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Hace casi 50 años que los Beatles se separaron. John Lennon y George Harrison ni siquiera están con nosotros. Pero medio siglo después, con sus jóvenes 76 años, Paul McCartney sigue manteniendo vivo el mismo estilo de música, con un nuevo álbum: Egypt Station. Y en la misma ciudad de Liverpool donde creció, exactamente en el mismo lugar donde también estudió, donde hoy funciona el Liverpool Institute for Performing Arts, dio una clase maestra repleta de anécdotas, con la mejor lección de vida.
¿Hay un momento específico en el tiempo que se pueda definir como el principio de los Beatles?
Me acuerdo de haberme sentado con la copia de un diario de música que se llamaba The Enemy con una foto de Elvis Presley. Y me impresionó. Estábamos todos cautivados por este hombre. Y cuando escuchamos sus discos, ahí empezó todo, queríamos hacer eso. Queríamos ser así. Nos pareció grandioso como cantante, tenía un gran sentido del humor y los discos también eran espectaculares. Así fue que formamos el grupo con John.
¿Qué hubiera hecho si no hubiera tenido éxito con la música?
En aquel entonces, en la escuela había maestros de carreras profesionales. No sé si todavía existen, pero en aquel entonces por lo visto yo tenía suficientes calificaciones como para ser profesor. Me pareció extraño cuando dijeron: “No eres tan bueno, pero podrías dar clase como profesor” y no quería enseñarle a la gente sin ser bueno (risas). Todo lo que nosotros aprendimos de música, lo aprendimos de oído. Nunca aprendimos a escribir ninguna partitura.
Además de haber tenido tanto que ver con la fundación del Liverpool Institute for Performing Arts, alguna vez se presentó en alguna clase, con los estudiantes?
Nunca hice ningún tipo de grabación, pero con los compositores que estudian sí tuve veces donde escucho una serie de sus composiciones. Yo siempre les digo “Ok, yo no sé como hacer esto” y enseguida me ponen caras raras, pero de verdad yo no sé como hacerlo y ni siquiera quiero saberlo. Cuando me siento a escribir una canción, espero que sea algo que no sé como hacer. No quiero ponerme a pensar que tengo que hacer porque me volvería demasiado predecible. Pero bueno, después de decirlo, ellos me tocan sus trabajos y yo trato de criticarlos o decirles lo que yo haría aunque tampoco tienen que aceptarlo porque es su canción. Pero en general... lo aceptan. Supongo que mis sugerencias son buenas (risas).
¿Qué consejo daría para componer una canción?
De verdad, no lo sé. Pero si ahora mismo tratara de escribir una canción, primero me iría a un lugar muy tranquilo y lejano, incluso el baño, porque componer música da vergüenza. No te gustaría hacerlo en público. Los errores son mejores cuando se cometen en privado. Probablemente llevaría mi guitarra y empezaría a improvisar con algún acorde que se me ocurra ese día. Después haría algunos cambios, seleccionando un ritmo hasta que me sienta bien con mi estado de ánimo. Recién entonces empezaría a cantar, para ver cómo sale. A veces termina siendo alguna locura, pero igual sigo, tratando de perseguir las huellas. Lo importante es seguir sin pensar “esto es terrible”, porque muchas veces el segundo verso o el coro puede ser genial y se puede volver para arreglar el principio. Por eso sigo escribiendo la letra.
¿Cómo recuerda el primer día, dentro de un estudio de grabación, con los Beatles?
La primera vez que firmamos un contrato de grabación había sido con la bendición de sir George Martin. Nos dijeron lo que teníamos que hacer, porque ellos eran los adultos y nosotros éramos veinteañeros. Nosotros no teníamos la menor idea. Me acuerdo que nos dijeron: “Vengan a las 10 de la mañana y entre las 10 y las 10:30 estén preparados y afinen que va a venir el productor para comenzar con la sesión de grabación”. De ahí tuvimos una hora y media para terminar una canción completa. Tampoco lo sentimos como ninguna presión, porque no sabíamos nada más. George Martin venía después que habíamos terminado de escribir una canción con John (Lennon) la semana anterior. También nos dieron una semana libre y pensábamos que eran vacaciones, pero en verdad era para grabar el siguiente álbum. Incluso nos pareció suficiente tiempo. Componíamos y llevábamos el trabajo terminado el lunes en la mañana. Y solo con John lo sabíamos. Apenas teníamos un par de guitarras acústicas donde cantábamos y George con Ringo nos veían. Después nos separábamos, yo iba al bajo y para ese entonces teníamos una hora y diez minutos para grabar. Era el único tiempo que teníamos.
