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¿Cuál es su referente femenino en música popular?
A la hora de escuchar música no tengo un solo referente. Crecí en un ambiente crossover, donde escuchaba desde música clásica hasta pop, de ranchera a salsa. Es imposible escoger un solo influenciador en la música. Dentro de mi género, crecí escuchando a mujeres que admiro, como Helenita Vargas, Yolanda del Río, Ana Gabriel y Rocío Durcal.
Dentro del género de la música popular, usted se considera arriesgada. ¿Por qué?
Para mí, la música no tiene límites, es más de sentirla que de reglas. Por ejemplo, tengo canciones fusionadas, como una versión de Qué pensaste donde le metimos el beat urbano. Otra, como Para qué volviste, está sobre una base discotequera.
¿Se identifica con las letras de sus canciones?
Si todas las canciones fueran sobre mí, viviría en un despecho eterno, porque la mayoría de mis letras hablan del desamor. Y aunque todos los géneros musicales tocan este tema, el mío en especial está relacionado con el despecho, el trago, los remates de las fiestas. Tal vez por su instrumentación o por sus orígenes en la música carrilera, que refleja el sentir del pueblo por medio de una jerga popular.
¿También le canta al amor?
Tengo entre mis producciones canciones de amor, pero cuando las ponemos en consideración del público casi siempre terminan escogiendo las de despecho.
El año pasado hubo un escándalo por un video que mostraba a unos niños de un jardín de la Alcaldía de Medellín cantando una canción de despecho. ¿Qué opina de esta polémica?
Es un tema delicado, porque yo no canto música infantil y tengo muchos fans niños. Mi música es de un género que a los niños les encanta. A veces nos complicamos mucho la vida en estas discusiones, cuando los niños no son conscientes de las letras que están cantando y, al contrario, lo que les gusta son los ritmos o el artista, o escuchan tanto las canciones que se les terminan pegando. Por otro lado, creo que la educación de cada niño es responsabilidad de los padres y ellos son los que deben decidir qué tipo de música les permiten escuchar a sus hijos. Para uno como artista es muy difícil regular eso.
Está estrenando el video de la canción “Sí, cómo no”. Háblenos de esto
Sí, cómo no es un tema que tengo desde 2017 y como una necesidad de darles más música a mis seguidores de redes sociales publicamos el video en Youtube. Fue como un regalo para ellos.
“Murió el amor” tiene 34 millones de vistas en su canal de Youtube. ¿Por qué el éxito?
Desde el primer momento me enamoré de esta canción por su melodía y su letra. A pesar de que el público me exige música más cantinera, la grabé con un tono más acústico, más íntimo, más a mi gusto. Quería que al comienzo se sintiera tertulia y luego entrara la orquesta con toda la fuerza de las trompetas. El video también lo hice como yo quise. Me tomó de sorpresa cuando en mis presentaciones la gente me pedía esta canción y sentir cómo tomó fuerza entre el público este tema personal.
¿Qué tan frecuente se da la licencia de grabar lo que le gusta y no lo que le pide la gente?
No mucho, pero debo aclarar que todo lo que grabo me gusta a mí. Si no fuera así, sería una frustración. Todas las canciones las quiero por igual, pero Murió el amor fue un caso especial porque no es sencillo encontrar en ella su tono comercial por ser más lenta, más tranquila.
¿Cuál es el aporte de las mujeres a la música popular?
Es muy importante que las mujeres estemos presentes en todos los géneros musicales. La identificación es fundamental porque lo que no nos atrevemos a decir con palabras, lo decimos con canciones. Las mujeres necesitamos sentirnos apoyadas y representadas por las artistas.
Esta entrevista hace parte del podcast “Esto es amor”.