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La cita fue el 27 de abril en el Coliseo de Puerto Rico José Miguel Agrelot, escenario con capacidad para 18.000 personas. A las 9:00 p. m. Rosario se subió a la tarima vestido con un traje color azul, camisa pálida y corbata con franjas que alternaban entre el color su traje y el blanco, mientras el resto de su orquesta vistió con corbatín y pantalón negro combinado con saco blanco. Sin demora entró en escena su primer invitado, Cristóbal “Chamaco” Rivera, para interpretar el éxito “De barrio obrero a la 15″, tema que emocionó especialmente a los asistentes colombianos. Una referencia al barrio Obrero de Cali, En seguida, con la formación actual de su orquesta, interpretó “Ojalá te vaya bonito” y “Anuncio clasificado”.
Después de un video sobre el sonido de la orquesta, el timbalero y cantante Manolito Rodríguez relevó a Rosario para interpretar con la actual nómina de vocalistas de la agrupación “Échame la culpa a mí”, “Juventud del presente”, una adaptación de “Juventud siglo XX”, “Cha-cha-ri-cha” y “El callejero”.
A pesar de que la expectativa de vida a nivel mundial tiende a aumentar y que actualmente los referentes icónicos de la salsa sobrepasan los sesenta años, encontrar personas que vivan más allá de un centenar sigue generando asombro. Willie Rosario, además, sigue trabajando o, en este caso, interpretando su música y dirigiendo su orquesta. Es por esto que a pesar de que la atención se dispersó con la ausencia de Willie Rosario en tarima, predominó el consenso entre el público de que era normal que se tomara una pausa, a pesar de no saber cuánto tiempo duraría.
Se sumó como invitado el trompetista Humberto Ramírez, parte de la orquesta en la década de 1980, a interpretar una composición instrumental suya en homenaje al cumpleañero titulada “Mr. Afinque”. Además, como un ejemplo de relevo generacional, Rodríguez, que interpretó timbal y voz en la canción “Preparen candela”, invitó al percusionista Gerardo Gabriel, quien tiene once años de edad y es nieto de Jerry Rivas, cantante del Gran Combo de Puerto Rico, a acompañarlo en una descarga a dos timbales.
La carrera artística de “Mister Afinque” acumula más de 60 años ininterrumpidos, pero sorprende especialmente su estado físico, pues a pesar de requerir bastón o un apoyo humano, camina siempre erguido. Cuenta con fortaleza suficiente para mantenerse de pie tocando más de dos horas continuas en tarima. Eso sin mencionar su lucidez y memoria clara, que, por ejemplo, le permitió reconocer a varios periodistas internacionales en la rueda de prensa previa al concierto y responder sin titubeos a las preguntas. A su cuidado siempre está su equipo de trabajo y sus familiares, especialmente sus hijas.
Rosario volvió nuevamente al escenario casi una hora después de haber empezado el concierto, luciendo esta vez pantalón y camisa blanca sin corbata acompañado de un saco rosado. Junto a él, para contrastar el rosa del timbalero, llegaron vestidos de azul intenso, dos de los cantantes que marcaron su paso por la orquesta con la que ahora se reencontraban: Gilberto Santa Rosa y Tony Vega.
Entre las dos estrellas salseras interpretaron catorce canciones que fueron y siguen siendo éxito de la agrupación. Entre ellas, “La mitad”, “El flamboyán”, “Me tendrán que aceptar” y “Busca el ritmo”. El espectáculo estuvo acompañado de anécdotas cotidianas y jocosas que los cantantes vivieron en grabaciones y conciertos junto a Rosario, lo que creó un ambiente de cercanía y fraternidad entre los asistentes. Incluso el homenajeado intervino para relatar algunos momentos, siempre en clave de broma.
Previo a la interpretación a dúo de “Gracias mundo”, Santa Rosa resaltó a los músicos y colegas presentes en el público entre los que se encontraban Choco Orta, Tito Nieves, Luisito Carrión, Ismael Miranda y Bobby Valentín, a quien llamó “arquitecto de esta música” y para quien hubo una ovación especial.
Valentín, que considera como un hermano mayor a Rosario, indicó a El Espectador que el legado del músico centenario está relacionado con su integridad dentro y fuera de los escenarios. “Nadie puede decir algo negativo de Willie Rosario porque siempre ha sido directo y firme, una persona honesta e íntegra que sin importar lo que tenga para decir siempre lo dice de frente”. Además, cuenta que Rosario siempre lo retó para que mejorara como artista y especialmente como arreglista, lo que le abrió un camino de éxito y reconocimiento, que incluso les valió la primera nominación de una orquesta puertorriqueña para la categoría de Best Tropical Latin Recording en los Premios Grammy Americanos de 1987, con el disco “Nueva Cosecha” de Willie Rosario publicado bajo el sello Bronco, fundado por el bajista salsero.
En medio del mambo de la misma canción se proyectó una recopilación de saludos para Rosario grabados en video enviados por grandes figuras como Rubén Blades, Orestes Vilató, Richie Ray, Bobby Cruz y la comunidad de su natal Coamo, entre otros. Sin embargo, a pesar de estar visiblemente emocionado, Willie Rosario permaneció corto en palabras.
Para cerrar con batazo de ‘jonrón’, Gilberto Santa Rosa interpretó “Botaron la pelota” y “Lluvia”, complaciendo a un público que coreó y bailó durante más de dos horas en las que Rosario estuvo de pie, interpretando el timbal, dirigiendo su orquesta y siguiendo con su voz el coro de cada canción. Lejos de la idea de retirarse de la música, Willie Rosario seguirá celebrando “hasta que Dios diga”.
Quienes asistieron al “Choliseo”, como se conoce entre los locales al Coliseo de Puerto Rico, fue un público adulto, mayor de 40 años. Esta es una fotografía del actual momento del género salsero: un repertorio que envejece junto a sus escuchas y que lucha por perdurar más allá de la nostalgia, a fuerza de ser transmitido de padres a hijos.
Sin embargo, lejos de caer en el olvido, la salsa se fortalece con la longevidad de sus exponentes, quienes sienten que con el paso de los últimos diez años el reconocimiento de su trabajo y su aporte a la música se hace más fuerte. Reconocimiento que inevitablemente los confronta con la dificultad para conquistar a los más jóvenes en medio de la avalancha de géneros modernos, como el reggaetón o el trap, además de los escasos espacios y agenda cultural que tienen disponibles las orquesta tradicionales y contemporáneas en Puerto Rico.
Es casi unánime la opinión de los salseros boricuas cuando se menciona el papel de Colombia en la conservación del legado de la salsa, empezando por el mismo Rosario. “Nosotros los puertorriqueños tenemos que agradecerle mucho a Colombia porque ese país ha dado mucho trabajo a las orquestas de Puerto Rico, y no es solamente los que están en el país, sino los que nos llevan a otros lados que casi siempre son colombianos”, contó el artista centenario.
Valentín añade que ve con mucha felicidad a los más jóvenes en Colombia estudiar los discos e interesarse genuinamente por su música, lo que ve muy poco en su país. Coinciden también en afirmar que las nuevas generaciones de músicos tienen talento y potencial para continuar el legado, pero en las actuales condiciones de la industria, consolidar y mantener un proyecto artístico necesita mucho más que las ganas, requiere mantener el nivel musical de los grandes y trabajar con constancia para ganarse un lugar entre los fanáticos tradicionales, siempre reacios. Una empresa casi tan difícil como el nacimiento mismo del género.