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Éder Hernández Martínez es músico especializado en bandas de viento del Caribe y ha dedicado su vida a preservar las tradiciones musicales de su región. Se especializó en el bombardino, instrumento que aprendió a tocar desde muy joven, con la guía de un profesor que viajaba desde Cereté hasta su vereda llamada San Isidro, del municipio de San Pelayo en el departamento de Córdoba.
Ingresó en 2011 a la cohorte de Colombia Creativa en el programa de Licenciatura en Música de la Universidad del Atlántico y es enfático al decir que entrar a la universidad marcó en su vida un antes y después. Él es un hombre de origen campesino que creció en medio de un contexto donde era difícil acceder a la educación, sin embargo, la oportunidad que tuvo al profesionalizarse y convertirse en formador, le ha permitido impactar la vida de otras personas.
“Cuando iba llegando al departamento del Atlántico por la vía de Soledad, había un eslogan político que decía ‘Barranquilla ciudad educadora’, le tomé una foto a ese mural para el resto de mi vida porque dije, estoy en la ciudad educadora, sea cierto o falso, la realidad es que ese mural gigante me marcó porque comprendí que debía educarme, que debía estudiar”, cuenta Éder Hernández.
Desde hace 10 años, Eder constituyó la Fundación Bombardinos de Colombia, con la cual fomenta la formación artística de manera articulada a los proyectos de vida de niños, niñas y jóvenes en el municipio de Galapa, Atlántico. La Fundación creó la Banda Sinfónica del Caribe, conformada por un grupo de teatro y una gran red de apoyo de madres y padres de familia, quienes no solamente acompañan el proceso de sus hijos e hijas sino también brindan trabajo voluntario en el desarrollo de las actividades. “Todo esto se lo debo a Colombia Creativa y a la idea de que se profesionalice, se resignifique y se dignifique el talento artístico, el saber empírico”.
Por su parte, Omaira Anacona Jiménez, indígena yanacona del Cauca, ha dedicado su vida al rescate de las tradiciones de su comunidad a través de la danza y la música. Ella se define como maestra comunitaria empírica, comparte su conocimiento con niños y niñas sobre la chirimía y las flautas traversas típicas de la región, y es férrea defensora de las expresiones lingüísticas propias de su comunidad.
Omaira es graduada de la Licenciatura en Danza de la Universidad del Cauca, como parte del Proyecto Colombia Creativa. Terminó la carrera en 2019 y cuenta que esta fue una experiencia que le permitió tejer lazos de compañerismo y hermandad entre sus compañeros y compañeras de clase, gracias a que el lenguaje de la danza les era común.
“Todo lo que nosotros aprendimos en Colombia Creativa, en la práctica, ha sido muy importante [...] porque es acción. Cuando la palabra empieza a andar, cuando empieza a moverse por un lado a otro, me parece fundamental porque estos mensajes van quedando en los corazones de cada uno de los seres humanos, llámese niños, niñas, jóvenes o adultos, dentro de cada espacio donde uno se desenvuelva”, menciona Omaira Anacona.
En la actualidad, Omaira hace parte de la Red Nacional de Pueblos Étnicos, desde la cual acompaña procesos de danza locales y nacionales mediante el trabajo colaborativo, uno de sus más grandes aprendizajes de la formación académica. Es referente a nivel nacional como investigadora en la recuperación de la lengua ancestral Yanacona y está liderando procesos formativos desde la interculturalidad por el rescate de las expresiones dancísticas de comunidades afro en el Cauca.
Desde su creación, el proyecto Colombia Creativa ha acompañado a tres generaciones de artistas: la primera entre 2008 y 2011, la segunda entre 2011 y 2014, y la tercera desde 2015 hasta la fecha. Durante este tiempo ha demostrado que la educación puede ser mucho más que un título: es una herramienta para preservar la memoria cultural, fortalecer identidades, abrir caminos hacia nuevas oportunidades y expandir los saberes y prácticas en los territorios del país.
La profesionalización de artistas se ha convertido en un motor de cambio social y cultural en Colombia al facilitar que aquellas personas que tienen un proyecto de vida anclado a las artes, y que en su momento no tuvieron oportunidad de acceder a la educación superior, pudiesen obtener una licenciatura. Desde 2008, el Proyecto Colombia Creativa, impulsado por el Ministerio de las Culturas, las Artes y los Saberes, ha sido una herramienta clave para dignificar la educación artística y reconocer su impacto en la construcción ciudadanía. La articulación con el Ministerio de Educación y la Asociación Nacional de Facultades y Programas de Artes fue un factor determinante en el impulso de esta iniciativa, que hoy sigue vigente.