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El Festival de Música del Caribe vuele a Cartagena después de 29 años de ausencia. En la memoria de muchos cartageneros, melómanos, bailarines y rumberos, está ese mes de marzo de 1996, cuando fue el último Festival, después de 15 años consecutivos.
Un documento del Museo Histórico de Cartagena de Indias sostiene que el festival tuvo su primera versión en 1982, por iniciativa de Antonio Escobar y Francisco de Onís. “Se aventuraron a realizar un evento que pudiera albergar toda la música del Caribe en un solo lugar”. La intención era que el Festival fuera un espacio de difusión, consolidación e identificación de la música Afroantillana.
La cita era siempre en el mes de marzo, algunos la conocían como “La Fiesta del Caribe” y fue uno de los eventos más importantes para la ciudad y es que gracias a este encuentro se conocieron diversas identidades del Caribe. Grupos musicales de varios países estuvieron en la tarima. Con el paso del tiempo se consolidaron espacios para entender la cultura y la historia de los países del Caribe.
El Festival formó músicos, artistas e intelectuales que ayudaron a fortalecer nuevas identidades, pero al festival se le terminó el apoyo institucional y solo quedó el recuerdo. Hoy se vuelve presente.
Tres visionarios de la música, la cultura y la tradición decidieron volver a traer el Festival. Myriam Barcha, “El Farra” Flórez y su hijo Kevin, el Rey De La Champeta Urbana. La fiesta arrancó el viernes 21 de marzo y finaliza el domingo 23. La han llamado “El Renacer”.
En un evento que organizo la Alcaldía de Cartagena, se hizo el lanzamiento oficial del Festival. Allí El Espectador habló con Myriam Barcha.
“Este Renacer ha sido un sueño porque era el eslabón que nos faltaba a nosotros. El festival es un patrimonio inmaterial, es de la ciudad, es del país entero y nos hacía falta. No para Myriam o Farra o Kevin, esto es de los artistas, esto es del pueblo y había que rescatarlo de alguna manera”.
“Nuestra esencia cultural se ha ido perdiendo en el tiempo, es el festival la oportunidad para rescatar nuestras raíces culturales”.
Myriam, sobrina de Mercedes Barcha, la eterna esposa del premio Nobel Gabriel García Márquez, habla despacio y habla del tiempo que demoró el regreso del festival.
“Yo creo que hubo tantas personas intentando y les dio miedo en el camino. En este tiempo el miedo no me ganará y aquí estamos”.
La cita será en la Plaza de Todos, donde por muchos años se hizo el Festival.
Varias fotos de los 15 años del Festival quedaron guardadas en un capítulo del libro “La Cartagena que Ame”, del fotógrafo Álvaro Delgado. Allí, en ese camino de la ciudad, en blanco y negro, están las imágenes estáticas en escenarios de ritmos plurales que solo se pueden vivir en la heroica.
Teremar Londoño Zurek, secretaria de Turismo de Cartagena, le dice a El Espectador que aunque no vivió el festival en sus inicios, pues aún era muy pequeña, sabe de la importancia de este tipo de eventos.
“El Festival de Música del Caribe es un legado cultural que llevó en la memoria a través de las historias de mi madre y mi abuela. No lo viví directamente, pues nací en 1988, pero crecí escuchando cómo Cartagena vibraba con esos ritmos que llenaban la Serrezuela, un lugar que perteneció a mi familia. Era un evento que convertía a la ciudad en el epicentro de la música caribeña, donde se reunían artistas y melómanos para celebrar nuestra identidad sonora”.
“Para mí, es una parte invaluable de nuestra historia y un recordatorio de la riqueza cultural que debemos seguir promoviendo”.