Tony Bennett, el bendecido
Tony Bennett, el último de una generación de cantantes estadounidenses cuyo espíritu alegre unió generaciones para convertirlo en un creador de éxitos durante siete décadas, murió este viernes a los 96 años. Combatió en la Segunda Guerra Mundial, marchó junto a Martin Luther King y surfeó la ola de las exigencias de la industria de la música. Homenaje.
Joseph Casañas Angulo
Como lo que Anna Benedetto ganaba en su trabajo como costurera no alcanzaba para alimentar tres bocas, uno de sus hijos, Anthony Dominick Benedetto empezó a cantar en una taberna por $US 15 a la semana. Y aunque alguna mueca le hizo al hambre, el joven Benedetto, entonces con 16 años, amplió su mercado. En el día trabajaba como camarero en algunos clubes de Nueva York y en la noche cantaba. “Era camarero y cantante, un cantante de salón. Me encantaba hacerlo”, bromeaba al recordar la anécdota.
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Como lo que Anna Benedetto ganaba en su trabajo como costurera no alcanzaba para alimentar tres bocas, uno de sus hijos, Anthony Dominick Benedetto empezó a cantar en una taberna por $US 15 a la semana. Y aunque alguna mueca le hizo al hambre, el joven Benedetto, entonces con 16 años, amplió su mercado. En el día trabajaba como camarero en algunos clubes de Nueva York y en la noche cantaba. “Era camarero y cantante, un cantante de salón. Me encantaba hacerlo”, bromeaba al recordar la anécdota.
Su voz no pasó desapercibida e impulsado por los músicos con los que compartía en los clubes, se planteó estudiar arte dramático, dicción y teoría musical, pero como en Europa sonaban los bombazos de la Segunda Guerra Mundial y el Ejército de Estados Unidos necesitaba soldados más que cantantes, cumplidos los 18 años, en noviembre de 1944, fua reclutado para combatir en Alemania. Formó parte de la división de infantería que liberó el campo de concentración de Lansberg.
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“Al terminar el conflicto permaneció por un tiempo en el país e integró una banda musical que entretenía a las fuerzas ocupantes. Las duras experiencias vividas en la guerra reafirmaron su ideología pacifista”, se lee en la semblanza que la revista Billboard publicó tras la muerte de Tonny Bennett. “No me gusta ninguna guerra. Me parece un acto completamente ignorante e incorrecto”, dijo en una entrevista en la que se le preguntó por su experiencia en el frente.
Su desprecio por cualquier expresión violenta generó algún rechazo de los sectores más conservadores de Estados Unidos, sin embargo, haber visto de primera mano los horrores de la guerra en su adolescencia y los afanes de la pobreza en la niñez, lo llevaron a secundar, entre otros, a Martin Luther King. Junto a él, en 1965 estuvo presente en la Marcha de Selma a Montgomery por el derecho al voto.
“Es terrible humillar a los afroamericanos. O tratar a los latinos como inferiores. Las actitudes conservadoras de gente blanca que creen que son mejores que cualquiera, son incorrectas e ignorantes”.
El origen del nombre de la leyenda
Antes de adoptar el nombre con el que será recordado para siempre. Bennett se hacía llamar Joe Barry. Llevó ese nombre hasta 1949 cuando el actor y comediante Bob Hope lo invitó a cantar en su programa en el Paramount Theatre.
“Después de esa noche, Bob me da un consejo. Me dijo, “mira, eres italoamericano. Tu nombre de pila es un poco largo y el artístico no genera recordación. ¿Por qué no te haces llamas Tonny Bennett? Benedetto, tu nombre de pila, traducido al italiano significa bendecido’”. Y vaya que lo fue. Un bendecido obsesionado con la perfección.
