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Nirvana existía antes de Nevermind. Treinta años después de su lanzamiento, esa parece ser la consigna en la que hay que insistir para que Bleach, el primer álbum de la banda liderada por Kurt Cobain, ocupe el lugar que merece en la historia del rock.
El mito fundacional, no solo de Nirvana, sino del rock de los 90, en el que se convirtió el segundo álbum del grupo, Nevermind, que contiene la famosa “Smells Like Teen Spirit”, ha opacado de alguna forma lo que fue Bleach: el descontento y la incomodidad en la existencia —que tanto asocian con Nirvana— en su estado más puro.
El disco fue grabado en tres sesiones entre diciembre de 1988 y enero de 1989, en los estudios de Reciprocal Recording, con el productor Jack Endino, el mismo de bandas como Mudhoney y Screaming Trees, que, junto con Nirvana, hicieron a la ciudad de Seattle, en la costa oeste de Estados Unidos, reconocida por su escena musical.
Bleach sería finalmente lanzado en junio del 89 con el icónico y aún vigente sello Sub Pop Records. “Fueron US$600 bien invertidos”, escribió en broma Sub Pop hace más de cinco años en referencia al ínfimo anticipo acordado en el contrato con Cobain, el baterista Chad Channing —Dave Grohl se uniría el año siguiente—, el guitarrista Jason Everman y el bajista Krist Novoselic (aunque su nombre aparece mal escrito como “Chris”).
El primer sencillo de la banda fue un cover, curiosamente —o no, en vista de que, como recuerda el periodista Tom Howard en NME, algo en lo que Nirvana se destacó fue en sus covers memorables—. Se trató de Love Buzz, una canción original de los holandeses Shocking Blue, de 1969.
School y Scoff son buenos ejemplos de cómo Bleach, de forma sencilla, pero contundente, con las distorsiones de guitarra y la voz raspada, transmite el tedio y la rabia presentes en la esencia de Nirvana. El pasado en su natal Aberdeen y las desagradables similitudes que fue encontrando después en la gran ciudad parecen haber sido la inspiración para Cobain en las letras de este disco, que supuestamente escribió en una sola noche. “No recess / No recess / You’re in high school again” (Sin recreo / Sin recreo / Estás de nuevo en la secundaria) o “In your eyes, I’m not worth it” (En tus ojos no valgo la pena).
De About a Girl, sin duda de las más famosas del álbum, se dice que casi no logra entrar en la lista de canciones por el miedo de Kurt a que fuera demasiado pop, muy al “estilo R.E.M.”, según el vocalista. “I’m standing in your line / I do hope you have the time” (Estoy de pie en tu fila / Espero que tengas tiempo).
Dale Crover, de Melvins, tocó la batería en tres canciones: Floyd the Barber, Paper Cuts y el bonus Downer. Everman, por cierto, salió de los créditos en la remasterización de lujo que se hizo con motivo del aniversario número 20 del disco, en 2009. Pese a haber tocado la segunda guitarra, esta fue descartada. Aun así, en su momento lo incluyeron en los créditos, al parecer, por haber sido el mecenas del álbum, al pagar la cuenta pendiente de más US$600 por la grabación.
Bleach, también se dice, se llamó así luego de que Cobain viera un afiche sobre prevención del sida que recomendaba a los adictos a la heroína limpiar sus jeringas en blanqueador o lejía (bleach en inglés) para disminuir el riesgo de contagio; uno de los varios nombres casuales, casi aleatorios, sacados de la cotidianidad y escogidos por la banda para sus obras, como el desodorante femenino para adolescentes que después dio nombre a “Smells Like Teen Spirit” o el personaje del Show de Andy Griffith al que se refiere “Floyd the Barber”.
El disco vendió al inicio 40.000 copias, pero, paradójicamente, fue el éxito de Nevermind, de 1991, el que atrajo la atención de vuelta y lo catapultó. Entonces, fueron casi dos millones de copias solo en Estados Unidos.
Bleach fue crudo antes de que el tercer álbum, In Utero, fuera crudo. Fue el origen, por lo menos, de Nirvana, con todo lo que eso implica, pero sin que eso le dé el crédito por todo lo que después alguien desatinaría en bautizar “grunge”. Seriedad aparte, hasta Marilyn Manson se ha atribuido la acuñación del término cuando trabajaba como periodista y reseñó, precisamente, Bleach.
“En nuestra campaña para recordarle a la gente que Nirvana tuvo un álbum antes de Nevermind, celebramos el trigésimo aniversario del debut de su fundamental obra maestra Bleach”, escribió Sub Pop el 15 de junio pasado. Este es quizás el álbum más importante que ha existido para ese sello. Los tres álbumes completos que contemplaba el contrato inicial nunca se hicieron realidad. DGC Records terminó llevándose a Nirvana, una unión de la que nacieron los imbatibles Nevermind e In Utero. El resto es historia.