Paulina Rubio: “La rebeldía hace parte de mi esencia”
“La chica dorada” cantará este viernes en el Movistar Arena los éxitos que la han acompañado durante sus cuatro décadas de carrera. Habla de su evolución, aprendizajes y de la importancia de tener la mente abierta para seguir siendo parte de la industria.
Daniela Suárez Zuluaga
Paulina Rubio dice que la rebeldía es parte de su vida. De su esencia. Y, sin embargo, conserva las idea de esa niña inquieta quiso ser artista y conquistar el mundo. Aunque suma cuatro décadas de carrera, mantiene vivas las ganas de experimentar, crear, sentir, escribir y sumergirse en los sentimientos que la inspiran.
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Paulina Rubio dice que la rebeldía es parte de su vida. De su esencia. Y, sin embargo, conserva las idea de esa niña inquieta quiso ser artista y conquistar el mundo. Aunque suma cuatro décadas de carrera, mantiene vivas las ganas de experimentar, crear, sentir, escribir y sumergirse en los sentimientos que la inspiran.
Su voz es fuerte y sus palabras directas. Es consciente de que los tiempos han cambiado. Cuando recuerda a la agrupación Timbiriche sonríe y agradece. Fue allí, en 1982 cuando el mundo conoció los primeros pasos de “La chica dorada”.
El inicio del éxito
“Recuerdo que entré a Timbiriche muy rápido. Estaba acompañando a mi madre mientras ella grababa “Amalia Batista”. Yo estaba haciendo tareas dentro del camerino y de la nada comenzaron a llegar un montón de niños, yo salí detrás para hacer la fila y presentarme en la convocatoria. Así lo hice y quedé seleccionada en el primer llamado”, recuerda en entrevista para El Espectador.
Y es que la vena artística no apareció por generación espontánea. Su madre, Susana Dosamantes, fue una actriz importante en México, no por nada a sus cuatro años Paulina Rubio estaba tomando clases de canto, actuación, jazz, pintura y danza. Todo al tiempo, pero se dio cuenta de que entre tantas disciplinas, la música era lo que más le movía el alma. Fue una época de inmersión total, de entender la industria musical en esa época y prepararse, sin saberlo, para lo que iba a hacer el resto de su vida: cantar, bailar y sentir cada una de sus letras.
La chica dorada
Dice que nunca le tembló la mano ni la voz para escribir y cantar lo que le diera la gana. Cuando creció y dejó a Timbiriche atrás, algo en ella cambió, sabía que era el inicio de una nueva etapa. En 1992 se lanzó como solista con su primer álbum titulado “La chica dorada”, un trabajo musical con pop, pop rock y new wave. Las expectativas estaban por los cielos con ella, la gente que la había visto en el pasado creía en su potencial, estaban esperando un álbum que rompiera récords. Así fue.
Las personas que han cantado “Mío”, en cualquier contexto, saben que es una canción poderosa. Es el grito de una mujer herida que se reúsa a perder a su hombre, es una letra para cantar a grito herido. La verdad es que cuando la escribió estaba entusada por culpa de Alejandra Guzmán. En Timbiriche, las dos se enamoraron del cantante Erik Rubin, y de ese drama noventero nació la canción que permanece en el tiempo, y que muchas aun cantamos en fiestas y los karaokes.
“Mío” hace parte de “La chica dorada”, igual que “Amor de mujer” y “Sabor a miel”. Fueron canciones que ocuparon los primeros puestos en listas como Hot Latin Songs de Billboard y emisoras locales. Con su primer álbum, la cantante logró llamar la atención y darle paso a los éxitos que vinieron después.
La rebeldía y el perfeccionismo
“24 Kilates”, “El tiempo es oro” y “Planeta Paulina” fueron los discos que que cantaron su historia en los años 90. Un acercamiento directo al género pop que le trajo varios aprendizajes, entre ellos, entender su perfeccionismo. “El tiempo me ayudó a construir poco a poco mi mejor versión, me gustaba tener el control de todos mis proyectos, pero la vida me ha enseñado a ceder en cosas. No busco ser perfecta porque en la imperfección también he encontrado cosas muy valiosas de mí misma que no sabía que tenía, he trabajado toda la vida para lograr comunicarme a través de mi música, para expresar lo que siento aunque a algunos les incomode. Ese no es mi problema, yo creo música para contar historias, para desahogarme, y eso es lo que he hecho en toda mi carrera”.
