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Amarilo es una empresa colombiana, líder en promoción, gerencia, venta y construcción de proyectos de vivienda desde 1993 y desde entonces, ha abanderado su enfoque en innovación, visión de negocios y su proyección constante de crecimiento a otros mercados en Colombia y países cercanos.
Roberto Moreno, su presidente y fundador, ha vivido en carne propia los desafíos que durante todos estos años de trayectoria ha atravesado la compañía, como la crisis que atravesó el sector en los años 80 y la más reciente, ocasionada por la pandemia del Covid-19. Pero, así mismo, siguiendo su sueño de hacer algo de impacto en materia de urbanismo, ha sido el precursor de los macroproyectos en Colombia, con apoyo de los gobiernos locales y nacional.
Sin duda, uno de los macroproyectos que más impacto ha tenido para Amarilo es el de Ciudad Verde, en Soacha, el cual se ha convertido en un referente de la estrategia Ciudad dentro de la Ciudad que ha sido insignia de la compañía.
“Encontré terrenos en Soacha, aproximadamente 320 hectáreas y presenté la idea a la Gobernación, pusimos una mesa de trabajo y en ocho meses logramos aprobar el macroproyecto. Toqué la puerta de las siete familias que allí habitaban para comentarlos sobre el proyecto, siempre con la idea de construir confianza, porque sabemos que Soacha es receptor de familias que vienen del campo, que quieren una calidad de vida real. Salimos a la venta el 10 de abril de 2010 y hoy en día más 48.000 familias viviendo allí”, recuerda Moreno.
Este caso de éxito ha llevado a la compañía a trabajar en la segunda etapa de Ciudad Verde, con el fin de seguir brindando oportunidades de calidad de vida a miles de familias que sueñan con un mejor futuro para sus hijos, con contar con espacios más seguros y de mayor acceso a Bogotá y las oportunidades laborales.
En su historial de éxito de esta estrategia también están otros macroproyectos como Alameda del Río, en Barranquilla, que a hoy tiene un 67 % de unidades vendidas; Hacienda Casablanca, en Madrid, Cundinamarca, que consta de 4.132 unidades de vivienda; Hacienda Fontanar, en Chía, habitada por 4.900 personas; Huertas de Cajicá, que cuenta con 2.897 unidades de vivienda; Hacienda Rosablanca, en Villavicencio, que cuenta con 10.500 viviendas y 23 hectáreas de zonas verdes; Hacienda San Antonio, que le ha cambiado la cara a Soledad, Atlántico, dándole una visión urbanística; Las Palmas en Ricaurte, Cundinamarca; Parque Heredia en Cartagena, y Hacienda Santa Cruz en Ibagué, que cuenta con 90.000 habitantes.
Sin lugar a dudas, uno de los macroproyectos más ambiciosos de Amarilo y se encuentra en marcha es el de Lagos de Torca, en Bogotá, siendo un referente innovador para el ordenamiento territorial y el desarrollo urbano. Los principales propósitos de la compañía con el proyecto son restablecer el vínculo entre el desarrollo de ciudad y la protección del medio ambiente, desarrollar el norte de la capital de forma ordenada, brindar altos estándares urbanísticos, de seguridad y convivencia, y, sobre todo, hacer de Bogotá una ciudad sostenible.
De hecho, la compañía presentó su sexto informe de sostenibilidad, correspondiente al año 2021, en el que Carolina Pacheco, directora de Derecho Ambiental, Sostenibilidad y Servicios Públicos de Amarilo, explicó que la sostenibilidad es la base para lograr un desarrollo social integral generando equilibrio entre lo urbano y lo ambiental, y aportando valor agregado a las comunidades.
“Para nosotros el concepto de sostenibilidad es que podamos vivir con los recursos naturales sin comprometer los recursos de las generaciones futuras. Por eso, en Amarilo la sostenibilidad no es una opción, sino la base para el equilibrio entre lo urbano y lo ambiental”.
Las metas en materia de sostenibilidad para el cierre de este año es impactar 10 de los 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible y para eso, se hará una revisión a la política de sostenibilidad y el análisis de materialidad para proyectarse a ocho años.
Para 2021, las cifras indicaron que se generaron más de 7.000 empleos directos e indirectos y que se contó con 2.100 proveedores. Para ellos, Amarilo creó la “Proveeduría Responsable”, iniciativa que busca capacitar a su cadena de valor en buenas prácticas de sostenibilidad (gestión ambiental, inversión social responsable, cadena de suministro, etc).
Frente a su sentido social, en 2021, 12.267 millones fueron destinados para inversión social desde su programa de Acompañamiento Social, PAS, que desde su creación ha impactado a 402.476 personas a nivel nacional hace 18 años. Asimismo, desde sus proyectos de beneficio comunitarios, la escuela de gestores, proyectos sociales y culturales, y donaciones voluntarias de la compañía.
En este sentido, han sido 270.458 personas beneficiadas desde el desarrollo de habilidades de liderazgo positivo para robustecer las competencias en gestión comunitaria.
En materia ambiental, se resalta que Amarilo es la primera constructora en medir la huella de carbono a lo largo de la totalidad del ciclo de vida de sus edificaciones y en sus obras ha alcanzado un 35 % de material de excavación aprovechado, 68 % de escombros y otros materiales aprovechados, el 53 % de residuos no pétreos reutilizados y 4.037 m3 de agua reutilizada. Además, más de 20 de sus proyectos están en proceso de certificación EDGE y MI CASA.
Hoy en día, los frutos de todos los esfuerzos se ven reflejados en el crecimiento de Amarilo, que para el primer semestre de este año fue de un 40 %, con respecto al mismo periodo del año pasado. De hecho, solo en junio Amarilo vendió $270.859 millones, creciendo un 5 % respecto al mes anterior, mientras el mercado decreció -16 % en el mismo periodo.
En el Ranking de Constructoras Top 20 de enero a junio, Amarilo ocupó el segundo lugar en liderazgo de ventas, y en junio llegó a un número histórico de 7.9 en su participación en el mercado.