“Cúcuta encontró en el respeto a la ética pública una ruta de la decencia”
En un informe institucional de @Asocapitales, Jairo Tomás Yáñez Rodríguez, alcalde de Cúcuta, habló sobre los logros de su gestión al mando de la capital de Norte de Santander.
¿Cuáles son las obras, iniciativas y proyectos que destacaría de su gestión?
En este proceso de rendición de cuentas lo más importante es poder identificar las áreas de impacto de nuestro trabajo, que sin duda son consecuencia de una manera de pensar y de hacer una política diferencial. Cúcuta lamentablemente ha sido identificada como una de las ciudades más corruptas del país y ese fue nuestro principal reto y apuesta. La lucha anticorrupción fundamenta el cómo a partir del respeto a la ética pública basamos principios, valores y virtudes de buen gobierno con una visión de largo plazo. Ese mapa, más o menos resumido, es el que nos ha permitido el compromiso que adquirimos desde el Plan de Desarrollo de lograr un buen balance económico, social, medioambiental y en prevención y gestión de riesgos, no solo de Cúcuta como ciudad, sino como área metropolitana y de frontera. Tener en este momento un indicador, como lo era la primera propuesta de respeto a los recursos públicos, la apertura a la contratación, y naturalmente apuntarles a los tres indicadores más complejos de la ciudad que eran el desempleo, la pobreza y la informalidad. Hoy la ciudad está en proceso de cerrar una apuesta central para mejorar el empleo, ya llevamos el 11 % de desempleo, luego de que hace año y medio y en plena pandemia estábamos en el 33 %. El indicador promedio de desempleo en Cúcuta estaba sobre el 18 % y el 20 %, competíamos con La Guajira y el Chocó como la ciudad más atrasada del país en empleo y pobreza. Hoy seguimos trabajando en disminución de la informalidad.
¿Cuáles fueron los principales retos con los que se encontró?
Primero la lucha anticorrupción. Declarar insubsistentes a todos los funcionarios que habían sido utilizados para la malversación de los fondos. Hicimos un proceso de denuncia automática a la Fiscalía en los institutos descentralizados como en salud en el EIS, que es la Empresa de Servicios Públicos de Cúcuta, y tratamos de hacer una renovación total alrededor del tema anticorrupción. Y el discurso se aterrizó hoy con el trofeo de no tener ni un solo funcionario identificado o condenado por corrupción. Esa bandera de la lucha anticorrupción y de protección de los recursos públicos, en conjunto, nos hace sentirnos orgullosos, pero no tranquilos porque la corrupción es un mapa muy complejo sobre el cual hay que trabajar durante los próximos 50 años.
¿Cómo ha trabajado Cúcuta para reducir el desempleo?
Hay que entender que Cúcuta es una ciudad de migrantes, en la que la oferta laboral es de baja capacidad académica, porque más del 50 % de nuestra población son desplazados de la violencia, migrantes de Venezuela, que lamentablemente llegaron con niveles de educación muy bajos. La orientación de nuestra estrategia por el empleo se enfocó al estímulo a la manufactura de zapatos, cueros y confecciones. En los últimos 50 años esto le dio a la ciudad pequeños talleres y les dio habilidades a las personas, que con la situación social de Venezuela y la pandemia, nos llevó a estimular esos sectores a través de las escuelas taller, con la idea de buscar una conexión permanente con los empresarios, y que ellos y las universidades sean parte de los consejos académicos. Además, la Secretaría del Banco del Progreso declaró a Cúcuta como una ciudad de eventos. Con ello, la ciudad permite que los empresarios y emprendedores salgan a mostrar sus productos gracias a esa dinámica comercial.
¿Cómo les redujo el costo de vida a los cucuteños?
El costo de vida en la ciudad sigue siendo un tema complejo. Al recuperar las relaciones con Venezuela, eso hizo que la demanda de productos locales y de los que fueron llegando tuviera una mayor presión sobre los precios. Desde la Alcaldía estamos logrando, mediante conceptos de innovación, de diferenciación y de valor agregado –en la medida en que podemos– impactar con mejoramiento permanente la calidad y obviamente que se entienda que el producto de Cúcuta no es el barato, sino que todos los días se fortalece con las escuelas taller, los laboratorios de control de calidad. Y además, desarrollamos una marca ciudad que se llama Cúcuta Sorprende, que es una apuesta por la calidad de los productos para que se sepa que Hecho en Cúcuta es una impronta de valor. Tiene mucho que ver nuestro trabajo de la mano de empresarios y universidades.