“Durante la Segunda Guerra Mundial, en mi país se promulgó una normativa que permitía a los veteranos poder estudiar donde quisieran. Al volver del frente europeo me fui a la High School of Industrial Art de Nueva York, y allí me enseñaron que por encima de cualquier otra cosa tenía que buscar lo mejor, la excelencia, y que mi objetivo tenía que ser la calidad, la calidad y la calidad. Es como si quieres ser actor, lo que has de hacer es trabajar con los mejores guiones y las mejores actrices. Esta actitud de no conformarte me benefició mucho, también ahora cuando lo que se valora es lo más comercial y los resultados inmediatos”, dijo a La Vanguardia de España en 2011.
En sus últimos años, cuando el Alzheimer, enfermedad que le fue diagnosticada en 2016, ya había hecho de las suyas y a Bennett le costaba reconocer objetos o personas, la música fue, más que nunca, su polo a tierra. “Tony no siempre está seguro de dónde está o de lo que sucedía a su alrededor. Objetos cotidianos tan familiares como un tenedor o un juego de llaves de la casa pueden ser un misterio para él”, dijo su esposa Susan Benedetto en una entrevista a AARP Magazine.
En su momento se hizo viral una escena en la que de repente el cantante se sorprende al estar arriba del escenario, quizá no se acordó cómo llegó hasta allí, pero sí reconoció la voz de una mujer que lo saluda con dulzura. Abre los ojos, se emociona y la saluda. “Waooo. Es Lady Gaga”.
Con más de 80 años se convirtió en la persona de mayor edad en alcanzar el número uno en la lista de ventas de álbumes en Estados Unidos gracias a una colección de duetos con Lady Gaga, quien se convirtió en su amiga y compañera de gira.
En 2015, en reportaje conjunto que publicó la CBS, Gaga le regaló a Bennett una pintura. Un demonio con la cabeza gigante. pintado con colores tristes, se veía en el lienzo.
“Estaba muy triste y quería poner esos sentimientos en algún otro sitio. Y quería dártelo porque tú tienes mucho que ver en que se haya alejado de mí”, le dijo la cantante al músico.
Lady Gaga fue apenas una de una larga lista de estrellas jóvenes que trabajaron con el cantante.
Comenzando con la grabación de la canción de la película “Because of You” en 1951, Bennett cantó docenas de éxitos, incluidos “Rags to Riches”, “Stranger in Paradise” y, en lo que se convertiría en su tema característico, “I Left My Heart in San Francisco”, que le valió dos de los 19 premios Grammy de su carrera.
En los años 60, con la invasión musical británica en Estados Unidos liderada por The Beatles, música de Bennett comenzó a tornarse anticuada, pero con el tiempo, su carrera revivió.
“Cuando apareció el rap, o la música disco, cualquiera fuera la nueva moda, no traté de encontrar algo que encajara con el estilo de la escena musical”, dijo Bennett a la revista cultural británica Clash.
“Simplemente me mantuve y canté con sinceridad y traté de ser honesto conmigo mismo, sin comprometerme nunca, simplemente haciendo las mejores canciones que pude pensar para el público. Y afortunadamente dio resultado”.
“Nunca previsible”
Bennett padeció en los años 70 y 80; una etapa marcada por la adicción a la cocaína y una sobredosis, en 1979, de la que sobrevivirá. Su hijo Danny intervino y le abrió el camino a una segunda carrera presentándolo a una audiencia más joven.
Así en 1994, realizó en el canal de música MTV un “Unplugged”; conciertos acústicos más bien reservados para jóvenes artistas en boga.
En 2006 lanzó el disco “Duets: An American Classic”, junto a nombres muy grandes de la música popular, desde Stevie Wonder hasta Bono.
El éxito fue total al punto de que en 2011 verá la luz un segundo opus, “Duets II”, con el que por primera logró el pico de ventas de discos en Estados Unidos a sus 85 años.
El álbum contiene sendos duetos con Lady Gaga y Amy Winehouse que revelan a las dos jóvenes cantantes en un registro refinado.
Las colaboraciones continuarían, en particular con un álbum completo junto a Lady Gaga, “Cheek to Cheek”, que se convirtió en un nuevo número uno en los Estados Unidos. Durante siete décadas siguió el consejo de Frank Sinatra: “Nunca seas predecible”.