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Oñate es un apellido de familias musicales en Valledupar. Santiago nació en la capital de vallenato, pero no proviene de una familia musical. Aunque su padre tiene buen oído para la música y fue quien descubrió las virtudes musicales de su hijo.
Le compró un acordeón a los siete años. Santiago le fue sacando sonidos. Luego fueron notas. Melodías. Canciones. La primera que tocó es una típica para los que están aprendiendo: La piña madura. Luego una más compleja: Luna Sanjuanera.
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Cuando su padre se dio cuenta de su potencial lo fue preparando para presentarse a los festivales vallenato. Ya se ganó en su categoría el Festival Pedazo de Acordeón de El Paso (Cesar) y ha sido finalista en otros como el Perla del Norte en Cúcuta.
El trabajo musical que ha venido haciendo está dando frutos. En la edición pasada se quedó con el tercer puesto. Este año convenció al jurado para que le diera la corona infantil más importante para un acordeonero.
Santiago, con doce años, quiere seguir recorriendo festivales vallenatos. No quiere que esta corona se convierta en confort, sino seguir trabajando para ganar concursos en distintos municipios como el Samuelito Martínez en La Loma (Cesar).
Mientras tanto sigue con sus estudios de bachillerato en el colegio Inspetcam y con los estudios de sus acordeón que le da su maestro, el también acordeonero Romario Munive. La categoría juvenil lo espera. Ya él se ha adelantado. Su toque parece de esta categoría.
En la tarima
La imponente tarima del Parque de la Leyenda Vallenata lo recibió esa noche frente a un público que poco a poco iba creciendo. Santiago también lo hacía a medida que tocaba. Comenzó con un paseo de Rafael Escalona, “La creciente del Cesar”, sacando pecho por su departamento y marcando el territorio con una ejecución aplaudida.
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Pasó a El rey del tono menor, Náfer Durán, con el merengue “Morenita, porqué lloras”. Se afirmó con el son de Freddy Peralta “Yo tuve un amor”. Cerró su implacable presentación con la puya “Gracias a mi Dios”.
Le quedó faltando un tema de su máximo referente en el acordeón, el ‘Rey de Reyes’ Álvaro López, aunque no le faltó la maestría para interpretar el instrumento y convencer al jurado que en las eliminatorias le había dado puntaje perfecto.
*De la Fundación Color de Colombia