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Omar Geles, ¡toque el acordeón!

Este artista de la música vallenata, que cumplió 55 años, está vigente y es referente para la vieja escuela y la nueva. Sus canciones han sido grabadas en otros géneros y países. También es Rey Vallenato y su acordeón ha acompañado a cantantes de varias generaciones.

Alberto González Martínez*
17 de febrero de 2022 - 02:00 a. m.
Omar Geles dice que tiene más de mil canciones compuestas grabadas y más de 700 inéditas. / Archivo particular
Omar Geles dice que tiene más de mil canciones compuestas grabadas y más de 700 inéditas. / Archivo particular
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Omar Geles tiene las características de un juglar vallenato: compone, canta y toca acordeón. Nació en Valledupar en 1967. No es de la época de los juglares, pero podría ser uno moderno. Recorre pueblos y ciudades del país, no a llevar recados, sino a hacer sus presentaciones. No anda en burro ni a pie, sino en aviones y buses de transporte intermunicipal. Tampoco viaja solo con su acordeón, sino con una banda de músicos.

Sus canciones han superado las fronteras nacionales. Los caminos de la vida es una de ellas. Hizo parte de la banda sonora de la película María, llena eres de gracia, galardonada por festivales internacionales de cine. Llegó a Argentina en la voz del rockero Vicentico y recientemente a México con la banda Los Dos Carnales. Geles dice que tiene más de mil canciones compuestas grabadas y más de 700 inéditas.

Actuó en la novela de Rafael Escalona, producida por Caracol Televisión, cuando ya sus canciones habían conquistado a Colombia. Desde 1986, todos los años ha tenido un éxito. Artistas de la vieja y nueva escuela del vallenato se los han grabado, como Diomedes Díaz, Iván Villazón, Jorge Oñate, Poncho Zuleta y Silvestre Dangond, entre otros.

Silvestre Dangond tiene doce temas y ha dicho que Omar Geles es el compositor de la mayoría de sus éxitos. Las canciones las entrega ya producidas en su propio estudio en Valledupar, donde también ha grabado con su voz y la de otros artistas nuevos que ha apoyado, como Rafa Pérez y Ana del Castillo.

Pero antes de todo esto estuvo el acordeón. Aprendió a tocarlo por accidente. Cuando tenía cinco años le compraron uno para su hermano y para él un tambor. No le gustaba ese instrumento, en cambio el acordeón sí. Sorprendió a sus padres cuando tocó la melodía de una canción de Diomedes Díaz frente a ellos. La historia se repitió con su hijo, que, cuando tenía esa misma edad, tocó frente a él una melodía de una canción de Silvestre Dangond.

Su familia no es de una dinastía de músicos, como es costumbre en el folclor vallenato. Solo un tío tenía relación con lo musical. Aun así ha ganado dos coronas —una en la edición Rey de Reyes— en la categoría Aficionado en el Festival de la Leyenda Vallenata y una corona en la categoría Profesional en 1989.

Un toque romántico

Comenzó su carrera profesional tocando el acordeón con el grupo Los Diablitos. Con la voz de Miguel Morales, luego vino Jesús Manuel Estrada y cerró con Álex Manga. Con ellos grabó cerca de veinte discos de corte romántico, corriente que tomó fuerza en las ciudades del interior de Colombia. Luego grabó cinco discos en su etapa de solista.

En 2005 Diomedes Díaz le grabó Ya no puedo vivir sin ti, en el álbum De nuevo con mi gente. Una noche el Cacique hizo una presentación en Valledupar. Geles estaba en la primera fila de ese concierto, organizado por su hermano. Desde la tarima lo llamó para que tocara su canción. Subió al escenario, se cargó el acordeón al pecho y tocó.

Geles había tomado licor y estaba emocionado porque el artista que más admiraba lo había invitado a compartir escenario. El público estaba contento y la emoción fue doble cuando Díaz le pidió también que cantara una estrofa. Él, emocionado, cantó más de la cuenta y el Cacique lanzó una frase contundente

—¡Toque el acordeón!”.

—Usted me mandó a cantar y no me callo ahora —respondió Geles.

¡Toque el acordeón! —insistía Diomedes Díaz.

El hermano de Omar se le acercó y le dijo al oído que dejara de cantar porque el Cacique estaba inconforme. A regañadientes lo dejó y siguió tocando el acordeón. A los segundos terminó la canción, dejó el instrumento tirado y se bajó de la tarima. Él estaba más inconforme.

Un toque nuevo

Él siguió tocando el acordeón con su nuevo grupo La Gente de Omar Geles. Ya no era la modalidad romántica de Los Diablitos, sino una versión más moderna y ajustada a las letras ligeras y las mezclas musicales con otros ritmos que eran propias de ese estilo novedoso que se llamó la nueva ola. En ese grupo tuvo a varios vocalistas como José Darío Orozco, Andre y Giova.

Tocaba el acordeón y componía. Las canciones, según cuenta, se originan de su propia experiencia en un 80 % y el otro 20 % de historias que le cuentan sus amigos. Las ideas le surgen en cualquier momento, cuando va en el carro, está en su estudio o en cualquier otra situación. Antes llevaba una grabadora a todas partes por si le surgían ideas, ahora lo hace con el celular. Graba, la termina en el estudio, la produce y se la entrega a algún cantante.

Se ha convertido en compositor obligado de los artistas vallenatos de esta nueva generación. Le han grabado más de cincuenta canciones entre los más conocidos. Peter Manjarrés es el que más le tiene, con catorce temas. Martín Elías le grabó una en cada uno de los ochos discos que publicó. Kvrass, Mono Zabaleta y Churo Díaz le han grabado de a cinco canciones cada uno. La mayoría han sido éxitos.

Le gustan los artistas modernos aunque, a pesar del percance, Diomedes Díaz sigue siendo su favorito. Ya eso fue tema superado, incluso cuando el video se volvió viral en redes. Tanto así, que produjo una canción en 2021 en homenaje a ese momento icónico en que Díaz le dijo: “¡Toque el acordeón!”. Pero esta vez no fue él quien lo interpretó. Lo hizo Rolando Ochoa, acordeonero y compositor, a quien también admira y aprecia.

Días después de ese suceso, que hoy Geles recuerda con alegría y ya no con la rabia del momento, se encontró con Díaz en un aeropuerto. Geles intentaba esconderse, pero el Cacique lo vio. Se acercó y le dijo que no se escondiera, que le tenía mucho aprecio y cariño y que lo de aquella noche eran “cosas del folclor”. Y así fue. Ese episodio se convirtió en cosa del folclor vallenato.

*De la Fundación Color de Colombia.

Por Alberto González Martínez*

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