Música popular o regional colombiana, camino a su momento de oro
La música popular, ahora llamada regional colombiana, es el género que ha tenido mayor crecimiento en los últimos años, con un 900 %, según datos de Spotify. En medio de la Feria de Flores en Medellín, repasamos su gestación en Antioquia, su relación con la música regional mexicana y una aproximación sobre por qué el género está pasando su buen momento.
Alberto González Martínez
Un 900 % de crecimiento... Parece un poco exagerada la cifra, así que reviso de nuevo. Pido cifras de los demás géneros. Sigue apareciendo el mismo número. Es lo que reporta la plataforma Spotify. Entonces son los primeros con los que hablo.
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Un 900 % de crecimiento... Parece un poco exagerada la cifra, así que reviso de nuevo. Pido cifras de los demás géneros. Sigue apareciendo el mismo número. Es lo que reporta la plataforma Spotify. Entonces son los primeros con los que hablo.
—¿Cuál es la razón por la que ha registrado tanto crecimiento?
—Que el fenómeno de la música mexicana haya tomado visos globales ha impulsado el consumo de música popular colombiana —respondió inicialmente Carlos Ardila, Director editorial de música de la región Andina en Spotify.
Por lo general, la música popular ha sonado en las cantinas, en tiendas de barrio y algunos bares de música crossover. La cuarentena, como pasó con muchos contenidos digitales, hizo que creciera la audiencia del género en plataformas como Spotify. Luego de superada esta época, siguió sonando en la cantina, y en Spotify. Mucho antes estuvo en las fondas antioqueñas.
A la sombra de México
El proyecto de modernización cultural mexicano irradió a Latinoamérica con su cine, su música y varias de sus costumbres. La música mariachi fue un invento de la industria cinematográfica que cautivó a los países más pequeños del continente, entre ellos Colombia, y específicamente a Medellín, que la adoptó casi que como propia.
—A los antioqueños nos encantan que nos colonicen. Lo de afuera nos encanta —expresa el investigador Renato Paone, quien marca de entrada su mirada crítica sobre el tema.
Según el académico, el cine fue la primera ola colonizadora de los mexicanos y la segunda fue la televisión. Con ambos, llegó a tierras antioqueñas la música regional de ese país. Medellín tenía el auge de las casas disqueras y estas versionaban canciones mexicanas que, incluso, en algunos casos, se volvían más exitosas que las originales.
Para los años 90, apareció el músico Darío Gómez, que aún aparece como uno de los cinco más reproducidos en Spotify. Luego llegó lo que se conoció como “la tripleta”, integrada por él, Luis Alberto Posada y el Charrito Negro, quienes marcaron la gestación de la llamada “música de despecho”, cuyo protagonista siempre fue Gómez, fallecido el 26 de julio de 2022.
A la luz de México
En los años 2000, comenzaron a aparecer otros nombres como Alzate, Yeison Jiménez y Jessi Uribe, Pipe, entre otros, que lograron modernizar el género. Eran jóvenes, con nuevas propuestas visuales, haciendo música que se consideraba para viejos. Aquí fue donde comenzó a surgir el término de “música popular”, el cual desplazó a la expresión “música de despecho”, que se quedaba con los más clásicos del género.
Para el investigador Paone, autor de la investigación “Música de despecho y violencia de género en Antioquia”, no se debería denominar así porque en la música popular colombiana encajan muchas músicas del país, pero nada que hacer. El término se estableció de esa forma en el público. Ahora también se habla de “música regional colombiana”, puesto que se quiere impulsar el género en el ámbito internacional, aprovechando el momento por el que pasan artistas urbanos colombianos y por la cercanía del “popular” con la “música regional mexicana” que, con sus diversos subgéneros, se ha posicionado en el mercado estadounidense y latinoamericano.
El género colombiano quiere entrar en esa órbita. En eventos nacionales como los Premios Mi Gente se comienzan a destacar los músicos de regional mexicana en los listados de nominaciones. En algunos eventos latinos, como los Premios Heat, los músicos colombianos comienzan a disputar con los mexicanos. El antioqueño Luis Alfonso es quien ha ganado esa última disputa como “Mejor artista regional popular”.
En los listados de Spotify también comienza a figurar este ritmo y, según la plataforma de streaming, este género colombiano es el que más crecimiento ha tenido en los últimos cinco años, con un 900 %, por encima del reguetón (colombiano). Aunque sigue siendo el género urbano el más escuchado, con 11 reproducciones a la semana por usuario en la plataforma, mientras que el “popular” registra 7. Algunos vaticinan que lo igualará.
—Yo dudaría que esta música se consuma tanto. Esta música se escucha casi que, en un nivel inconsciente, por las cantinas, los bares, en el transporte público. Es la posición hegemónica después de invertir mucho dinero —sentencia Renato con su mirada crítica sobre el género.
Su reconocimiento ha ido más allá de lo digital. Los artistas ahora llenan más escenarios que antes no lograban acaparar, por ejemplo, Yeison Jiménez cumplió su tercera fecha en el Movistar Arena, con lo que completó una asistencia de más de 30.000 personas. Cifra que nunca había registrado el género.
—Es un gran momento, pero desde Spotify apenas sentimos que está arrancando.
—¿Cómo se puede denominar el momento por el que pasa?
—Es el momento de oro de su exportación. Incluso, dentro de poco podemos tener a una superestrella global de música regional colombiana.
—¿Se atreve a vaticinar quién es?
—No me atrevo a decir quién, pero siento que ya es un nombre que en Colombia conocemos, que ya ha venido trabajando. Es cuestión de que se junte la oportunidad con la estrategia.
Carlos Ardila no cree que tome el puesto del reguetón y comparte con Jhon Fabio, director de los Premios Mi Gente, que próximamente estos dos géneros estarán igualados en alcance internacional. Ya en Colombia aseguran que el “popular” lo supera en presentaciones.
Todo tiene que ver con México. Su cercanía a Estados Unidos y el buen momento por el que pasan ambos géneros en la industria del entretenimiento, que irradia a los países latinoamericanos. De esta forma se configura lo que Renato Paone llama la tercera ola de colonización de los mexicanos y que, para los más cercanos a la industria, es la internacionalización de la música popular o regional colombiana.