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Hace unas semanas les decía a unos comensales en un almuerzo que veía, para mi satisfacción, cómo en los últimos meses eventos relacionados con temas como “sostenibilidad”, “medioambiente”, “cambio climático” y similares estaban apareciendo con mayor frecuencia en mi agenda.
Esto me causa mucha satisfacción porque demuestra que la preocupación por el futuro, el nuestro y el de los que vienen, no es una simple moda o tendencia para seguir en el momento. Se trata de una preocupación real, genuina, a la que debemos ponerle toda nuestra atención y trabajar en torno a ella desde todos los frentes, pues todo lo que hagamos repercutirá en nuestro planeta, que es el único que tenemos. Por eso, y porque podemos hacer algo, debemos hacerlo ahora y hacerlo bien.
En el sector transporte somos conscientes del desafío que tenemos ante nosotros. De ahí que la movilidad sostenible sea un tema clave para el Gobierno Nacional y para nuestra gestión actual. Quiero entonces aprovechar este espacio para contar lo que estamos haciendo frente a este tema.
En agosto pasado se lanzó en el país la Estrategia Nacional de Movilidad Eléctrica (ENME), trabajada de manera articulada con los ministerios de Transporte, Ambiente y Minas y Energía junto con la Unidad de Planeación Minero-Energética (UPME) y el Departamento Nacional de Planeación. Su objetivo central: acelerar la transición hacia la movilidad eléctrica mediante unos lineamientos de política pública, con metas claras, como la inclusión de 600.000 vehículos eléctricos en los diferentes modos de transporte para 2030, con el objetivo de mejorar la calidad del aire en las ciudades y disminuir las emisiones de gases efecto invernadero. Una de las primeras acciones fue la formulación de un programa para reemplazar la flota oficial de vehículos, de manera que estos sean, en un futuro cercano, eléctricos e híbridos.
Adicionalmente, se promulgó la Ley 1964 de 2019, que promueve el uso de vehículos eléctricos, a través de una serie de incentivos que incluyen la reducción en el impuesto del vehículo, descuentos en el Soat, la revisión técnico-mecánica y exenciones a las restricciones de circulación en las diferentes ciudades del país. En la ley también está consignado el cronograma de penetración de vehículos eléctricos para los Sistemas Integrados de Transporte Masivo (SITM).
También estamos adelantando varios estudios en torno a la transición energética. Uno que vale la pena destacar es una consultoría contratada por Planeación Nacional, que busca identificar alternativas de solución a las problemáticas que se han detectado para acelerar la transición hacia el uso masivo de vehículos de cero y bajas emisiones, desde los niveles técnico, económico, regulatorio y normativo.
Una buena noticia en este frente es que el país ya presenta avances en movilidad sostenible. Estas llegan de los SITM de varias ciudades del país. En septiembre pasado empezaron a recorrer Cali los primeros 26 buses eléctricos comprados por el Mío, el SITM de la capital valluna. Se trata del primer grupo de una flota de 136 que se espera entren a funcionar en los próximos meses.
En el Área Metropolitana del Valle de Aburrá, la empresa Metroplús adquirió 64 buses eléctricos con capacidad para 80 pasajeros, que deben empezar a operar dentro de poco tiempo. Y en Bogotá, Transmilenio adjudicó recientemente la compra de 379 buses eléctricos por un valor de $2,4 billones, monto que incluye los vehículos, su operación y mantenimiento por 15 años. Se espera que esta flota empiece a rodar en septiembre del próximo año.
Fomentar una movilidad de cero y bajas emisiones es uno de los grandes desafíos frente a la sostenibilidad. Una de las apuestas del Ministerio de Transporte en ese sentido es el Programa de Modernización del Parque Automotor de Carga, una estrategia que promueve la eficiencia del transporte de carga, activa el emprendimiento en los actores del sistema y mejora la calidad del aire, reduciendo las emisiones de CO2 al medioambiente. Para lograrlo se definieron una serie de beneficios para los transportadores, como una manera de incentivarlos a cambiar sus vehículos por unos más modernos, que incluyan una tecnología más amigable con el planeta.
Hablemos ahora de retos. La consolidación del modelo de movilidad sostenible nos plantea desafíos en cuatro niveles: regulatorios y de políticas públicas; económicos y de mercado; técnicos y tecnológicos, y de desarrollo de infraestructura, planificación y ordenamiento territorial. En cada uno de estos grandes temas estamos trabajando, buscando solucionar vacíos normativos, altos costos de inversión, fortalecimiento de capacidades y coordinación con gobiernos locales y regionales, entre otras gestiones.
Vivimos un momento definitivo. Somos la primera generación en ser plenamente consciente de las implicaciones que tiene el cambio climático, y por eso somos los llamados a empezar a actuar. La mitigación del cambio climático es un asunto de todos, cada uno desde su orilla. Nosotros, desde el sector transporte, estamos comprometidos a ayudar para mejorar las condiciones en las que nos encontramos y para cambiar, en la medida de nuestras capacidades y alcances, el futuro que tenemos ante nosotros. Estamos convencidos de que será uno de los desafíos más importantes que demos durante nuestra gestión.
*Ministra de Transporte.