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En la industria automotriz hablar de un vehículo híbrido es hacer alusión a uno que cuenta, como su nombre lo indica, con dos o más propulsores que se alimentan de fuentes de energía distintas. Son diferentes a un carro que funcione bajo la combustión tradicional, pero iguales en su exterior, porque su objetivo es optimizar el consumo del combustible y generar menos emisiones, sin sacrificar las prestaciones de uno tradicional.
Su origen se remonta a los de la industria misma. A principios del siglo XX, Ferdinand Porsche y Jacob Lohner ya habían construido piezas con tecnologías similares, pero posiblemente su popularidad, debido a los cambios globales propios de casi 100 años de innovaciones tecnológicas, llegó con la aparición del Toyota Prius, el primer carro híbrido fabricado en serie.
La primera década del siglo XXI marcó el comienzo del éxito de los autos con estas propulsiones. Importantes mercados, como el estadounidense, pasaron de registrar 9.350 unidades en el año 2000, a 400.746 en 2019 (según el Departamento de Energía de Estados Unidos).
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En Colombia, el fenómeno es más reciente. En 2010 el Chevrolet Silverado fue anunciado como el primero de este tipo en comercializarse en el país y, en 2018, con una oferta más amplia y en crecimiento, el mercado despegó hasta registrar las 2.221 unidades en 2019 (entre enchufables y no enchufables), año catalogado como el de los “híbridos y eléctricos”.
Aunque el término “carro híbrido” contiene una definición general ya mencionada, existen algunos tipos de vehículos, algunos con una forma de distribución y adquisición de energías diferentes a otras. Conózcalos a continuación:
HEV (Hybrid Electric Vehícle o vehículo eléctrico híbrido)
Se trata del segmento de híbridos no enchufables. La Asociación Nacional de Movilidad Sostenible (Andemos) se refiere a ellos como aquellos que tienen incorporado un motor de combustión y otro eléctrico, el cual se recarga con el frenado.
Para Ricardo Osorio, experto n el ramo, este tipo de funcionamiento “optimiza el combustible (gasolina o diésel, por ejemplo) en momentos de mayor consumo, como el arranque inicial”, delegando esta función a las partes eléctricas, mientras que en los momentos de conducción tipo crucero se prioriza el hidrocarburo… algunos pueden recorrer distancias no muy prolongadas en modo 100 % eléctrico”.
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Un ejemplo es el Toyota Corolla, el auto híbrido más vendido en Colombia, que no necesita ser enchufado para recargar su batería eléctrica y que, de forma inteligente, alterna el funcionamiento de ambos motores para que trabajen en conjunto con el fin de lograr una conducción eficaz.
Otro ejemplo es el Ford Fusion Hybrid, que se comercializa en el país hace más de un año. Este, además de que no necesita ser conectado, ofrece un desempeño óptimo para su tamaño, reduciendo el consumo que tiene la versión de combustión.
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PHEV (Plug-in Hybrid Electric Vehicle o híbrido enchufable)
Este tipo de híbridos están dotados de baterías que se pueden cargar al igual que un auto eléctrico, conectándolos a una toma o punto de carga. Andemos los define como los que “incorporan un motor eléctrico que alimenta un paquete de baterías de carga externa, que les permite una mayor autonomía en modo eléctrico”. Además, agrega que esta tecnología reduce los gases de efecto invernadero en más de un 80 % frente a las emisiones promedio en Bogotá.
Los enchufables ofrecen un modo 100 % eléctrico, en donde las sensaciones de manejo pueden variar según la referencia y el fabricante, sin embargo, resalta la insonorización, que existe por el hecho de que el motor de combustión no está trabajando.
Según la firma sueca Volvo, “entre las ventajas de estos modelos se destacan la potencia de los motores eléctricos, que permiten alcanzar velocidades superiores y recorrer distancias mayores sin contaminar, gracias a la capacidad de sus baterías”.
Sebastián Rocha, director de producto de Autogermana, asegura que los PHEV, si bien cuentan con un modo de regeneración energética cada vez que se suelta el pedal del acelerador, es importante cargar las baterías, sea con un cargador rápido de pared o con un cargador ocasional a cualquier tomacorriente.
Un ejemplo de esta tecnología es el S60 T8 de Volvo, un sedán con altas prestaciones, que combina las potencias generadas por las baterías eléctricas y el motor de combustión para generar más de 400 caballos de poder. En este segmento también se ubica el BMW 330e.