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Pasa el metro en alguna ciudad desconocida. Deben ser las nueve de la noche y el tren no para. Habrá ya recorrido nueves estaciones como los nueves álbumes por los que ha recorrido Santiago Cruz. “Nueve” es el nombre de su álbum con nueve canciones. Son y serán muchos nueves.
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“Yo quiero pensar que es el disco que contiene los aprendizajes de todos los anteriores” dice. También contiene una estrella de nueve puntas que se ha tatuado en su pecho. Lo ha mostrado y ha dicho que su significado puede ser el número supremo o el número que contiene los demás.
“Soy del tipo de personas que cree que todo está hecho de energía”, agrega. Su reciente álbum, además de energía, está hecho con sonido de muchos géneros, aunque conservando su raíz. Se ha inspirado en la salsa de Rubén Blades, en las baladas de Joaquín Sabina, en el blues, el rock, el country, el bolero, la milonga, la cumbia, la bachata. Mencioné nueve géneros, deben ser más, y mencionaré también nueve preguntas.
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La primera canción “Hay una Grieta en el Cielo” se siente una apertura a la esperanza, ¿en qué ha perdido usted la esperanza?
Todos con la esperanza jugamos un pulso permanente. Unas veces va ganado el pulso y otras veces es la desesperanza. Todos los seres humanos vivimos un poco así, hay días que amanecemos con más fe que otros. Por más que lo quiera evitar la esperanza termino siendo un optimista. El hacer arte en este planeta y en este país ya es un acto de optimismo y de fe inevitable.
En la segunda, “Porque yo te quise”, una frase dice “hoy te estrellaste contra un espejismo”, ¿contra qué se ha estrellado en su vida?
La estrellada más dura ha sido con mi ego, el ego muchas veces es nuestro pero enemigo y es otro pulso que vivo a diario. Hay una entrevista muy linda de Tom Hanks en The Hollywood Reporter con Robert De Niro, Jamie Foxx, donde les hicieron la pregunta “¿Qué le dirías a tu yo más joven?” y Hanks dijo una cosa bacanísima: “esto también va a pasar”. Cuando la estás pasando mal, cuando te crees la verga, que te la sabes todas, que todo el mundo va a estar a tus pies: “esto también va a pasar”. Eso es el pulso del ego.
La tercera se llama “Casi” y pensé en las tareas no hechas, que es un título del escritor Luis Miguel Rivas, ¿Cuáles son las tareas que faltan por hacer?
Muchísimas. Ser mucho más versado en el arte armónico de la música, por ejemplo. Es algo que quiero trabajar más.
En la canción con Cepeda, “El Gran Teatro”, habla del escenario, ¿cómo es estar ahí?
He dicho que si existe el cielo, como esa promesa de felicidad y plenitud, el escenario es el lugar más cercano que yo conozco al cielo, es cuando me siento más cómodo y cuando el concierto va bien me siento como un Neo cuando está leyendo todas las vainas de Matrix y sabe perfectamente que está pasando en cada lugar o Kato del Avispón Verde que lo ve todo cámara lenta y controla. ―¿Y cuándo no va bien es el infierno?, intervengo― No, es otro tipo de lentitud. El infierno son los cinco minutos antes de salir al escenario.
La quinta es “1,200 Kilómetros” que es una crónica social sobre un municipio en la Guajira…
Es una referencia a Rubén Blades. Quise hacer una crónica de los que pasan muchas mujeres de la provincia colombiana, una historia olvidada por la capital, una historia donde mandan los grandes caudillos locales y no hay Dios ni ley sino lo que ellos digan.
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En “La Segunda Mitad” hablas de momentos de glorias y derrotas, ¿cómo ha sido ese contraste en tu carrera?
Volvemos a la frase de “esto también pasará”, al final es tratar de entender eso. De entender que la vida difícilmente es un camino en línea recta, creo que el truco tanto en la victoria como en las derrotas, el siguiente paso es seguir. Un equipo de fútbol perdió el partido y el lunes y el martes hay que ir a entrenar, lo mismo si lo ganó. Pasa en la vida, pasa en la música y en todo.
En “Después de la Tormenta” hablas sobre la fe y ya había dicho que cree en las energías, ¿en qué otra cosa crees?
Por ejemplo, esta estrella de nueve puntas es el símbolo de una religión que se llama bahaísmo y cree en todas las religiones. Yo me identifico con eso. Creo que hay una energía suprema que mantiene todo cohesionado y que el mensaje de los profetas es básicamente el mismo, sino que al hombre le dio por separarlo y decirle que el de él era el correcto. Creo también en la música.
La octava es “Para volverte un recuerdo” y pensé en la película “Eterno resplandor de una mente sin recuerdo” donde se pueden borrar recuerdos, ¿hay alguno que quisieras borrar?
La canción está inspirada en esa película. Pero ninguno. Todo lo que ha pasado en mi vida, lo positivo y lo no tanto, me convierten en el ser humano que soy ahora, con el que estoy bastante contento. Si borrar un recuerdo me echa para atrás diez centímetros o diez metros o diez kilómetros no le encuentro sentido a eso.
La última es “La canción para el fin del mundo”. Si supieras que se acaba el mundo ahorita mismo, ¿Cuál sería la última canción que escucharías?
(Silencio cuatro segundos) Qué bonito... (Otros seis segundos de silencio) Uish… (Otros siete segundos). Se me viene a la mente una ahorita que hablaste de Sabina, una que se llama “Tan joven y Tan viejo”, habla del camino del man, de sus desilusiones y sus aciertos, tan joven y tan viejo. Llegué tarde a Sabina, pero llegué en una circunstancia muy particular en mi vida. Fue mi puerta de entrada a Sabina y, a partir de ahí, me jodí.
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