“Ni con Money”: una conversación entre leyendas
Pedro Elías Aquino, mejor conocido como Akapellah, habla sobre su última colaboración con Al2 El Aldeano, su construcción como artista en el rap y lo que se espera en su próximo álbum.
Zaira Sofia Ariza
Pedro Elías Aquino ha sabido llegarle a la gente con sus pensamientos convertidos en versos. Conocido artísticamente como Akapellah, el rapero venezolano comenzó desde abajo haciendo videos de freestyle y batallas, botando rimas, ideas, letras que poco a poco iban tomando forma. Su manera de crear llamó tanto la atención, que incluso hizo parte de la lista “50 grandes raperos en la historia del rap en español” publicada por Rolling Stone.
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Pedro Elías Aquino ha sabido llegarle a la gente con sus pensamientos convertidos en versos. Conocido artísticamente como Akapellah, el rapero venezolano comenzó desde abajo haciendo videos de freestyle y batallas, botando rimas, ideas, letras que poco a poco iban tomando forma. Su manera de crear llamó tanto la atención, que incluso hizo parte de la lista “50 grandes raperos en la historia del rap en español” publicada por Rolling Stone.
Las batallas de rap fueron su cuna, pero no empezó allí. Akapellah componía, escribía y plasmaba todo en papel, pero poco a poco las batallas comenzaron a llegar, y él se involucró en ellas. Participó más de una vez en el torneo de freestyle más importante del momento en Venezuela llamado Freestyle Knockout, pero fue en el año 2012 cuando le ganó a Legna en primera ronda, para volver a enfrentarse a Kechu en segunda ronda, a quien también volvería a ganar.
Su debut discográfico lo hizo ese mismo año con “Como antes”, un álbum experimental en el que el rapero dio a conocer su madera más allá de la composición. Dentro de este trabajo se encontraba un cover del tema “Big Poppa” y pistas de artistas importantes como Mobb Deep y Rakim. Luego de eso, Akapellah siguió enfocado en las batallas y en 2016 participó nuevamente en God Level, un evento en el que venció a grandes del freestyle como Aczino y Sony.
Aunque su trabajo musical ha sido admirado por muchos, el rapero aun sigue sin ganar su Grammy Latino a pesar de haber estado nominado en varias ocasiones en las categorías “Mejor Álbum de Música Urbana” y “Mejor Canción de Rap/Hip Hop” por “Goldo Funky” y “Condenados” con OldTape, respectivamente. También ha trabajado junto a Residente y actualmente estrenó una canción junto a su colega Al2 El Aldeano llamada “Ni con Money” de la que habló en entrevista con El Espectador.
¿Cómo surgió esta nueva colaboración con el Aldeano?
La primera vez que hice una canción con Aldo fue por fortuna, él no conocía tanto mi trabajo, nos conocimos en donde estábamos, le gustó. En esa época ser venezolano les recordaba a ellos a Cancerbero, a Lil Supa, teníamos esa referencia tan bonita de decir “yo soy de Venezuela” mientras estaban los chicos partiéndola en su mejor momento. Fue entonces cuando lo conocí, un cúmulo de muchas cosas lograron la primera colaboración, como mi carisma de chamito. Improvisamos mucho y se dio, pero siempre con esa vibra de fanático a leyenda.
¿Cómo define su relación con él?
Pasan estos años y ahora sigue habiendo el mismo cariño, el mismo respeto, pero hay una sensación más de nueva leyenda a leyenda de toda la vida, ya han sido años de festivales, nos hemos visto mucho por ahí y lo de ahorita fue una colaboración más planificada. Estoy armando un disco con donde intento reunir a los raperos latinos que crecí escuchando. Ya Aldo sabe quién soy yo. Eso es lo distinto a la primera vez, que fue más inocente, el mensaje era agresivo, era más niño y ahorita se notan los años de experiencia.
¿Por qué eligieron a Faker como productor para esta colaboración?
Nosotros residimos en Medellín y el encuentro con Aldo fue en Medellín, él estaba tocando en la ciudad. Ahí fue cuando aprovechamos para hacer la canción.