Para los 2000 Paulina era un éxito, pero su álbum homónimo la llevó a cruzar fronteras que no se había imaginado. Le entró a la ranchera con “El último adiós” para tener más cerquita las raíces de su país, se arriesgó a hacer una canción dance pop con “Yo sigo aquí” y le cantó al empoderamiento con “Yo no soy esa mujer”, una de sus canciones favoritas.
Empoderada y sin censura
“‘Yo no soy esa mujer’ es una canción que me condecora como una mujer que siempre ha empoderado a las mujeres, que no se doblega, que no se deja amansar. Una mujer rebelde que no le gusta que le impongan nada ni le den órdenes, una mujer que no deja atrás sus sueños para perseguir los de un hombre. Por eso, es una de mis favoritas de todos los tiempos”.
“La chica dorada” no solo les cantó a las mujeres, también lo hizo para la comunidad LGBTIQ+, tanto así, que es considerada como un ícono. Para Rubio siempre fue muy importante mostrar su apoyo incondicional a esa comunidad a través de su música, como es el caso de su canción “Una historia más”, que cuenta la historia de una pareja de homosexuales que se contagian de VIH, o el video de su canción “Enamorada”, que muestra sin tabús la bandera de colores. Es por eso que su música ha impactado, porque ella siempre ha tenido claro que no se va a dejar censurar jamás.
Evolucionar o morir
Llegó el momento de la madurez y de la exploración de géneros. Paulina Rubio nunca ha sido de mente cerrada, al contrario, siempre está dispuesta. En un punto de su carrera quiso experimentar y nutrirse de otras cosas, de otros colegas, y fue así como llegó a colaborar con Morat, Nacho, Pitbull, Juan Magan y Raymix.
“Ser mexicana dentro de una ciudad como Miami me hace empaparme constantemente de los nuevos géneros, veo a los nuevos artistas increíbles, atrevidos, irreverentes, y de alguna manera refleja mi personalidad porque la rebeldía es parte de mi esencia. Yo no tengo un género, y eso me ha ayudado mucho a volar, me gusta mezclarme con diferentes artistas, tengo mis baladas pop, mi lado rock, mi ranchera, porque es un elemento cultural muy innato que ha llegado a Suramérica y Centroamérica. Es evolucionar o morir, soy un camaleón que absorbe todo lo que aprende, pero con la esencia intacta. Puedo hacer lo que yo quiera”.
“Colombia es un referente”
La cantante dice que Colombia la sorprende todos los días, que es un país magnético repleto de música y que desde siempre lo ha amado. También dice que Maluma es un “papito hermoso”, y que le encantaría colaborar con él, que Karol G es un símbolo de empoderamiento femenino, que es una mujer transparente y que está feliz de volver a uno de los países que la vio crecer. Asegura que su relación con el país es “muy estrecha” y que vive impresionada con el talento de los artistas locales.
“Ahora mismo soy muy fan de Medallo, también de Bogotá... de todo el país, no se vayan a poner celosos. A mí me encanta Maluma, se me hace un papito hermoso, Karol G se me hace preciosa, transparente y única. Volvería a colaborar con Morat porque ahora mismo Colombia es un referente, y siempre lo ha sido con artistas como Juanes, que es mi gran compañero y Shakira que una gran mujer”.
Este viernes, el Movistar Arena recibirá a “La chica dorada” y todas las canciones que hacen parte de su carrera artística. “Terminé una gira por Estados Unidos que se llama “Camino Golden Hits” que está enfocado en mi catálogo, en mis canciones favoritas y las de mis fans. Una artista como yo que tiene canciones en cuatro décadas diferentes tiene mucho de dónde escoger, así que también he dejado que los fans escojan, que voten por sus canciones favoritas. Hace cuatro meses comencé con este proyecto y estoy muy ilusionada de presentarlo en Colombia”.
Paulina Rubio, esa mujer camaleónica y arriesgada está preparando su próximo álbum, porque cuatro décadas no son suficientes. Dice que habrá “chica dorada” para rato.