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Una sirena varada. Una imagen nostálgica que no entendía muy bien. Fue de las primeras canciones que le escuché a Héroes del Silencio. Una de las más escuchadas del su tercer álbum. Una letra que después de repetirla tanto la interpreté como la historia de una prostituta. Cambió. Luego supe que estaba basada en la obra de teatro homónima de Alejandro Casona. Volvió a cambiar. Que las canciones de Héroes cambien en el tiempo se volvería costumbre.
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“Flor de Loto” es otra de las canciones referentes. De entrada supe que hacía referencia a la cultura asiática. Es la canción que más representa lo hindú. Lo que no sabía era el significado de fondo. Se ha interpretado por sus seguidores como una dedicatoria a una niña que Bunbury adoptó en el viaje previo de este disco por la India. Lo deja entender con “Nunca a un ser extraño de llamé mi familia”. Aunque me quedo con una frase más nihilista: “Tanto vagar y vagar para no conservar nunca nada”.
Este álbum deja varias heridas. Pero hay una más profunda. Es “La herida”. Una canción divida en cuatro heridas. En el primer cuarto, suena una armónica que trasporta a tiempos medievales. Luego el existencialismo puro y duro de la letra con “El mismo teatro en el que tanta veces actuó”. Luego la estrofa donde está le herida más dolorosa. Cierra con hard rock y las guitarras azarosas de Juan Valdivia. Es difícil sanar, aunque Bunbury lo suplique: “cúrame esta herida, por favor”.
En “Bendecida” encuentra la cura. El amor. Bunbury estaba de noviazgo con la actriz italiana Benedetta Mazzini, a quien le compuso este tema y otros más. También quedan canciones en este camino de excesos, pero hay que hacer un alto en Phil Manzanera, productor del disco. Alguien que tenga padre londinense y madre barranquillera tiene que ser un genio. Le ha dado para producir tanto a Pink Floyd, como a Aterciopelados o a sí mismo, con su disco llamado “Corroncho”, en homenaje a los sonidos del Caribe colombiano.
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“El Espíritu del vino” y Charles Baudelaire
“El camino del exceso” es quizá la canción que se parece más a Baudelaire. Y es también el camino que emprenderán los Héroes en su gira llamada como este tema. “Quemamos con malas artes el espíritu del vino”, hace referencia al título del álbum, que a su vez alude al texto del poeta maldito francés traducido como “El alma del vino”. Y que este a su vez se relaciona con el dios griego del vino, Dionisio. Y así. Todo un eterno retorno.
Charles Pierre Baudelaire no solo está en esa canción. Todo el disco de Héroes se entrecruza con sus vicios y temas. Una vida de excesos, drogas, prostitutas, nihilismo, existencialismo y más banalidades. Todo un poeta maldito. Terminaré parafraseando al francés en otro de sus textos donde está presente el vino y la ebriedad. En él da una orden que pretendo acatar. Siempre hay que estar embriagado de algo, ya se de vino, de poesía, de música o de lo que sea, dice. Hoy hay que embriagarse con el espíritu del vino.
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