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A mediados de los años 2000, en la televisión colombiana se transmitía un segmento impulsado por el Instituto de Bienestar Familiar, ICBF, llamado “Los niños buscan su hogar”, un espacio en el que se muestran fotos y datos de niños, niñas y adolescentes que están bajo el resguardo de la institución. En esa época, como ocurre actualmente, el espacio venía acompañado de una canción que todavía siguen insignia del espacio.
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“Yo quiero que a mí me quieran, yo quiero tener un nombre, yo quiero que a mí me cuiden si me enfermo o estoy triste, porque yo quiero crecer…” es parte de la letra, que cantan varios colombianos sin saber que hizo parte de una campaña internacional por a difusión y apropiación de los derechos de los niños, las niñas y los adolescentes.
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Rubén Rada, mejor conocido como El Negro Rada, es un músico y compositor uruguayo que desde sus inicios en la música ha sido reconocido por sus continuas fusiones musicales en las que combina géneros como el jazz, el rock latino, el género teatral de la murga y el Candome, que más que un género musical es una forma cultural de percusión atribuida a la llegada de esclavos negros, provenientes de África, a las costas de Uruguay.
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El Negro Rada es conocido, además, porque desde los 12 años, cuando inició en la música, siempre fue muy bromista, herramienta que más adelante le ayudaría a la escritura de sus letras con mensajes sociales y culturales vistos antes y después de su carrera como solista. De hecho, el ex Beatles, Paul McCartney destacó el valor musical de Rada luego de escuchar la canción “No te Vayas Francisquito”.
En 2001, el Negro Rada saca un álbum infantil llamado “Sueño de Niños”, trabajo musical que contiene la canción “Yo quiero”, reconocida por los colombianos. Al tener una letra enfocada a los derechos de la infancia y la adolescencia y luego de llegar a oídos del Instituto Interamericano del Niño, la Niña y el Adolescente, la canción, fue utilizada en una campaña de concientización sobre estos derechos.
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Video musical de la canción del ICBF
No se puede hablar solo de la canción sin el video musical, que fue dirigido, como todos los demás de la campaña, por el director de cine, también uruguayo, Walter Tournier. Este video es el mismo que en la franja del ICBF nos presentaban a un niño y una niña, jugando en una habitación, en la que bailan y se ven felices, para posteriormente mostrarnos a otro grupo de niños y niñas, en condiciones deplorables, viéndolos por una ventana.
De hecho, ese final del video, que dura un minuto con 40 segundos, empalma con la estrofa de la canción que dice “… pero quiero que también todos los niños del mundo tengan todo lo que quiero, pues lo quiero compartir… Que tengan todos los niños en el mundo su lugar…”, dejando el mensaje de que todos los niños, niñas y adolescentes del mundo tienen los mismos derechos.