The Beatles: en primera fila de su último concierto
Se estrenó en salas de cine el filme “Get Back”; un fascinante testimonio de la que fue la actuación de despedida del conjunto ante la vista de propios y extraños.
Alejandro Bonilla C
“Me gustaría dar las gracias en nombre del grupo. Espero hayamos pasado la audición”, dijo con una sonrisa John Lennon al finalizar la interpretación de la canción Get Back, la última pieza escuchada en vivo por parte The Beatles. Aquello ocurrió en la azotea del edificio de los estudios Apple, donde la banda grabó el que resultó ser su álbum de despedida, Let It Be. Han transcurrido 52 años de la mítica actuación.
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“Me gustaría dar las gracias en nombre del grupo. Espero hayamos pasado la audición”, dijo con una sonrisa John Lennon al finalizar la interpretación de la canción Get Back, la última pieza escuchada en vivo por parte The Beatles. Aquello ocurrió en la azotea del edificio de los estudios Apple, donde la banda grabó el que resultó ser su álbum de despedida, Let It Be. Han transcurrido 52 años de la mítica actuación.
Hace unos días se proyectó en las pantallas Imax de nuestro país y de todo el mundo aquel presuroso concierto al aire libre. Sucedió un gélido día ante la mirada atónita de peatones y vecinos. Pese a su corta duración, y encontrarse archivado por medio siglo, la calidad de la imagen y el sonido es impresionante. Brinda la sensación de ser testigo de excepción del colofón por parte de los precursores de la música rock.
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El director Peter Jackson (El señor de los anillos) fue el encargado de restaurar y editar las sesenta horas de registro fílmico capturadas originalmente por el director de videos Michael Lindsay-Hogg. A su vez extrajo el audio de 150 horas de archivo sonoro. El resultado es The Beatles: Get Back, un documental de siete horas que expone el arduo proceso de composición y grabación de Let It Be. Se estrenó a finales del año pasado en la plataforma Disney+, con una recepción muy positiva por parte de fanáticos y crítica especializada.
El audiovisual es una inmersión en esos 22 maratónicos días cuando John Lennon, Paul McCartney, George Harrison y Ringo Starr se propusieron crear un álbum alejando de la psicodelia de sus producciones previas sin mayores aditamentos que el de sus talentos tocando en la misma sala. Al proyecto se sumó el plan de entregar un especial para la televisión, un documental, y un show de lanzamiento. Esto último era muy importante, ya que habían abandonado las actuaciones desde hacía casi tres años.
Comenzando el año 1969 los músicos se instalaron en el estudio de televisión Twickenham para ensayar. El ambiente no era el mejor. Lennon y su pareja, la artista Yoko Ono, estaban enganchados a la heroína. Harrison venía de compartir en los Estados Unidos con músicos como Bob Dylan, disfrutando una libertad creativa. Starr contemplaba una carrera en el cine con el inicio de la filmación de la película The Magic Christian al mes siguiente. Mientras tanto McCartney trataba de salvar el barco de la zozobra.
La atmósfera deprimente del estudio, las sesiones a primeras horas del día, la continua presencia de cámaras y micrófonos, y el estrés aniquilaron el proceso. Durante un almuerzo ocurre una discusión entre Lennon y Harrison, llevando a que este último abandone abruptamente el grupo.
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A pesar del desastre Get Back revela mágicos momentos, como lo es la invención de la canción del mismo nombre frente a los ojos del espectador. Ideas que parten con un simple acorde, un estribillo susurrado, y se transforman en enormes clásicos generacionales.
Para reincorporar a Harrison los demás integrantes deciden abandonar Twickenham y reubicarse en los estudios Apple. Las cámaras siguieron estando durante toda la grabación. El regreso de Harrison vino acompañado del tecladista Billy Preston. Durante diez días la agrupación reavivó su llama y completó el registro del esquivo álbum.
Cuando se publicó el disco Let It Be, en 1970, lo acompañó un filme homónimo con las imágenes tomadas por Lindsay-Hogg. Sin embargo no fue algo celebrado por los fans. La por entonces reciente disolución hizo ver aquello como un reportaje a los días finales del conjunto de Liverpool. Mientras que la nueva perspectiva del director Peter Jackson es luminosa, con situaciones de risa y camaradería. Obviamente hay desacuerdos, pero vemos a cuatro tipos con menos de treinta años haciendo lo que más les gustaba: dar alegría a la gente.
Por supuesto, Yoko Ono aparece junto a Lennon todo el tiempo. Pero también es constante Linda Eastman, quien poco después se casó con McCartney. No es la única pareja en el lugar, Ringo llevó la suya e incluso Harrison convidó a unos hare krishnas para que mediten. El documental derriba la leyenda de que Yoko Ono fue la culpable de la ruptura. Las grietas estaban hace rato. Eran unas inquietas mentes necesitadas de espacio.
La cereza del pastel es la actuación en la terraza. Con canciones frescas bajo el brazo, The Beatles deciden probarlas bajo el pálido cielo londinense. Los camarógrafos les rodearon, uno se situó en la edificación frontal y un par más tomaron testimonio de los transeúntes. Ya conectados los amplificadores el rock n’ roll se apoderó de la ciudad. Así la rutinaria hora del almuerzo se convirtió en un espontáneo concierto para trabajadores, vecinos y policías.
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Un par de agentes de la ley arribaron al lugar para pedir que se bajase al volumen. En la recepción se les toma del pelo por unos minutos, pero finalmente suben para detener el alboroto. Mientras tanto ellos interpretan Get Back tres veces, Don’t Let Me Down en un par de ocasiones al igual que I’ve Got a Feeling. Más allá de la larga ausencia, prueban una vez más su valía en directo, con un acople y energía magnífica.
Ese día pocos fueron los afortunados de verles tocar desde lo alto —una alegoría al remate de su carrera—. Hoy millones podemos observar este ruidoso adiós matizado por los dramas y obstáculos que componen la vida misma. ¡Cautivante!