¿Cuáles son las necesidades en las que debe seguir trabajando la ciudad en materia de migración?
Sin duda, la migración en la ciudad ha sido un reto y una apuesta. No solo por enfrentar la situación económica y humanitaria de los migrantes, sino que es un tema humano. Con la mayor responsabilidad les abrimos las puertas y esto lo hemos aterrizado con éxito con el programa Sembrando la Migración, en el que se complementa el gran trabajo que hacen las agencias internacionales, además de promocionar estrategias de generación de empleo, capacitación, y de darles a los migrantes conectividad y la posibilidad de que aprendan diferentes artes y oficios digitales que hoy son pertinentes. Son más de 14 programas para migrantes internos y externos que hoy tiene Cúcuta. El propósito ha sido educar a las personas en diferentes manufacturas y apoyarlas en rutas de cooperativismo. Eso ha hecho que a nivel nacional las empresas de transformación de telas, de cueros, zapatos y marroquinería aporten a la economía del país. Ese programa de Sembrando la Migración y a la conectividad con internet nos han permitido que hoy recibamos el título y el premio suramericano de Smart City –ciudad inteligente– al tener hoy en Cúcuta más de 690.000 personas que se conectan a las redes de la Alcaldía en los diferentes parques, colegios, bibliotecas y zonas rurales, lo que ha facilitado incorporar a más personas al mercado laboral.
¿Cómo define a la Cúcuta que recibió y la ciudad que entregará al finalizar su período?
Cúcuta es una ciudad que logró encontrar en el respeto a la ética pública una ruta de la decencia, aumentar su productividad, encontrar un camino en el que todos los cucuteños son alcaldes, en el que todos somos empresarios de nosotros mismos y somos educadores que le apuestan a la cultura ciudadana. Entregamos una ciudad que sabe vivir en comunidad sin ningún ejercicio de politiquería tradicional, sino de construcción colectiva de trabajo.
¿Cuáles son las obras, iniciativas y proyectos que destacaría de su gestión?
En este proceso de rendición de cuentas lo más importante es poder identificar las áreas de impacto de nuestro trabajo, que sin duda son consecuencia de una manera de pensar y de hacer una política diferencial. Cúcuta lamentablemente ha sido identificada como una de las ciudades más corruptas del país y ese fue nuestro principal reto y apuesta. La lucha anticorrupción fundamenta el cómo a partir del respeto a la ética pública basamos principios, valores y virtudes de buen gobierno con una visión de largo plazo. Ese mapa, más o menos resumido, es el que nos ha permitido el compromiso que adquirimos desde el Plan de Desarrollo de lograr un buen balance económico, social, medioambiental y en prevención y gestión de riesgos, no solo de Cúcuta como ciudad, sino como área metropolitana y de frontera. Tener en este momento un indicador, como lo era la primera propuesta de respeto a los recursos públicos, la apertura a la contratación, y naturalmente apuntarles a los tres indicadores más complejos de la ciudad que eran el desempleo, la pobreza y la informalidad. Hoy la ciudad está en proceso de cerrar una apuesta central para mejorar el empleo, ya llevamos el 11 % de desempleo, luego de que hace año y medio y en plena pandemia estábamos en el 33 %. El indicador promedio de desempleo en Cúcuta estaba sobre el 18 % y el 20 %, competíamos con La Guajira y el Chocó como la ciudad más atrasada del país en empleo y pobreza. Hoy seguimos trabajando en disminución de la informalidad.
¿Cuáles fueron los principales retos con los que se encontró?