¿En una grabación actual logra mantener el viejo estilo de grabar todo de una sola vez o pasa por varias ediciones?
En aquel entonces me parecía maravilloso grabar la presentación original en vivo de una banda, todo en uno, porque se mantenía el espíritu. Varias de las canciones de mi nuevo álbum las grabamos como la vieja escuela, donde a lo mejor grabamos encima. Pero hay algo especial que surge de la espontaneidad y al escuchar un álbum de los Beatles se puede escuchar la frescura, como si estuvieran frente tuyo, en especial los primeros. Y ese espíritu se nota en las grabaciones.
¿Cómo fue la grabación de algunas de las canciones más clásicas como “Hey Jude”?
Los estudios de Abbey Road en ese entonces no estaban disponibles, pero queríamos grabar un álbum y habíamos ido a otro lugar llamado Trident, que estaba en Soho, un pequeño estudio que solíamos usar. Creo que fuimos por la noche. En realidad solíamos trabajar durante el día, porque era lo que suponíamos que teníamos que hacer. Pero a medida que fuimos teniendo más éxito escuchamos que gente como Frank Sinatra trabajaba de noche y dijimos: “Bueno, eso suena muy cool”.
¿Cambió en algo el proceso de elegir las canciones para un nuevo álbum hoy, en comparación con la época de los Beatles?
Bueno, lo que pasa conmigo es que compongo tantas canciones, que quiero grabarlas, para poder componer muchas más. Así que espero hasta terminarlas. Con Hey Jude, la había probado cantándosela a John y a él le gustó, aunque había una línea que yo pensaba cambiar. Me acuerdo que estaba en mi diminuta sala de música, arriba de la casa, en un pianito que tenía y cuando le canté a John The movement you need is on your shoulder (El movimiento que necesitas está en tu hombro), me di vuelta y le dije que no se preocupara, que lo iba a cambiar. Y él me miró y me dijo: “No la vas a cambiar, es la mejor frase”. Así fue.
¿Hasta qué punto cambió la grabación de un álbum?
Hoy en día hay estrellas como Beyonce o Taylor Swift, y sus canciones en cierta forma son una colección de sencillos. Son todas buenas canciones comerciales y no ruedan como solía ser con un álbum de Pink Floyd. Por eso, esta vez yo pensé: “No puedo competir con lo que hace Taylor Swift”. Tiene mejores piernas que yo (risas). Y pensé: “A lo mejor, puedo recuperar el concepto del álbum donde te sientas a escucharlo desde el principio hasta el fin”. Así es Egypt Station.
¿El título es también el nombre del cuadro que aparece en la portada del álbum?
Sí. Es una pintura que había hecho con iconografía egipcia y me acordé de cuando le puse el título de Egypt Station al cuadro, a la gente le había gustado. Y al verla, se me ocurrió que podía ser un buen título para el álbum y podía usarla para la portada. Así empezó todo. Por eso comienza con el ruido de una estación y después entra el coro, como si se convirtiera en una estación paradisíaca, hasta que empieza la primera canción, pero al final se vuelve a la estación otra vez.
¿Qué es lo que tanto le gusta de Egipto?
La egipcia y la azteca son civilizaciones que me parecen increíbles porque se ven muy modernas, aunque se hicieron hace muchísimo tiempo. Y cuando me gusta una imagen, la suelo transportar a una pintura, agregándole otras cosas, hasta que se vuelve una composición surrealista.
¿El desarrollo de la tecnología actual afecta en alguna forma el proceso de composición de la música, para grabar un álbum que tenga éxito hoy?
Creo que puede afectar adversamente, porque hoy se puede grabar cualquier cosa en cualquier momento. Con sacar tu teléfono ya está, pero terminas con miles de borradores pensando que algún día lo vas a terminar. Y no me parece nada bueno. Cuando no contaba con esa facilidad, estaba forzado a terminar. El proceso que solíamos usar con John, básicamente era sentarnos con la idea de una canción y terminarla.
¿Su esposa Nancy tiene alguna canción favorita de nuevo álbum?
A (mi esposa) Nancy le gusta una canción que se llama Confidante, que le compuse a mi guitarra. Suena extraño, pero es otra de mis perversiones: le escribo a mis guitarras. Y la gente no lo sabe a menos que explique la historia, porque suena a una canción con una especie de ruptura. No lo es. Es una larga historia, pero a Nancy le gusta.
¿Y qué canción crees que le hubiera gustado a John Lennon hoy, si pudiera escuchar su álbum “Egypt Station”?
Creo que a John le hubiera gustado otra canción llamada I Don’t Know (No lo sé).