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Sinead O’Connor, cuestión de fe y coraje

La cantante recientemente fallecida fue una figura controvertida, franca y disruptiva dentro de la industria del espectáculo. A pesar de vender millones de discos y ser un ícono pop, pagó un precio muy caro por su desafío.

Por: Alejandro Bonilla C - @alejandrosisrock
27 de julio de 2023 - 09:46 p. m.
La cantante pop irlandesa Sinead O'Connor, fallecida el miércoles a los 56 años, fue encontrada "inconsciente" en un domicilio de Londres, informó el jueves la policía británica.
La cantante pop irlandesa Sinead O'Connor, fallecida el miércoles a los 56 años, fue encontrada "inconsciente" en un domicilio de Londres, informó el jueves la policía británica.
Foto: AFP - JASON KEMPIN
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La irlandesa Sinead O’Connor siempre será muy recordada por su interpretación de la canción ‘Nothing Compares 2 U’, original de Prince, pero que ella adoptó con tal expresión en su voz haciéndola la versión definitiva. El video del sencillo exponía su precioso rostro mientras lloraba ante la cámara por ese amor perdido. Una muñeca rota. Una analogía de su afligida existencia.

La artista nació en 1966 y su infancia fue traumática: el divorcio de sus padres llegó cuando ella tenía ocho años, y más adelante reveló que su madre, quién murió en un accidente automovilístico en 1985, le abusaba con frecuencia obligándola a robar en tiendas. Precisamente una de esas situaciones llevó a su arresto y consecuente traslado a un reformatorio de monjas. A pesar de la traumática experiencia sería en ese lugar donde entró en contacto con su primera guitarra, despertando en ella el deseo de cantar.

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Siendo una quinceañera fue descubierta por Paul Byrne, el baterista de la banda irlandesa In Tua Nua (más conocidos como los protegidos de U2). Después de coescribir el primer sencillo de In Tua Nua, ‘Take My Hand’, O’Connor abandonó el internado para emprender una carrera musical y comenzó a actuar en cafés. Más tarde estudió canto y piano en el Dublin College of Music y se ganaba la vida entregando telegramas cantados.

Firmó un contrato discográfico en 1985 y se mudó a Londres. Un año después junto al guitarrista de U2, The Edge, grabó material para la banda sonora del film Captive. En el proceso de su primer álbum solista dudó de la producción, y tomó la decisión de hacerla ella misma regrabando todo desde el comienzo. El resultado fue el álbum debut “The Lion and the Cobra”, cuyo título es una referencia al Salmo 91. El trabajo fue uno de los más aclamados de 1987 pero sus posiciones políticas en apoyo con respecto a la acciones del grupo paramilitar IRA generaron rechazo.

Su segundo álbum, “I Do Not Want What I Haven’t Got” de 1990, fue un enorme éxito comercial impulsado por el sencillo ‘Nothing Compares 2 U’. Despachó siete millones de copias y le concedió cuatro nominaciones en los premios Grammy. Sin embargo el repentino estrellato se transformó en todo un tormento.

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La música de O’Connor se desprendía de los parámetros del pop. Era una compositora comprometida que no estaba urgida de éxitos radiales ni de una aprobación mayoritaria. Su cuidada garganta buscaba generar sensaciones especiales en el oyente y no meros estribillos con los cuales llenar estadios. Entre sus canciones encontramos folk irlandés, jazz, reggae y rock. Piezas con carácter espiritual que abordaban temas humanos, incluso profundizando donde muchos jamás han querido mirar.

Su combativo activismo le trajo consecuencias. Molesta con la corrupción de la iglesia católica emprendió una campaña por el arresto de los curas pedófilos, y denunció a los sexistas que dominan el negocio de la música. En su celebre aparición en el show de televisión Saturday Night Live de 1992 rompió una fotografía del Papa Juan Pablo II con la frase “lucha contra el verdadero enemigo”. La acción condujo a que se le cerrarán puertas, se le vetara de recintos y eventos además de que varios colegas artistas le diesen la espalda.

Sinead hubiese podido calmar la agitación editando nuevos discos en la línea estilística que le había dado réditos, pero optó por jugársela con el jazz en “Am I Not Your Girl?” de 1992 y una onda más sombría en “Universal Mother” de 1994, donde incluso abordó la hambruna irlandesa del siglo XIX.

La artista tuvo cuatro esposos, y sus problemas de salud física y mental nunca fueron un secreto. Saltó la pared divisoria entre estrellas y público compartiendo con sus seguidores temas como la depresión, sus miedos dentro de la industria e incluso sus conflictos familiares que no fueron pocos.

En 1999 fue ordenada sacerdotisa por una secta católica disidente e indicó que era lesbiana, aunque más adelante se retractó. La prensa le acusó de frágil y bipolar, más su determinación era incuestionable. Nunca cedió a los deseos sexualizados de los ejecutivos y su base de seguidores estuvo al tanto de cada uno de sus obras. Editó diez álbumes de estudio; el último de ellos llamado “I’m Not Bossy, I’m the Boss” (No soy mandona, yo soy la jefe) en 2014.

En 2018 se convirtió al islam y adoptó el nombre de Shuhada’ Sadaquat. En su gira final empleó un yihab mientras su magnética voz permaneció intacta. En 2021 esperaba publicar otro álbum pero el suicidio de su hijo Shane, de 17 años de edad, le afectó profundamente y el proyecto fue archivado. Tal perdida evidenció su compleja naturaleza y su deseo de ser comprendida. Todo finalizó el 26 de julio de 2023 con su fallecimiento a los 56 años de dad por motivos desconocidos.

“No quería ser una estrella del pop, quería ser una cantante de protesta”, afirmó en su momento de gloria, y vaya que cumplió. Arremetió contra los estereotipos e inició una revolución femenina donde fue y será una heroína.

Por Por: Alejandro Bonilla C - @alejandrosisrock

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