![Mientras recorre el país batallando en las plazas, Pandora trabaja en su carrera musical.](https://www.elespectador.com/resizer/v2/TPQOLNZK7JH55PRFS3VVQ67ISA.jpg?auth=8ba9e1cee68dc0a3780a2e934459d4872ccd93b5cd17303eec1b48d2fb1f2850&width=920&height=613&smart=true&quality=60)
Mientras recorre el país batallando en las plazas, Pandora trabaja en su carrera musical.
Foto: Steph de Utrack Studios
Hace cuatro años Nayi llegó a una plaza de Jamundí a tatuar las paredes. Mientras domaba el aerosol, vio un tumulto de gente y, en el centro de esa cofradía, a un par de hombres que se decían cosas con un boom bap de fondo. Se acercó. Ruido. Los batalleros cambiaron, los beats también, pero nunca estuvo en el centro una mujer. ¿Por qué no hay mujeres? ¿No las dejan batallar?, preguntó ella. “No. Es que no viene ninguna”, le respondieron.
![Joseph Casañas Angulo](https://www.elespectador.com/resizer/v2/https%3A%2F%2Fs3.amazonaws.com%2Farc-authors%2Felespectador%2Fa0e1bf10-c00f-461f-8933-96e31bb1be5b.png?auth=cf9acf2ab831b74040237d2763e8c0e216dbd0a11034824a870ad52721124a76&width=140&height=140&smart=true&quality=60)
Por Joseph Casañas Angulo
Comunicador social y periodista egresado de la Universidad Los Libertadores con diez años de experiencia en medios de comunicación.@joseph_casanasjcasanas@elespectador.com
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