El “problemón” del tropipop
A principios de los 2000 el tropipop, un género musical con influencias del caribe, que encontró su nicho en Bogotá, revolucionó la industria musical. Sin embargo, su éxito fue efímero. Alejandro González de Bonka, Jerau, Jorge Villamizar de Bacilos y Julián Rey de Katamarán, rastrean para El Espectador las razones del surgimiento y el declive de los sonidos de una generación.
Daniela Suárez Zuluaga
Cuando me gradué del colegio, en 2012, la banda sonora del video, que recopilaba algunos de los momentos más emotivos del último año escolar, era un tema de Bonka. La canción de las despedidas, la que entonces se solía utilizar para cerrar ciclos. Hoy, se llamaba la canción. Con mis amigos nos abrazábamos y cantábamos fuerte: “Que a un amigo no se puede olvidar, y que a los amigos nada los separará”.
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Cuando me gradué del colegio, en 2012, la banda sonora del video, que recopilaba algunos de los momentos más emotivos del último año escolar, era un tema de Bonka. La canción de las despedidas, la que entonces se solía utilizar para cerrar ciclos. Hoy, se llamaba la canción. Con mis amigos nos abrazábamos y cantábamos fuerte: “Que a un amigo no se puede olvidar, y que a los amigos nada los separará”.
Recuerdo que en los descansos escuchábamos rock, reguetón del viejo, rap y sonidos que venían de otras partes del mundo, pero cuando queríamos escuchar algo local, el tropipop era la primera opción. En nuestros celulares, de muy poca capacidad, teníamos dos o tres temas descargados. No había más nada.
Así fue como comenzamos a conocer artistas. Algunos eran portada de la revista Tú, a otros los escuchábamos en Los 40 o La Mega. Bonka, una banda bogotana que el cantante Alejandro González fundó en 2003, era uno de esos grupos que estaban de moda. La mona, El problemón y Traga maluca sonaban por lo menos seis veces a la semana en la emisora escolar. Nos gustaba ese ritmo pegajoso que parecía vallenato, pero no era. También parecía pop, pero tampoco lo era del todo.
A Bonka se le sumaron Sin Ánimo de Lucro, Majua, Wamba, Mauricio y Palo de Agua, Jerau y todo un movimiento que se hacía fuerte. No faltaban en ninguna reunión, Día de la Familia, miniteca o chiquiteca. Esa música fue parte de nuestra cotidianidad, hasta que dejó de sonar.
¿De dónde salió el tropipop?
Cuando el tropipop llegó a mis oídos por primera vez tenía 11 años, pero los artistas que estaban sonando en ese momento no me llevaban tanta ventaja. También estaban en el colegio a punto de graduarse, algunos empezando la universidad, pero con la música como prioridad. “Fue una época muy linda. Todos tuvimos mucha influencia de lo que estaba pasando en esos años con Carlos Vives, Bacilos y la música colombiana en general, eso era lo que escuchábamos en ese momento”, dice Gerardo Rodríguez, conocido en la industria musical como Jerau, en entrevista para El Espectador.
En ese momento él estaba en Cartagena, su ciudad natal, y no tenía ni idea de lo que estaba pasando en Bogotá. Escuchó una que otra canción de Mauricio y Palo de Agua, o Fonseca, pero no imaginó que iba a ser parte del movimiento tropipopero. Dice ese género es pop latino y que no nació en Colombia, como muchos aseguran. “Diego Torres hacía música que sonaba muy similar, en Venezuela estaba Voz Veis que hizo cosas parecidas. Siento que lo que le incluyó Bogotá al género fue el acordeón con las propuestas de Fonseca, Gusi y Beto, Sin Ánimo de Lucro, Fanny Lu, y eso ayudó mucho a darle nuestra propia identidad”.
Alejandro González recuerda el grupo nació de la amistad. Estaban en el colegio cuando escribieron las canciones que se volvieron himnos. “Éramos unos niños escribiendo sobre situaciones que vivíamos en ese momento. Le escribimos a nuestros primeros amores, nuestras primeras tusas, nuestras primeras tragas, los problemones y a la mona que nos gustaba”.
Las canciones, según Jerau, hablaban mucho también de Colombia en un lenguaje de ‘pelaos’, de su idiosincrasia y su fijación con el amor. “Éramos muy románticos con nuestras letras, y en esa época los conciertos grandes estaban llenos de sentimiento nacional. Había espacio para todos los géneros musicales y el de nosotros se destacaba por tener esta música que venía del fandango, del porro, la cumbia y el vallenato”.
