Escucha este artículo
Audio generado con IA de Google
0:00
/
0:00
Juan, Juan, gritó Pékerman, desde la banca, llamando con insistencia a Juan Fernando Quintero. “Crack, crack, sos un crack”, le dijo al oído cuando el jugador llegó a la raya que separa la zona técnica de la cancha. Juan Fernando respondió con una sonrisa, volvió y a jugar.
Lo que siguió fue memorable. Colombia ganó su primer partido en el Mundial, el país recuperó su ilusión y la prensa se desató. No se guardaron elogios para el equipo, y mucho menos para Juan Fernando Quintero, que, reencontrado con su mejor versión, se quitó de encima los apodos que tanto lo molestaban. Ya no es ni “Quinterito”, ni “El Cangri”, ni “El reguetonero”. Es Juan Fernando Quintero, el crack.
En la cancha, Quintero ha hecho de todo. Debutó como profesional a los 16 con el Envigado, con menos de 20 ya jugaba en Europa, fue el máximo goleador del Suramericano Sub 20, que se jugó en Argentina en 2013, en el que Colombia quedó campeón, y es el primer jugador colombiano en hacer goles en dos mundiales. Pero su carrera se ha visto opacada por su vida privada, por lo que hace fuera de la cancha.
Después de salir graduado como promesa en el Mundial de Brasil 2014, las cosas no le salieron muy bien a Quintero. Su rendimiento no fue el mejor y su fútbol pasó varias temporadas sin pena ni gloria. Los elogios se convirtieron en críticas y su carrera se puso en duda cuando se publicó, a finales de 2015, Cibernauta Remix, una canción de Element Black, en la que el participaba cantando.
Quintero volvió a llamar la atención de todos. En medio de la especulación sobre su faceta musical y su amistad con varios reguetoneros, que se conoció en el peor momento de su carrera profesional, se alcanzó a decir que prefería cantar, que dejaba el fútbol.
Le acuñaron apodos, le criticaron su actitud y lo juzgaron por, supuestamente, alejarse del fútbol. Así lo recibió Colombia cuando volvió para jugar con Independiente Medellín. Pero él estaba tranquilo, y después de una buena temporada con el equipo antioqueño, que le sirvió para abrir las puertas del fútbol argentino, Quintero habló del lugar que ocupa la música en su vida.
“Yo hago música desde los 12 años… se filtró en el momento y se tomó a mal, como si hubiera dejado el fútbol por la música, pero nunca… A todos nos gusta la música… en mis ratos libres, lo hago con mi familia, con mis amigos, lo disfrutamos… Es, simplemente, un hobby, como le gusta a un muchacho el play”, dijo el año pasado en una entrevista que concedió al canal Win Sports.
La música lo ha acompañado siempre, pero el fútbol ha estado primero. “Juan Fer y yo nos criamos juntos, nos manteníamos en la cancha, lo de la música fue después, cuando estábamos más grandes –advierte José de Arco Paniagua, su primo, que también es futbolista– desde los 5 años empezamos jugar en la escuela de mi tío Fredy, ahí, en San Javier, en el barrio El Socorro; él fue el que nos fundamentó. Unos años después, como con 7 años, mi papá nos llevó a presentarnos al Envigado”.
Y fue precisamente en Envigado, mientras encaminaba su carrera, donde se encontró, más de cerca con la música. En las inferiores conoció a Juan Luis Londoño, que, a diferencia de él, si dejó el fútbol de lado para convertirse en Maluma. Por esa misma época conoció a Reykon, también reguetonero, y a Kevin ADG, uno de los productores de reguetón más destacados del país.
“Nos conocemos de niños, en Envigado. Él es muy melómano, siempre nos sentamos a hablar de música, lo de él es un gusto musical desde que estaba niño. En medio de la amistad y como el trabajo de nosotros demanda tanto tiempo, Juan Fer en sus ratos libres iba al estudio. Él tiene muy buen oído y mucha noción de lo que es la música; entonces, cada que podía nos hacía aportes muy dementes”, dice Kevin.
Pero Quintero no es el primero que se atreve a cantar, también lo han hecho Dani Alves, Sergio Ramos, Jackson Martínez, en fin, que no son pocos, porque la relación entre cantantes y deportistas no es nada extraña.
El asunto con la música es bastante simple, para Quintero la música es lo que para Maluma el fútbol: un hobby, nada más. Pero lo que más distrae es, precisamente, que Quintero tiene amigos como Kevin y Maluma, y comparte con ellos en el estudio de grabación, y cualquier cosa que hagan juntos le abre la puerta a la especulación y hace pensar que Juan Fernando quiere dedicarse a la música.
En palabras de Kevin, lo que convierte todo en un problema es el amarillismo con que se habla del tema. “Lebron James (uno de los mejores jugadores de la NBA de todos los tiempos) es amigo de Dj Khaled, pero su rendimiento no se juzga a partir de eso. Creo que lo que pasa es que los comentaristas no tienen otra forma de añadirle algo a sus portadas que meterle la culpa a la música, e involucrar a Maluma o a nosotros”.
Es innegable que la música juega un papel importante para Quintero, pero más que una forma de vida, la música es un lugar de encuentro con los suyos, con su familia y sus amigos, que para él son como hermanos. El fútbol lo lleva en la sangre, según su primo José; lo de su familia con el fútbol es genético.
Y la música, como el fútbol son los caminos más duros, pero a la vez más atractivos, cuando se quiere salir del barrio a conquistar el mundo. Juan Fernando Quintero escogió el fútbol, y ahora de nuevo, convertido en crack, representa los sueños de su barrio, de todos los barrios, y cuando sus pies tocan la pelota juega con las alegrías y las frustraciones de todo un país.