¿Quién es Pablo Hasel, el músico español convertido en símbolo de libertad de expresión?
Condenado a nueve meses de prisión por unos tuits atacando la monarquía y la policía, el catalán tiene el apoyo de celebridades españolas como el cineasta Pedro Almodóvar, el actor Javier Bardem o el cantante Joan Manuel Serrat.
Cantante relativamente anónimo antes de que sus problemas judiciales llevaran a su encarcelamiento, Pablo Hasel es un rapero provocador con letras incendiarias que se ha convertido para parte de la opinión pública española en símbolo de la libertad de expresión.
Condenado a nueve meses de prisión por unos tuits atacando la monarquía y la policía, este rapero catalán de 32 años recibió el apoyo de celebridades españolas como el cineasta Pedro Almodóvar, el actor Javier Bardem o el cantante Joan Manuel Serrat.
Su caso incluso empujó al gobierno de izquierdas de Pedro Sánchez a prometer una reforma del código penal para que los “excesos” de los artistas en el uso de la libertad de expresión no conlleven penas de cárcel.
En sus tuits, Hasel había llamado a las fuerzas del orden “mercenarios de mierda” y las acusaba de torturadoras y asesinas. También tildaba de mafiosa y criminal a la familia real.
Los mensajes van en línea con las letras incendiarias y revolucionarias de las canciones del rapero, cuyo semblante serio, con una barba finamente recortada y unos ojos pequeños y penetrantes ha aparecido en varios grafitis pidiendo su libertad.
Gracias en parte a estos enredos judiciales, Hasel, cuyo nombre real es Pablo Rivadulla Duró, se ha convertido en uno de los principales representantes del rap independiente español, cercano a movimientos de extrema izquierda.
Después de descubrir el rap con diez años con el álbum de culto “Straight Outta Compton” del grupo estadounidense NWA, en 2005 empezó a grabar composiciones que difunde a menudo por internet gratuitamente
Sus letras subversivas a veces rayan en el límite, como en el título “Muerte a los Borbones”, una diatriba contra la familia real a la que acusa de ser heredera del dictador Francisco Franco.
En ella, llega a afirmar que sueña con que el rey emérito Juan Carlos I “vuela por los aires”: “eso no es terrorismo, ¡se merece el cielo!”.
Declarado antipolítico, de sus ataques no se salva ningún partido, desde el conservador Partido Popular hasta la izquierda radical de Podemos, socio minoritario del gobierno que criticó su arresto.
Especialmente espinosos son sus guiños a organizaciones armadas como la separatista vasca ETA, responsable de más 850 muertes, o el izquierdista Grapo, acusado de más de 80 asesinatos o tentativas entre 1975 o 2003.
Según explicó en una entrevista de 2018, su nombre artístico es una referencia a un cuento árabe en el que un guerrillero llamado “Hasel” hace caer una monarquía.
Largo historial judicial
Hijo de un empresario, este rapero vive en su ciudad natal de Lérida, en Cataluña (noreste), donde su padre fue dirigente del club de fútbol local.
En 2018 explicó a la prensa que, como tenía problemas para encontrar un empleo estable, iba a trabajar durante la vendimia en Francia.
Los polémicos tuits no fueron su primer encuentro con la justicia. Sus elogios al Grapo le valieron pequeñas condenas desde 2011 que también generaron polémica y muestras de apoyo al rapero.
En 2014 fue condenado a dos años de prisión por enaltecimiento del terrorismo, pero no llegó a ser encarcelado porque no tenía antecedentes penales y la pena no superaba los dos años.
Y el pasado junio recibió otra sentencia de seis meses de cárcel por rociar con un líquido de limpieza a un periodista.
Abonado a la polémica, el viernes, cuando terminaba su plazo para entregarse, publicó su última canción arremetiendo contra el gobierno de izquierdas español y el actual rey Felipe VI.
“Hijos de Franco condenando por ser franco, crecerá la semilla de libertad que planto. No hay quien me quite esto, ni Felipe VI”, cantaba.
Cantante relativamente anónimo antes de que sus problemas judiciales llevaran a su encarcelamiento, Pablo Hasel es un rapero provocador con letras incendiarias que se ha convertido para parte de la opinión pública española en símbolo de la libertad de expresión.
Condenado a nueve meses de prisión por unos tuits atacando la monarquía y la policía, este rapero catalán de 32 años recibió el apoyo de celebridades españolas como el cineasta Pedro Almodóvar, el actor Javier Bardem o el cantante Joan Manuel Serrat.
Su caso incluso empujó al gobierno de izquierdas de Pedro Sánchez a prometer una reforma del código penal para que los “excesos” de los artistas en el uso de la libertad de expresión no conlleven penas de cárcel.
En sus tuits, Hasel había llamado a las fuerzas del orden “mercenarios de mierda” y las acusaba de torturadoras y asesinas. También tildaba de mafiosa y criminal a la familia real.
Los mensajes van en línea con las letras incendiarias y revolucionarias de las canciones del rapero, cuyo semblante serio, con una barba finamente recortada y unos ojos pequeños y penetrantes ha aparecido en varios grafitis pidiendo su libertad.
Gracias en parte a estos enredos judiciales, Hasel, cuyo nombre real es Pablo Rivadulla Duró, se ha convertido en uno de los principales representantes del rap independiente español, cercano a movimientos de extrema izquierda.
Después de descubrir el rap con diez años con el álbum de culto “Straight Outta Compton” del grupo estadounidense NWA, en 2005 empezó a grabar composiciones que difunde a menudo por internet gratuitamente
Sus letras subversivas a veces rayan en el límite, como en el título “Muerte a los Borbones”, una diatriba contra la familia real a la que acusa de ser heredera del dictador Francisco Franco.
En ella, llega a afirmar que sueña con que el rey emérito Juan Carlos I “vuela por los aires”: “eso no es terrorismo, ¡se merece el cielo!”.
Declarado antipolítico, de sus ataques no se salva ningún partido, desde el conservador Partido Popular hasta la izquierda radical de Podemos, socio minoritario del gobierno que criticó su arresto.
Especialmente espinosos son sus guiños a organizaciones armadas como la separatista vasca ETA, responsable de más 850 muertes, o el izquierdista Grapo, acusado de más de 80 asesinatos o tentativas entre 1975 o 2003.
Según explicó en una entrevista de 2018, su nombre artístico es una referencia a un cuento árabe en el que un guerrillero llamado “Hasel” hace caer una monarquía.
Largo historial judicial
Hijo de un empresario, este rapero vive en su ciudad natal de Lérida, en Cataluña (noreste), donde su padre fue dirigente del club de fútbol local.
En 2018 explicó a la prensa que, como tenía problemas para encontrar un empleo estable, iba a trabajar durante la vendimia en Francia.
Los polémicos tuits no fueron su primer encuentro con la justicia. Sus elogios al Grapo le valieron pequeñas condenas desde 2011 que también generaron polémica y muestras de apoyo al rapero.
En 2014 fue condenado a dos años de prisión por enaltecimiento del terrorismo, pero no llegó a ser encarcelado porque no tenía antecedentes penales y la pena no superaba los dos años.
Y el pasado junio recibió otra sentencia de seis meses de cárcel por rociar con un líquido de limpieza a un periodista.
Abonado a la polémica, el viernes, cuando terminaba su plazo para entregarse, publicó su última canción arremetiendo contra el gobierno de izquierdas español y el actual rey Felipe VI.
“Hijos de Franco condenando por ser franco, crecerá la semilla de libertad que planto. No hay quien me quite esto, ni Felipe VI”, cantaba.