Primero la lucha anticorrupción. Declarar insubsistentes a todos los funcionarios que habían sido utilizados para la malversación de los fondos. Hicimos un proceso de denuncia automática a la Fiscalía en los institutos descentralizados como en salud en el EIS, que es la Empresa de Servicios Públicos de Cúcuta, y tratamos de hacer una renovación total alrededor del tema anticorrupción. Y el discurso se aterrizó hoy con el trofeo de no tener ni un solo funcionario identificado o condenado por corrupción. Esa bandera de la lucha anticorrupción y de protección de los recursos públicos, en conjunto, nos hace sentirnos orgullosos, pero no tranquilos porque la corrupción es un mapa muy complejo sobre el cual hay que trabajar durante los próximos 50 años.
¿Cómo ha trabajado Cúcuta para reducir el desempleo?
Hay que entender que Cúcuta es una ciudad de migrantes, en la que la oferta laboral es de baja capacidad académica, porque más del 50 % de nuestra población son desplazados de la violencia, migrantes de Venezuela, que lamentablemente llegaron con niveles de educación muy bajos. La orientación de nuestra estrategia por el empleo se enfocó al estímulo a la manufactura de zapatos, cueros y confecciones. En los últimos 50 años esto le dio a la ciudad pequeños talleres y les dio habilidades a las personas, que con la situación social de Venezuela y la pandemia, nos llevó a estimular esos sectores a través de las escuelas taller, con la idea de buscar una conexión permanente con los empresarios, y que ellos y las universidades sean parte de los consejos académicos. Además, la Secretaría del Banco del Progreso declaró a Cúcuta como una ciudad de eventos. Con ello, la ciudad permite que los empresarios y emprendedores salgan a mostrar sus productos gracias a esa dinámica comercial.
¿Cómo les redujo el costo de vida a los cucuteños?
El costo de vida en la ciudad sigue siendo un tema complejo. Al recuperar las relaciones con Venezuela, eso hizo que la demanda de productos locales y de los que fueron llegando tuviera una mayor presión sobre los precios. Desde la Alcaldía estamos logrando, mediante conceptos de innovación, de diferenciación y de valor agregado –en la medida en que podemos– impactar con mejoramiento permanente la calidad y obviamente que se entienda que el producto de Cúcuta no es el barato, sino que todos los días se fortalece con las escuelas taller, los laboratorios de control de calidad. Y además, desarrollamos una marca ciudad que se llama Cúcuta Sorprende, que es una apuesta por la calidad de los productos para que se sepa que Hecho en Cúcuta es una impronta de valor. Tiene mucho que ver nuestro trabajo de la mano de empresarios y universidades.
¿Cuáles son las necesidades en las que debe seguir trabajando la ciudad en materia de migración?
Sin duda, la migración en la ciudad ha sido un reto y una apuesta. No solo por enfrentar la situación económica y humanitaria de los migrantes, sino que es un tema humano. Con la mayor responsabilidad les abrimos las puertas y esto lo hemos aterrizado con éxito con el programa Sembrando la Migración, en el que se complementa el gran trabajo que hacen las agencias internacionales, además de promocionar estrategias de generación de empleo, capacitación, y de darles a los migrantes conectividad y la posibilidad de que aprendan diferentes artes y oficios digitales que hoy son pertinentes. Son más de 14 programas para migrantes internos y externos que hoy tiene Cúcuta. El propósito ha sido educar a las personas en diferentes manufacturas y apoyarlas en rutas de cooperativismo. Eso ha hecho que a nivel nacional las empresas de transformación de telas, de cueros, zapatos y marroquinería aporten a la economía del país. Ese programa de Sembrando la Migración y a la conectividad con internet nos han permitido que hoy recibamos el título y el premio suramericano de Smart City –ciudad inteligente– al tener hoy en Cúcuta más de 690.000 personas que se conectan a las redes de la Alcaldía en los diferentes parques, colegios, bibliotecas y zonas rurales, lo que ha facilitado incorporar a más personas al mercado laboral.
¿Cómo define a la Cúcuta que recibió y la ciudad que entregará al finalizar su período?
Cúcuta es una ciudad que logró encontrar en el respeto a la ética pública una ruta de la decencia, aumentar su productividad, encontrar un camino en el que todos los cucuteños son alcaldes, en el que todos somos empresarios de nosotros mismos y somos educadores que le apuestan a la cultura ciudadana. Entregamos una ciudad que sabe vivir en comunidad sin ningún ejercicio de politiquería tradicional, sino de construcción colectiva de trabajo.