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El ska es un género que se ha masificado en Japón. No es una nueva tendencia, es un ritmo que llegó a la isla con los sonidos del reggae jamaiquino a comienzos de los años 80, no por la puerta grande del streaming y las masivas reproducciones, sino en una escena underground lo suficientemente grande para animar a jóvenes japoneses a interesarse en bandas como Skatalites.
Así comenzó la historia de Tokyo Ska Paradise Orchestra, o por lo menos la de sus integrantes, con los sonidos caribeños que poco a poco, como ellos han señalado, los fueron juntando como los siete guerreros samuráis: interesados por los mismos sonidos, la música los fue uniendo. Comenzaron siendo más de diez músicos que vieron en los vientos el camino para experimentar con sonidos de Occidente.
La música de los Skarapa, como también se conoce a la Tokyo Ska Paradise Orchestra, es una mezcla de ska, jazz y rock que ha ido evolucionando con los años. Así como al iniciar su carrera se vieron influenciados por figuras como los británicos The Specials y bandas orientales que también experimentaban con el ska, como Determination y The Ska Flames, con el paso del tiempo han aprendido a admirar a los Fabulosos Cadillacs y a los Auténticos Decadentes.
Su historia comenzó a finales de los 80. Con un sonido establecido publicaron Xmonster Rock, una de las canciones con las que hicieron sus primeros toques sobre el escenario del Budokan en Tokio, donde se catapultaban los más reconocidos artistas de la escena underground oriental.
Así se comenzaron a hacer reconocidos. A pesar de que no eran los primeros en experimentar con el género, sus canciones instrumentales enfocadas en la potencia de los vientos hicieron que en sus primeros años tuvieran más de 12 éxitos en su país. Ya para ese momento no hacían música que pocos escuchaban; hacían canciones que se convirtieron en influencia para muchos otros músicos que se han formado a lo largo de estos últimos 30 años.
La experimentación los llevó a consolidar un sonido propio y un gran número de producciones en las que comenzaron a incluir letras en japonés y en inglés, interpretadas por ellos y con artistas locales en colaboración. Así aterrizaron en Glastonbury y en el Montreaux Jazz Festival, entre otros festivales de Europa que les dieron nuevos matices, algunos más enfocados en el jazz, como Perfect Future, y otros más experimentales, como Stroke of Fate, en el que se incluyeron guitarras con un toque español.
El éxito llegó con la tragedia. En menos de cuatro años murieron dos de los integrantes originales de la banda. Primero fue Cleanhead Gimura, el frontman y uno de los miembros fundadores, quien padecía de un cáncer cerebral, y posteriormente el baterista Tatsuyuki Aoki, quien murió en un accidente ferroviario.
Por ello, la década de los 90 marcó un cambio para la banda, tanto en su estructura como en su sonido. Aparecieron canciones más cercanas al pop japonés, así como su acercamiento a Occidente se comenzó a consolidar.
Con Paradise Blue marcaron un regreso a los primeros sonidos que produjeron en la década de los 80 y con esta estructura llegaron en 2011 a Brasil y luego a México, donde participaron en el Vive Latino. De allí salieron temas como Brazil y Aranjuez, en los que la bossa nova, la samba y las rancheras mexicanas aparecen fusionadas con el ska, pero es sólo hasta su más reciente disco, Paradise Has No Border, en que las voces latinas y en español comienzan a aparecer.
Además de canciones instrumentales, como la que da nombre al disco, hay temas interpretados por artistas japoneses como Takuma y Ken Yokoyama, y otros latinos. Los Fabulosos Cadillacs, los Auténticos Decadentes e Inspector, de México, le dan al disco todo el toque latino del ska regional. Así llegaron por primera vez el año pasado de gira por la región.
En Colombia se presentaron junto a Los Elefantes en un concierto de homenaje al ska. La curiosidad se centró en que fueran japoneses los que estuvieran en tarima tocando un ritmo que no les es propio y que terminó haciendo bailar a más de uno.
Luego de esa gira llegaron nuevas colaboraciones. Manifestaron en entrevistas por la región su satisfacción de estar cerca de los Auténticos Decadentes, así como de otras figuras representativas del género. En su paso por el país reconocieron su gusto por Bomba Estéreo y mostraron su interés por hacer colaboraciones con ellos.
“Para nosotros ha sido muy importante fortalecer nuestra relación con Latinoamérica y con su música, y qué mejor que colaborar con sus artistas más representativos. Queremos crear algo totalmente nuevo, algo que jamás se haya creado antes con artistas latinoamericanos”, aseguraron en entrevista con Radiónica en su primera visita.
Luego de esto, Nargo (Kimoyoshi Nagoya), Masahiko Kitahara, Gamo, Atsushi Yanaka, Tsuyoski Kawakami, Takashi Kato, Yuichi Oki, Hajime Oumori, Kinichi Motegi y Tatsuyuki Hiyamuta, los siete integrantes de la banda, han hecho más colaboraciones en la región. Recientemente hicieron parte del primer álbum de iLe, la hermana de Residente y Visitante, que hacía las voces femeninas de Calle 13, en el que hicieron una versión de Te quiero con bugalú.
A Rock al Parque llegan por primera vez con el compromiso de hacer un recorrido por sus más de 30 años de música. Si bien Paradise has no border es su primer ingreso en Latinoamérica y los sonidos en español, su evolución ha sido parte importante para entender la música que se hace y llega desde uno de los países más lejanos de Oriente.
En la década del 60, la voz de Ikuo Abo, un japonés que interpretaba tangos en español a la perfección sin saber hablar la lengua, conmocionó a los argentinos. Hoy, siendo el k-pop y el j-pop los más próximos acercamientos a la música de Oriente, termina haciendo de Tokyo Ska Paradise Orchestra tanto un ejemplo de que los sonidos del mundo son cada vez más locales como de que la música es un idioma que une y permite mezclar diferentes culturas.
En su paso por la región, los Skapara han dicho que, al igual que Abo, se han visto influenciados por el tango. Un ejemplo es Uradorino Futari (Una pareja en el callejón), que hicieron inspirados en Astor Piazzolla.
Su principal meta ahora es seguir experimentando con los sonidos de la región y entrar en la escena local. “La felicidad no tiene barreras, ni lengua, ni país, ni cultura, ni sexo: la música es ese lugar. Todos podemos estar unidos a este lugar en Colombia”, aseguraron en su anterior visita al país.