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Hacía cuatro años no venía a Bogotá, y se notó. Desde la madrugada de este miércoles, los seguidores de Justin Bieber se agolparon en inmediaciones del Estadio El Campín para esperar por el regreso del artista canadiense. Madres, padres, hermanos mayores y, sobre todo, miles de adolescentes, ignoraron el gélido clima que Bogotá preparó como antesala de la presentación de Bieber, quien llegó a Bogotá desde el domingo, e incluso estuvo horas antes del concierto en lugares turísticos como el cerro de Monserrate y el Parque Nacional. (Lea: Antes de su concierto, Justin Bieber subió a Monserrate a rezar)
Pese al optimismo por la siempre fiel fanaticada del canadiense, cuando las puertas se abrieron y el aforo empezó a crecer, poco a poco se fueron notando los huecos en las localidades. El sector norte fue el que tuvo más espacios vacíos, y aunque las localidades occidental y oriental se llenaron, no estuvieron a reventar como en 2014. Pudo incidir la lluvia y hasta la Semana Santa, pero el aforo definitivamente no fue el esperado para un concierto de esta magnitud. La encargada de la apertura fue la artista colombiana Ali Stone, quien ha tenido una carrera más exitosa en el exterior que en el país. La bogotana ofició como anfitriona con un show que combinó música electrónica, canto y guitarra. (Imágenes: Así fue el explosivo regreso de Justin Bieber a Bogotá).
Poco les importó a los “beliebers” si eran los miles que se esperaban o no. Cuando el canadiense saltó al elaborado escenario de El Campín, ensordecedores gritos y arengas demostraron que lo importante era la presentación y que los asistentes iban por cumplir un sueño. De la tarima, adecuada e inspeccionada durante horas debido a las torrenciales lluvias, emergió hacia las 9:00 p.m. el ídolo juvenil. Vestido con chaqueta blanca, pantalón negro y metido en una inmensa caja de cristal suspendida en el aire, Bieber saltó a la tarima de El Campín para desatar la locura de sus fanáticos con “Where are you now”, el hit con el que decidió abrir su presentación en la capital colombiana.
Un prematuro show de pirotecnia, el furor por tener a Bieber de vuelta y la energía que imprimió el canadiense una vez se montó a la tarima, hicieron que más de un asistente sintiera en pocos minutos que el valor de la boleta (que oscilaba entre $120.000 y $800.000) ya había valido la pena. Pero era solo el inicio. Luego vino un apartado acústico, en el que Bieber se conectó aún más con su público durante unos 20 minutos de intimidad entre él, su guitarra y sus fans. También tuvo tiempo para demostrar sus habilidades en la batería, con un extenso solo que sorprendió a muchos.
El repertorio del artista navegó por géneros tan indistintos como la electrónica, el rock y el dancehall, e incluso ofreció varias canciones en versiones inéditas, secundado en varias ocasiones por un siempre sincronizado grupo de bailarines. “Let me love you”, “Cold water”, “Love Yourself”, “Been You” y “Baby”, fueron las infaltables canciones de su repertorio y que retumbaron en el coliseo de galerías al momento de ser interpretadas al unísono con el público. Antes de empezar cada canción, Bieber hablaba un poco a unos seguidores que, aunque quizás no entendían lo que decía, nunca dejaron de gritar y alzar sus brazos en señal de regocijo por su regreso.
La actuación número 128 de su gira Purpose World Tour no podía cerrar sin el cliché de la camiseta del país. Como hizo en otros escenarios, Bieber se puso la tricolor de la Selección Colombia, puso a bailar a todos con "Sorry" y cerró una memorable presentación que venció al agua, la asistencia y el escepticismo cada vez que un artista de talla mundial visita el país.