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Si ha escuchado canciones como Rebelión, A mi Dios todo le debo, Falta la plata, Echao palante, Pal bailador, Mi Mary, o cualquiera que elija del extenso repertorio de Álvaro José Arroyo, el Joe, se ha encontrado con la voz de Víctor “Wachy” Meléndez. Las canas más famosas de la música tropical colombiana. El hombre de las maracas que por años bailó y coreó al lado izquierdo de Joe.
Al mejor estilo de los ‘rockstars’ de los 70, el Joe, “Wachy” y la orquesta La Verdad recorrieron 23 países, grabaron 47 producciones, alternaron escenario con la crema y nata de la salsa: El Gran Combo, Héctor Lavoe, Celia Cruz, Gilberto Santa Rosa, Andy Montañez y Rubén Blades, entre otros. Ganaron 18 Congos de Oro consecutivos en el Festival de Orquestas del Carnaval de Barranquilla y dos Supercongos de Oro, un trofeo único creado sólo para este colectivo.
La historia que pocos conocen es que fue Meléndez quien inició en las tarimas al “Centurión de la Noche”. Cuando aún no era Joe, sino la voz de tarro del barrio Nariño de Cartagena, “Wachy” (que entonces solo era Víctor Meléndez) lo llevó a Tesca, zona de tolerancia en el puerto de Cartagena donde quedaba El Príncipe, un prostíbulo inmenso –que algunos dicen con exactitud que tenía 102 cuartos– donde se presentaban orquestas casi a diario.
Meléndez era el cantante base de este lugar, de lunes a lunes, y cuando pasó a alternar con El Club Verde, un prostíbulo al lado de El Príncipe, llamó a Álvaro José, que entonces tenía 14 años y ya por esos días le coqueteaba a la salsa. Le pedía permiso a doña Ángela, mamá del Joe, y cantaban hasta las 3:00 a.m. entre putas, ron y marinos.
Tenía 29 años cuando empezó a llevar al pequeño Álvaro José a la zona del Tesca. A pesar de la diferencia de edad, en estos sitios del amor carnal nació una amistad que duraría toda la vida. Estuvieron juntos por esos rumbos un año, tiempo suficiente para que Joe Arroyo se curtiera de la noche, luego partió a Barranquilla a tocar con La Protesta. Pero más adelante, sus caminos se volverían a unir con The Latin Brothers y sellaron su unión con La Verdad, donde el “Wachy” pasó a la historia como corista del denominado sonero de América.
Víctor Meléndez Padilla
A sus 81 años recuerda que ha cantado toda su vida. Nació con el don en la garganta. Su papá, Miguel Meléndez, el original “Wachy”, tipógrafo de oficio de quien tomó prestado su apodo muchos años después, lo complacía en las navidades con maracas y guitarras. El pequeño Víctor amenizaba las fiestas familiares con su voz.
Nació en el año 1940, en el tradicional barrio Torices de Cartagena, cuna de boxeadores y beisbolistas, a tan solo unas cuadras del barrio Nariño, donde nació y creció Álvaro José Arroyo. Ha vivido ahí toda su vida, cerca del mercado de Santa Rita. En este lugar se criaron sus tres hijos, sus nietos, ahí tiene su casa y ahí planea morir. En este momento está trabajando en una canción para este sitio, que espera poder grabar próximamente.
De sus hijos, el único que heredó su don musical es Víctor Jr. Es pianista graduado de la Universidad Bellas Artes. Actualmente se dedica a tocar con su papá en las presentaciones en el hotel Santa Clara. Conciertos que se hacían antes de que la pandemia por el COVID-19 pusiera en pausa la música de tantos artistas.
Salto al acetato
A los 20 años comenzó su trayectoria musical. Empezó cantando boleros aquí y allá en bares de La Heroica. Luego se consagró como el cantante principal de los ya mencionados prostíbulos de la zona de tolerancia del puerto de Cartagena, donde estuvo por muchos años.
Su primer acercamiento con la música profesional lo hizo con The Latin Brothers, donde cantó junto a Jairo Murillo y Joe Arroyo en discos como Te encontré (1976), Báilame como quieras (1977), Suavecito, apretaíto (1978) y En su salsa (1979). Con esta agrupación estuvo diez años.
Luego, en 1980 grabó junto a Joe Arroyo y Víctor ‘El Nene’ del Real una producción que se perdió en la bruma del recuerdo. Esta grabación se hizo bajo el nombre de Los Chicos Bravos. Afortunadamente, hace un par de años el sello español Vampisoul anunció la reedición de una porción del inmenso catálogo de Discos Fuentes, donde se rescató esta joya que sabe a leyenda.
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El vocalista principal de ese disco fue, por supuesto, Víctor Meléndez. Después de esta grabación adoptó el apodo de su papá, pues según Mario Rincón su nombre de pila no tenía ninguna sonoridad especial y fue rebautizado como “Wachy” Meléndez.
La hora de La Verdad
Cantaba en la orquesta de Rafael Lamadrid y Nando Barrios cuando una noche Joe Arroyo llegó a Donde Guido, un estadero en Bocagrande, y le dijo que necesitaba que lo acompañara en un proyecto que estaba armando. No lo pensó dos veces y un par de semanas después estaba en Medellín grabando en Discos Fuentes.
En 1981 nació oficialmente Joe Arroyo y La Verdad, que incluyó en su nómina a nueve músicos costeños y dos del interior, con “Wachy” Meléndez en los coros.
Esta década de gloria arrancó siendo de mucho dolor. Arroyo iba y venía entre el bazuco. En 1983 lo consideraron muerto por la mezcla entre su adicción y el hipertiroidismo que lo complicó todo. “Wachy” estuvo presente en todos esos momentos junto a la familia del artista, cuando nadie daba un peso por él, literalmente.
El papel de Meléndez en la orquesta era icónico. Su imagen era una insignia de La Verdad. Contó una vez que Joe Arroyo le pidió que no se pintara las canas porque era la forma en que identificaban a la orquesta entre la muchedumbre. Y así era, donde estaba el viejito de cabeza blanca, ahí estaba La Verdad.
“Wachy” Meléndez estuvo a su lado en las buenas y en las malas durante 26 años, pero no estuvo hasta el final. En 2006, cinco años antes de la muerte de Joe Arroyo, salió de la orquesta y hubo hasta demanda laboral, que nunca se resolvió.
Episodio en la televisión
En 2012, “Wachy” se presentó al concurso La Voz Colombia, de Caracol Televisión. Escogió al entrenador Carlos Vives y fue eliminado en la segunda ronda. Dice que su suerte hubiese sido diferente si Andrés Cepeda hubiera volteado su silla, como él lo había pensado desde el inicio.
Volvió a Cartagena con la cabeza en alto y el “cuero duro” para seguir en lo que mejor sabe hacer: cantar y bailar salsa. Estuvo con La Nómina del Pin, del Pin Ojeda, timbalero de Arroyo, y actualmente está con la orquesta de Chelito de Castro, el pianista que se inmortalizó en Rebelión.
“‘Wachy’ es una institución en la música tropical colombiana”, dijo Andrés Cepeda, y tiene razón.
* De la Fundación Color de Colombia.