champetero lo respalda y sus colegas también. Ya son diez años de un presidente que se tomó el poder y no lo quiere soltar.
*De la Fundación Color de Colombia
Mr. Black ha grabado vinilos, casetes y CD. Los ha distribuido en los picós, la radio, la televisión y plataformas digitales. Son cerca de 500 canciones grabadas y más de 200 publicadas. En 25 años de carrera musical, ha grabado en todos los formatos y los ha distribuido por todos los medios.
Tiene 43 años y ha hecho parte de las dos épocas de la champeta: la criolla y la urbana. Ha impulsado la carrera de otros artistas emergentes y ganado premios locales, nacionales y latinoamericanos. Comenta que todavía le hacen falta los Latin Grammy y Billboard. Y dice con más certeza que no descansará hasta tenerlos.
Lo escogieron “Rey de la Champeta” durante un festival en la Plaza de Toros de Cartagena. Él dice que prefirió “presidente” porque lo había elegido el pueblo y no Dios. Ahí su carrera se dividió en dos: un antes y un después.
Un antes ligado a los sonidos autóctonos de la champeta y un después que han catalogado como “champeta para turistas” o que está “blanqueando la champeta”; es decir, un después lleno de críticas. También de reconocimientos. Para bien o para mal, es la propuesta que lo ha convertido en el “presidente del género”.
Del picó a la radio
Mr. Black gateaba al lado de los picós (equipos de sonido) que había en su casa, en los que sonaba la champeta africana. Su padre era uno de los tantos picoteros en el Olaya Herrera, uno de los barrios más populares de Cartagena. Ahí creció él con esa tradición familiar. Primero se inclinó por la construcción de los picós y luego por manejar uno propio.
“Yo trabajaba con un carpintero. Él me retó a cantar una canción porque decía que yo tenía voz. Tenía miedo, pero me atreví. Después volví, me escuché y me pareció bacana. Luego me fui para el mercado de Bazurto donde unos productores y les puse el casete. Ellos me descubrieron y grabé mi primera canción, que se llamó ‘La llorona’”, narra Mr. Black.
Al tener su propio picó, conoció a los artistas que hacían champeta criolla, como Álex Swing, Hernán Hernández, Álvaro el Bárbaro y Elio Boom, entre otros. Fue haciendo su propia música y buscando su estilo genuino. Lo encontró junto con el primer éxito: “Los trapitos al agua”, canción que comenzó a sonar en las radios del Caribe.
Aquí ya se había puesto el nombre Mr. Black. Antes firmaba sus canciones con su nombre de pila: Edwin Antequera. Con ese mismo nombre grabó varias canciones en vinilo, como “Simón, el bobito” y “Me la pillé”, en 1996. Aún existía el casete, pero en esa época la champeta tenía una visión romántica de grabar long plays en vinilo.
Junto con el Afinaito y Álvaro el Bárbaro, con quienes hicieron las primeras canciones mezcladas con otros géneros como el dembow, comenzaron a expandirse a varias partes del país. Esas mezclas dieron paso a que artistas posteriores, como Kevin Flórez, le otorgaran un aire moderno al género, que él mismo catalogó de champeta urbana.
De la radio al TikTok
Con su nueva propuesta, Mr. Black ya sonaba en los medios de comunicación. De inmediato le cayeron las críticas de los ortodoxos del género. Según ellos, lo que estaba haciendo no era en realidad champeta, pero los nuevos lo consideraron una evolución del género.
“Yo soy de los que voy girando al ritmo de lo que el mundo va girando. Sabíamos que habría críticas y así fue. Ellos defendieron lo original, lo autóctono, pero yo en ningún momento me puse rabioso. Nosotros la teníamos clara, mejoramos las letras y mejoramos los videos para que fuera vas visible”, asegura Mr. Black.
Llegaron más cambios. Las disqueras como Sony se interesaron en ellos. Mr. Black modificó la estructura de las canciones. El llamado “espeluque”, que es la parte más rápida de la canción, estaba casi al final y él lo ubicó al inicio. También fue el momento para añadirle a su nombre artístico “el presidente”.
Dejó de sonar en los picós para concentrase en lugares adonde no había llegado, como Caquetá y Amazonas. “También en otras partes del mundo como España, donde ‘El serrucho’ estaba casi llegando a ser canción del verano. Comenzamos a hacer giras también en México y Estados Unidos”, comenta.
Llegó la era del TikTok y Mr. Black no se quedó atrás. Lanzó “Catalina” y, en menos un año, lleva cerca de 50 millones de reproducciones en esta plataforma, pero quiere más. Por eso, acaba de presentar la versión “Catalina remix”, con músicos internacionales como Ñejo y Nacho. Ese es su gran reto: internacionalizar su género.
“El presidente” ha estado un paso adelante en cada uno de los cambios que ha dado la champeta. Dice que aún no quiere descansar y prefiera seguir trabajando por él. A pesar de que persistan las críticas, su pueblo champetero lo respalda y sus colegas también. Ya son diez años de un presidente que se tomó el poder y no lo quiere soltar.
*De la Fundación Color de Colombia