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A mediados de los años 2000, Entre letras provocadoras, riffs de guitarra disruptivos, melodías pegajosas y una actitud abrumadora, Llegó Naty Botero, una estrella del pop colombiano, nacida en Medellín, criada en Bogotá y forjada en Nueva York.
Llena de creatividad y queriendo ser bandera de la libertad que profesa, llegó con una canción por la que medios, disqueras y el publico en general voltearon a verla con asombro y admiración. “Te quiero Mucho” decía el coro.
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Millones de copias vendidas en Colombia y México, premios MTV y varias portadas de revista, ratificaron el éxito, pero lo mejor estaba por venir. La canción explotó en bares y clubes en México y latino América, mujeres y hombres de todos los géneros de aquel entonces, comenzaron a hacer la canción propia, la bailaron sin parar y hasta le cambiaron la letra para poder decir lo que normalmente no se podía, en lugares públicos y a grito herido.
Es en ese momento, cuando el hit del momento se convirtió en himno, dándole voz a aquellas personas que, en un país conservador, no la tenían. Por lo menos en temas de libertad sexual. “Te quiero mucho” Es un tema disruptivo.
Para celebrar este éxito, Naty Botero se une a la voz de la estrella mexicana del pop, Dulce María, exintegrante de la reconocida banda RBD, con quien ya había colaborado en el pasado, para el álbum debut de la mexicana que se llamó “Extranjera”.
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En el 2021, estas dos estrellas del pop se vuelven encontrar de la mano del afamado productor Colombiano Sinego, un joven colombiano, radicado en México, que poco a poco ha ido revolucionando la música electrónica en latino américa y el mundo.