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Ahorro, el aliado para cumplir las metas de vida

Recomendaciones para llevar un plan que le permita alcanzar sus proyecciones personales y conservar su estabilidad financiera.

Alejandro Useche
13 de febrero de 2023 - 05:56 p. m.
Ahorro, el aliado para cumplir las metas de vida
Foto: Pixabay

Si hacemos el experimento de preguntar a un grupo de personas si consideran que ahorrar es importante, es difícil que alguien responda que no. Así mismo, cuando lo reflexionamos en nuestra vida personal y familiar, encontramos seguramente una amplia cantidad de motivos a favor del ahorro. Sin embargo, no somos una sociedad que ahorre lo suficiente.

Al respecto, cifras publicadas por el Banco Mundial muestran que, al iniciar el milenio, el ahorro bruto en Colombia equivalía al 14 % del PIB; es decir, que en el año 2000 el país ahorró $14 de cada $100 que generó de ingresos. Esta cifra aumentó al 20 % en 2008, momento a partir del cual ha bajado de manera continua, para llegar nuevamente al 14 % en 2021. Por su parte, la Federación Latinoamericana de Bancos (Felaban) afirma que solamente el 24 % de los colombianos tiene ahorros formales, aunque es de reconocer que muchos otros ahorran mediante mecanismos informales, como haciendo cadenas con amigos o familiares, o simplemente dejando su plata en una alcancía o debajo del colchón.

En parte, la baja tasa de ahorro se debe a que somos un país de bajos ingresos, donde se vive financieramente en el día a día y el dinero alcanza cada vez para menos, en medio de la más alta inflación de las últimas décadas, haciendo así que más bien las deudas sean de uso común para la mayoría de la población. También cuenta que somos una sociedad más orientada al consumo que al ahorro, a gastar así sea a crédito, y a la satisfacción inmediata de necesidades, por lo que postergar la satisfacción que produce comprar hoy no resulta lo más atractivo. Al mismo tiempo, no tenemos la suficiente educación financiera, la cual se debe iniciar desde temprana edad. Pero todo lo anterior no significa que ahorrar sea imposible; más bien, es una actividad viable y necesaria en nuestro país.

El punto de partida es realizar un diagnóstico tranquilo y preciso de nuestra situación económica, identificando nuestras pertenencias, qué deudas tenemos, cuáles son los ingresos y cuáles los gastos, ejercicio que idealmente debe ser hecho con los integrantes del grupo familiar. Luego, se puede trazar un plan de acción para mejorar el estado de las finanzas, identificando fuentes alternativas de ingreso, optimizando los gastos, haciendo planes precisos de pagos de deudas y, algo fundamental, poniendo metas de corto y largo plazo, en cuyo logro el ahorro es indispensable. Este proceso es similar al que una persona realiza para planear un viaje, pues debe saber dónde está, a dónde quiere llegar y definir acciones y recursos que necesitará para que su travesía sea exitosa.

Una recomendación común es aplicar la regla del 50-30-20 en las finanzas personales, según la cual, en un escenario ideal, deberíamos destinar no más del 50 % de los ingresos a cubrir las necesidades básicas (alimentos, trasporte, arriendo o hipoteca, servicios públicos), 30 % a gastos no básicos o prescindibles (gastos personales, artículos para el hogar, ir a cine, pasear) y 20 % a ahorrar. Otro enfoque es el 70-30, en el que máximo 70 % se destina a gastos básicos o imprescindibles, mientras que el restante 30 % va a pago de deudas, ahorro y entretenimiento.

Aunque tales porcentajes son apenas un punto de referencia y pueden variar según la situación específica de cada persona, de sus posibilidades e intereses, lo cierto es que debemos definir una planeación financiera que incluya un porcentaje de ahorro que cumplamos con absoluta disciplina, que puede iniciar, por ejemplo, con un 5 % de los ingresos, o si es posible con un 10 % o 20 %, cuanto más alto mejor. Lo importante es no aplazar esta decisión, empezar ya y ser constante, no perder el impulso, como sucede a veces con muchas buenas iniciativas de inicio de año. Para hacer más atractivo el ahorro, conviene atarlo a metas específicas, algunas más cercanas (fondos para un viaje o para comprar un televisor) y otras más grandes de largo plazo (adquirir vivienda, dar base a la jubilación).

Es válido guardar dinero en la mesita de noche o participar en cadenas, pero es recomendable que, en cuanto sea posible, el ahorro se haga en entidades formales, particularmente en cooperativas y fondos de empleados, pues además de poder recibir algunos rendimientos, permiten acceder a mecanismos de financiación y aseguramiento del capital, generando beneficios individuales y colectivos.

Para terminar, es bueno recordar la frase del multimillonario Warren Buffett, quien afirmó que no se debe ahorrar lo que queda después de gastar, sino gastar lo que quede después de ahorrar. El mejor momento para iniciar a hacerlo es aquí y ahora, su futuro y el de sus seres queridos lo agradecerá.

* Economista y profesor asociado a la Escuela de Administración de la Universidad del Rosario.

Por Alejandro Useche

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