“Sobrelruido”: la música que le da forma a Colombia
Este primer libro de Ricardo Durán es un compendio de entrevistas con hombres de la música y la cultura popular colombiana. En palabras de su autor, “es un espacio para contar historias que son nuestra propia historia”.
Sara Kapkin
De tantas cosas que le contaron a Ricardo Durán en las entrevistas que hacen parte de su primer libro, Sobrelruido, la que más reveladora le pareció fue la que le contó Elkin Robinson, quien entre otras cosas le dijo: “La pregunta que más me han hecho ha sido: ‘¿Eres colombiano?’. En una rueda de prensa un periodista me lo preguntó y le dije: ‘Dímelo tú, porque tú tienes la duda’. A otro le pregunté: ‘¿Qué es ser colombiano? Porque para contestarte debo saberlo’. Si me dices que un colombiano es el que habla creole, sí; primero hay que saber qué es ser colombiano. Lo que les explicaba es que para mí hay dos Colombias, todos somos parte de la que queremos ser y de la que nadie quiere ser”.
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De tantas cosas que le contaron a Ricardo Durán en las entrevistas que hacen parte de su primer libro, Sobrelruido, la que más reveladora le pareció fue la que le contó Elkin Robinson, quien entre otras cosas le dijo: “La pregunta que más me han hecho ha sido: ‘¿Eres colombiano?’. En una rueda de prensa un periodista me lo preguntó y le dije: ‘Dímelo tú, porque tú tienes la duda’. A otro le pregunté: ‘¿Qué es ser colombiano? Porque para contestarte debo saberlo’. Si me dices que un colombiano es el que habla creole, sí; primero hay que saber qué es ser colombiano. Lo que les explicaba es que para mí hay dos Colombias, todos somos parte de la que queremos ser y de la que nadie quiere ser”.
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Porque Elkin Robinson, quien nació y creció en la isla de Providencia, lo primero que supo de Colombia era lo que veía por canales de televisión extranjeros, porque los nacionales ni siquiera llegaban. Era una Colombia vista desde afuera, esa de la guerra sin fin y las violencias más brutales, muy diferente a la que él vivía en Providencia, que era también Colombia, pero parecía otra, sin esos muertos, sin tanta sangre, sin mucha luz, también, porque la electricidad apenas duraba uno o dos días; de caminar siempre, mucho, porque el transporte también era escaso, en esa isla donde las puertas de las casas podían permanecer abiertas porque desconfiar era casi un insulto. Una Colombia inimaginable para la mayoría de los habitantes de este país. Y de ahí es que viene la duda, que no es sobre la colombianidad de Elkin Robinson, sino de Providencia, porque eso que Elkin dice que es Providencia no se parece mucho a lo que muchos creen que es Colombia.
Y esas dos Colombias que dice Robinson, también se pueden ver a lo largo del libro de Ricardo Durán, a los ojos de los demás artistas que fueron entrevistados. La de Yuri Buenaventura, que mira de lejos, desde París, y alcanza a ver selva adentro; la de Velandia, vista en perspectiva desde Piedecuesta; la de Carlos Vives, con ese optimismo desbordante, y la de Teto Ocampo, con todo lo que ha visto; y así con todos, porque la música se alimenta de eso que cada uno vive y ve, y se traduce luego a partir de la forma en que cada quien asume eso que vive y ha visto. De ahí que Juanes y Alex Okendo, que estuvieron juntos por un tiempo en Ekhymosis, terminaron desarrollando proyectos tan distintos, Juanes con su exitosa carrera como solista y Alex Okendo como líder de Masacre, una de las bandas más importantes en la historia del metal colombiano. Porque Colombia no se ve igual aunque se mire desde el mismo lugar.
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“Siempre fue importante para el libro que se abarcara la mayor cantidad posible de puntos geográficos, porque cada uno desde un lugar distinto y desde una música diferente ayuda a construir un panorama, a poner un ladrillo que forma esa pared de lo que somos, en gran parte. Y hacer esas entrevistas largas es como si te conectaras con el personaje aunque no te guste su música, porque el personaje, además de ser músico, es ser humano, es colombiano, es papá, es hermano, es hijo… todas esas cosas, y esa es la clave también, cómo ir más allá de las canciones”, dice Ricardo Durán.
Sobrelruido es un proyecto que Durán empezó hace diez años, cuando decidió que se iba a ganar la vida escribiendo. La idea apareció después de leer un libro con testimonios de jóvenes por el cambio de milenio que se llama El futuro es esto. Él quería imitar ese formato, pero con testimonios de artistas, entonces empezó a buscar personajes y hacer entrevistas, aunque en el camino terminó convertido en editor de la edición colombiana de la revista Rolling Stone y el proyecto quedó congelado, con apenas un par de entrevistas y el título.
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“Desde que empecé a hacer el libro como hobby y sin ninguna expectativa, porque así empezó, siempre se llamó Sobrelruido. Es como un juego de palabras porque estamos hablando sobre música, pero también tratamos de ponernos por encima de la música para hablar de otras cosas”, dice Ricardo, quien retomó el proyecto en 2019, ya con una idea más clara: que el libro fuera un “compendio de conversaciones con hombres muy importante de la música y la cultura popular colombiana (…) Su relevancia proviene del impacto cultural, del legado y el carácter por el que sus nombres merecen un lugar en nuestra historia”, escribió en la introducción.
Pero este libro, que tomó tanto tiempo, terminó con la promesa del próximo, el de las mujeres en la música. “Yo tenía la intención de hacer un libro con hombres y mujeres, pero el camino me fue mostrando otra cosa, y es como que a las mujeres se les ponen tantas exigencias y se les mide con un rasero tan distinto, que ellas terminan sin ganas de hacer entrevistas nunca. Yo le puedo hacer una entrevista de estas a cualquier hombre y que el tipo esté en sudadera y en chancletas. Una mujer no puede hacer eso porque se le viene el mundo encima… El tipo, en cambio, va y se sienta y se pone a hablar y ya está”, dice Ricardo Durán. Y esa si que es otra Colombia, la que ven y viven las mujeres. Es tan distinta que hace falta otro libro, un libro propio.