Faker es un productor venezolano, tiene la particularidad de que integra todos los instrumentos, los usa, Aldo vino también con un chico que tocaba guitarra, eso ayudó a que no fuera una canción tan típica, sino que tuviera sonidos de guitarras, y dejamos que participaran, que metieran mano. Ellos hicieron el beat. Tener que hacer un verso al lado de Aldo implica presión, entonces me gusta que se sume gente dura, eso de hacerlo todo uno está brutal, pero si tienes un pana que produce durísimo, nunca está demás juntar fuerzas, siempre es mejor.
¿Cómo te sentiste grabando esta vez? Son siete años de diferencia.
Es chévere, el hecho de que las figuras que crecí escuchando ahora sean mis amigos, valoro bastante eso y es de mis logros más grandes en el rap. Cuando estábamos haciendo la canción y el vídeo, me sorprendía. Siempre me lanzo comentarios como “ajá, imagínate, que ibas a estar haciendo un vídeo con Aldo”, o me encantaría viajar al pasado y decirle a mi yo de 18 años: “ey hola, no te asustes, pero dentro de quince años vas a estar un vídeo con Aldo en Miami”, y yo que ni tenía visa. Es especial. A pesar de que hay una confianza y años de amistad, dejo saber con el trato el respeto al otro, que lo considero más grande que yo, que me ayudó y que le guardo ese respeto de leyenda. Soy el alumno eterno.
Luego conversas con el pana entre tomas y me doy cuenta que soy uno más. Me encanta sorprenderme, pero también recordar que yo hago parte de esta escena, que también soy otro referente.
En cuanto a la composición, ¿sientes que han cambiado tus letras?
En ese momento de mi carrera, en la primera colaboración, en el 2018, estaba en la transición de competir en batallas de freestyle a hacer temas, afianzando mi discografía porque todavía había mucha gente que estaba con la cuestión de “no, me gusta más como como batallas”, no tenía la credibilidad que tengo ahorita de referente de rap como Akapellah. Había gente que me tenía sectorizado: “¿él no freestlyea?” “¿él no es de la RedBull?” Yo estaba en constante campaña de reivindicación, demostrándole a la gente que yo también podía hacer discografía.
¿Y cómo cambió esa percepción que tenía la gente sobre usted?
Con trabajo. Venimos de unos años donde las cosas que hemos hecho a nivel discográfico han sido relevantes. Se convirtió en una necesidad chévere de mi público actualizar mi sonido religiosamente cada año. Ya llevamos seis álbumes desde “Como Antes”. El mensaje del rapero sigue siendo el mismo, sigue siendo el mismo flow, la voz no cambia, hay cambios para mejorar e innovaciones, pero se termina dejando en evidencia las cosas por las que está pasando el artista.
En este disco me siento súper genial, ya no tengo 22 años, ya no ando por ahí en la calle freestyleando. Ya tengo familia, sigo siendo rapero, pero ya tengo otros intereses, maduré. Este disco es como el sonido de un Pedro maduro. Ahora tengo la potestad de llamar personalmente a Nach, Scratch, y decirle “hermano, ¿cómo estás? Saludos. Te quiero invitar…” hace años no me atrevía, a mi yo de 24 se le quebraría la voz. En este momento puedo llamar a cualquier de ellos porque son mis amigos y porque sé que el respeto es mutuo, eso lo dice todo.
¿Cómo ha sido la acogida del público a esa evolución?
Ha habido etapas, yo creo que lo he sabido manejar muy bien y me encanta. Yo soy tan melómano y me encanta tanto la música, no solo el rap, que la gente con el pasar de los años ya me conoce, entonces me lo toleran. Antes me mortificaba al querer educar a mi público, pero luego dije “cuál público, solo haz música, el que se identifique que se la vacile, sin perder la esencia”. Antes que rapero, soy músico, por eso no me gusta limitarme a la hora de crear, igual hay que estar abierto a la opinión pública.
¿Hay algo que aún no has explorado y que te gustaría intentar?
Me gusta mucho la salsa, tal vez formalizar ese proyecto en algún momento y hacerlo parte de mi propuesta. Ya lo he intentado y me gusta como suena. Tal vez un EP, cantar salsa, fusionar mi música y girar por ahí con una orquesta, pero rapeando, sería increíble. Es una inquietud que tengo y posiblemente se venga en los próximos años.