La influencia de Carlos Vives en el tropipop fue muy importante en ese momento. Él mismo llamó a los artistas “hijos del vallenato”, y hasta hoy se mantiene en contacto con muchos de ellos, que así como Jerau y Bonka, utilizaron su música como inspiración para crear los sonidos que durante varios años caracterizaron a un género que terminó siendo incomprendido por la sociedad.
Tropipop: un género y un movimiento
Otras bandas como Sanalejo, Katamarán, Bacilos y Los de Adentro fueron considerados como artistas del género, aunque su música no tuviera mucho que ver. Julián Rey, vocalista de Katamarán lo define como una confusión que vale la pena aclarar.
“Una cosa es el género musical, y otra es el movimiento de la época. El género como tal lo abanderaron Fonseca, Carlos Vives, Bonka, Sin Ánimo de Lucro, Mauricio y Palo de Agua, Jerau, Wamba, Cuarto Aparte. Ellos fueron los primeros que hicieron ese tipo de música” explicó en una charla para El Espectador.
Luego, según cuenta Rey, llegaron grupos que sin necesidad de hacer el mismo ritmo entraron en el movimiento. Sanalejo, por ejemplo, sonaba mucho a funk con canciones como “Mejor que tú no hay nada”, “Me gusta”, “Mujer Calavera” y “El Diablo”, pero también tenían baladas poderosas y cortavenas como “Indeleble”. Los de Adentro tampoco hacían tropipop, estaban más ligados al rock, pero se les relaciona por ser de la misma generación. “El movimiento nos abraza a muchos artistas de esa época, mientras que el género incluye a unos pocos, por eso es importante aclarar la diferencia”.
Un caso curioso es el de Bacilos, que aunque se les considera un referente de ese género, tampoco se encasillan allí. “Soy cachaco y me inspiré en música caribeña. Tal vez, fuimos un grupo de rolos que hicimos música colombiana, pero nos arrastraron a una corriente musical muy juzgada y criticada y no estoy seguro de ser parte de ella. Bacilos es pop”, dice Jorge Villamizar, vocalista de Bacilos en entrevista para El Espectador.
¿Quién puso a sonar el tropipop?
Alejandro González, líder de Bonka, y Julián Rey están de acuerdo en que la primera emisora a nivel nacional que le abrió las puertas al género fue Los 40, y tiempo después se unió La Mega. No era extraño prender la radio en el carro de camino a clase y escuchar “Niña” de Mauricio y Palo de Agua, “Compadre” de Wamba, “Todo de ti” de Qarto Aparte o “No pasa nada” de Katamarán. En televisión cuentan que fue Caracol quien los dejó entrar cuando Hernán Orjuela estaba en Día a Día.
La radio comercial los llevó a muchos lugares del país, incluso algunos lograron hacer giras por fuera y llevar el género a otras partes del mundo, pero lo que no sabían, es que ese momento de éxito iba a durar un poco menos de lo que pensaban.
¿Hubo una rebelión contra el tropipop?
Jerau dice que la culpa de la decadencia del tropipop la tienen algunos medios que hicieron campañas hablando mal del género. “A algunos artistas les decían ‘hijos de papi y mami’, otros decían que no era música, o que estaba mal hecha. Nos hicieron la guerra y se cerraron muchas puertas”, dijo el artista, quien además considera que para hacer frente a la mala prensa faltó unión y mafurez.
Cunado la espuma bajó, el tropipop se convirtió en un gusto culposo. “Esto se convirtió en una guerra social, porque se decía que todos éramos ‘gomelos privilegiados’, una gran mentira. Nosotros no teníamos cómo defendernos. Nunca nos entrevistaron de frente y nos preguntaron las cosas, solo nos sacaron a las patadas con un rumor que nunca fue real y acabaron con los sueños de muchos”, dice Jerau.
La reinvención del género
Alejandro González dice que le preguntan por el tropipop como si ya no existiera. Como si fuese un género muerto. No está de acuerdo. Dice que el sonido migró a otras tendencias y se adaptó a las nuevas tendencias.
Jerau optó por incursionar en otros géneros. Ha hecho música junto a Alexis y Fido y Golpe a Golpe, pero siempre conservando su esencia. “Tenemos que seguir adelante y esperar el momento para volver a encarrilarnos en este bosque perdido que fue el tropipop, tratar de hacer festivales, llevar el género a las masas otra vez”.
Casi 20 años después, la generación que creció con el tropipop sigue atesorando esas canciones.