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¿Qué significa el lanzamiento del álbum “Dale”?
Es una mezcla de sentimientos enormes, porque tenemos muchos meses de trabajo acumulados con este disco, pero también es claro lo que estamos viviendo nosotros como país y sociedad. Entonces es una amalgama de sensaciones muy particulares.
¿Llegó a pensar en la idea de no sacar el disco?
Si nosotros hubiéramos solamente tomado variables comerciales, pues indudablemente no hubiéramos lanzado el disco, pero hice una apuesta a la cual se unió mi equipo y es que desde el entendimiento de que la música sana, la música salva, la música ayuda a elevar la frecuencia de tu alma, por la naturaleza de música que yo hago y por la de Yo te todo, que habla de un amor expansivo, que no se puede ni siquiera definir, sino que hay que buscarle otras definiciones. Llegamos a la idea de que era bueno compartir en un momento tan turbio un poco de luminosidad. El público en Argentina, en México, en República Dominicana tiene alguna idea de lo que está pasando acá, pero la va a recibir de una forma diferente.
Llevaba 30 años esperando realizar un sencillo con Alejandro Sanz, ¿cómo materializó este sueño?
Recuerdo a Alejandro Sanz con Pisando fuerte cuando yo estaba terminando el colegio, cerca del año 91. Escuché a Alejandro y entendí que a partir de ahí había un cambio en la música en español. Lo sigo desde hace varios años, luego canté sus canciones en bares y finalmente tuve la oportunidad de compartir escenario con él en Ciudad de México y ahora grabar juntos y tener mi voz junto a la suya en Yo te todo. Llevaba 30 años esperando este momento.
¿Considera que a lo largo de los años ha ido evolucionando junto con esa música?
Sin duda y por suerte, porque yo soy un fiel creyente de que la música debe defender el punto de vista del artista y el mío ha cambiado, se ha matizado, he aprendido cosas y desaprendido otras. Tengo un apetito casi voraz por buscar universos estéticos, narrativos, incluso he ido en contra de cualquier interés comercial. He ido cambiando no a merced del mercado, sino de lo que yo siento como ser humano desde mi punto de vista.
¿De dónde viene la idea particular de “Yo te todo”?
En un texto que le escribe Frida Kahlo a un personaje que se llama Carlos Pellicer, ella le dice: “se pueden inventar verbos yo te digo uno quiero decirte yo te cielo y mis alas encienden enorme para amarte sin medida”. Ese yo te cielo fue el punto de entrada para la canción, por eso cuando entra Alejandro dice: “yo te cielo como dice Frida Kahlo”, haciendo referencia a ese texto, y no fue que nosotros nos inventamos esa manera de reemplazar verbos por sustantivos o situaciones, sino que ya lo había hecho Frida. A partir de ahí construimos esa carta que nosotros queríamos en ese universo de amor.
¿Cuánto tiempo duró escribiendo “Yo te todo”?
Esa fue una construcción que hicimos en unos pocos días. La canción no se demoró mucho escribiéndola, lo demorado fue el proceso de grabación. Comenzamos a construir situaciones con las cuales nos sintiéramos muy bien. De hecho, Alejandro Sanz es un fanático del Real Madrid y hay un jugador que se llama Sergio Ramos, quien se convirtió en el salvador de los partidos porque hacía muchos goles en el último minuto. Hay una versión de la canción por ahí escondida donde Alejandro dice “yo te tengo el de Sergio Ramos en el último minuto”.
¿Ha sido más difícil la promoción del disco que la grabación?
Eso tiene un poco su encanto, porque en las rondas de medios toca ir por ciudades como Bogotá, Buenos Aires o Ciudad de México y es un reto logístico enorme. Esto permite que estemos conversando desde mi estudio y ha mejorado mucho las cosas. Lo he visto como provechoso, aunque siempre voy a preferir el contacto personal. Estar frente a frente tiene su encanto y un aprovechamiento distinto. Lo que tenemos en este momento hay que sacarle el mejor provecho.
Hablando de “Dale”, este disco tiene sonidos eclécticos generados digital y análogamente...
Sí, además de llevar sonidos digitales y análogos. Por ejemplo, el nombre de Dale nace a partir de eso. La “D” es de digital, la “A” de análogo, la “L” de live, porque fue un disco tocado en vivo, y la “E” de ecléctico, conformando el Dale. Estuve como en la búsqueda de explorar nuevos sonidos, vengo de una música un poco más clásica, si se quiere vintage, donde me gusta el ser musical y disfrutar como espectador, así como también de más beats, programaciones, sintetizadores. Esto ha enriquecido mucho mi universo estético y es más evidente en este trabajo discográfico.
¿Cuál es la exigencia que establece grabar casi un disco completo en formato “en vivo”?
Tocar en vivo tiene una exigencia enorme y al tiempo una recompensa, porque eso implica una retroalimentación energética con los músicos y eso es irreemplazable. De pronto el oyente no sabe qué es, pero sabe que hay algo distinto ahí. Pasa con muchas canciones de Dale y como yo no vengo de la academia, sino de tocar en vivo, me parece que es una de las experiencias más sublimes del ser humano.