Steve Priest, de Sweet: más que lentejuelas y maquillaje
El bajista británico de 72 años falleció la semana pasada. Su obra fue fundamental para el desarrollo del movimiento glam y el heavy metal.
Alejandro Bonilla Carvajal / @alejandrosis
Cuando se reclama mayor participación, potestad y ecuanimidad para la mujer en la sociedad, algunos artistas han pretendido reivindicar estos derechos acudiendo a ciertas estéticas femeninas.
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Cuando se reclama mayor participación, potestad y ecuanimidad para la mujer en la sociedad, algunos artistas han pretendido reivindicar estos derechos acudiendo a ciertas estéticas femeninas.
Hace un par de meses el popular reguetonero Bad Bunny empleó varias prendas, pelucas y accesorios para encarnar a tres drag queens en uno de sus videos. La jugada produjo ruido mediático, pero pronto fue impugnada por algunos melómanos que recordaron que 35 antes Freddie Mercury y su banda Queen habían ofrecido algo parecido en su video del sencillo I Want to Break Free.
Y aunque hay varios ejemplos de estima por parte de músicos hacia el sexo opuesto, pocos pudieron crear algo tan genuino e insistente como la banda británica Sweet en los años 70.
Este cuarteto apeló al uso de excesivo maquillaje, zapatos de tacón y atuendos extravagantes a fin de ejecutar una performance tan amanerada como explosiva. (Lea: Enrique Bunbury: “‘Posible’ es un disco que mira al presente”)
Su juego de voces —mezcla de sensualidad y caricatura— rápidamente acaparó la atención de los medios ingleses, causando fanatismo en una generación ávida de canciones sencillas y melosas.
Steve Priest en el bajo fue uno de sus miembros fundadores. Le acompañaban Brian Connolly en voz principal, además del guitarrista Andy Scott y el baterista Mick Tucker. En una década anterior dominada por la “invasión británica” de The Beatles y The Rolling Stones, esta nueva agrupación, muy influencia por The Who, no tuvo un comienzo fácil.
En primera instancia sus integrantes debieron únicamente cantar material compuesto e incluso tocado por otros. Sweet era un ejercicio de laboratorio de dos productores de éxitos: Nicky Chinn y Mike Chapman. Así Connolly, Priest y Tucker prestaban sus voces, aparecían en fotos y promocionaban temas como un cover de la serie de TV Archies.
Si bien la fórmula no tardó en dar resultados era frustrante para una banda que añoraba exponer su innato talento. A comienzos de años los 70 artistas del calibre de David Bowie, Marc Bolan y su grupo T. Rex o Roxy Music habían establecido una puesta en escena andrógina, dotada de elementos propios del cine, la literatura e incluso la pantomima. Eran tipos con intelecto en sus entrevistas. Sweet no pertenecía a esa estirpe. Sus músicos eran burdos, su propuesta artística simple y su máximo deseo era calar en el mercado tocando sus propios instrumentos.
Ataviados con prendas femeninas y un aspecto decadente, entre 1972 y 1975 Sweet fue implacable por cuenta de sencillos como Block Buster!, Hell Raiser, The Ballroom Blitz, Teenage Rampage o Fox on the Run. Sus apariciones en TV dejaban a atónitos a propios y extraños. En una ocasión Priest se vistió como un nazi travesti (esvástica incluida). Antes de tocar en el famoso programa Top of the Pops el propio David Bowie le sugirió a Priest reducir su uso de maquillaje. Priest recuerda que ese no era su plan: “Yo solo quería lucir como una vieja prostituta”. (Lea también: Pau Donés: un buen jarabe para la eternidad)
Aunque Sweet gozó de éxito con sus festivos temas, no ocurrió lo mismo con sus álbumes. Producciones como Desolation Boulevard (1974) o Give Us a Wink (1975) fallaron en ventas. Sin embargo, su credibilidad musical fue en ascenso a medida que el movimiento glam se desarrollaba.
Los días del “rock chicle” quedaron atrás optando por guitarras agresivas y una base rítmica contundente. Tampoco necesitaron más productores ni compositores externos. Sweet probó tanto en Estados Unidos como en Europa de qué estaba hecho.
Infortunadamente el alcoholismo del cantante Brian Connolly menguó su capacidad vocal, al punto de abandonar el grupo en 1979. Steve Priest se encargó de reemplazarle en esa tarea ya a manera de trío. En 1982, Sweet culminó labores dejando un legado para futuros grupos como Def Leppard, Guns N’ Roses y Mötley Crüe. Gracias a Sweet fue cool para todos esos músicos emplear las ropas de sus hermanas y hacer una carrera empleando delineador y elaborados peinados.
Sweet tuvo varias encarnaciones en años siguientes que nunca alcanzaron el fulgor de los años 70. Connolly falleció en 1997, Tucker en el 2002 y ahora Priest partió de esta vida. Sus años finales los vivió en California junto a su esposa y sus tres hijas.
Casi cincuenta años después canciones como Action o Love is Like Oxygen aún maravillan con sus sintetizadores, falsetes y gran chispa. No era solo vestir de mujer, era cuestión de elocuencia y un poco más de brillantina.