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                                                                                                                                  Contenido Patrocinado
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                                                                                                                                  Delimitando páramos

                                                                                                                                  Un nuevo mapa de los páramos de Colombia a escala 1:100.000 permitirá trazar un mejor futuro para estos ecosistemas vitales.

                                                                                                                                  Brigitte Baptiste * Especial para El Espectador

                                                                                                                                  Entre los 2.800 y los 3.200 metros de altitud se configura un mosaico ecosistémico único de los Andes. / Archivo - El Espectador
                                                                                                                                  PUBLICIDAD

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                                                                                                                                  El recuerdo proviene del paso en bus hacia los termales de Choachí, detrás de los cerros orientales de Bogotá, el extremo del mundo para alguien que acababa de cumplir seis años y a quien, al cruzar la cordillera llena de niebla, hicieron descender en Cruz Verde para sentir la llovizna y el frío y caminar unos metros entre arbustos que incluyeron el primer y maravilloso frailejón, inolvidable.

                                                                                                                                  PUBLICIDAD

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                                                                                                                                  Read more!

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                                                                                                                                  En mis caminatas por el macizo de Iguaque, subiendo por robledales y selvas andinas hasta el borde de la vegetación arbórea, encontraría la señal más clara del límite del páramo en un par de sitios de Arcabuco donde la ruta que lleva a la laguna del nacimiento muisca muestra radicalmente, en apenas unas decenas de metros, las diferencias geológicas, de suelos y pendientes que crean un abrupto cambio en la temperatura y exposición a vientos, lluvias y sol, diferencia que separa a ojo las comunidades de plantas y hace pensar que los dos ecosistemas son inmiscibles, apenas vecinos funcionales en el ciclo del agua, fácilmente delimitables desde el aire, como a menudo me preguntan tras estos años de buscar alimentar la norma que exige trazar una línea como mecanismo de protección del patrimonio más estratégico de los colombianos.

                                                                                                                                  PUBLICIDAD

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                                                                                                                                  Read more!

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                                                                                                                                  * Directora Instituto de Investigación de Recursos Biológicos Alexander von Humboldt.

                                                                                                                                  Entre los 2.800 y los 3.200 metros de altitud se configura un mosaico ecosistémico único de los Andes. / Archivo - El Espectador
                                                                                                                                  PUBLICIDAD

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                                                                                                                                  El recuerdo proviene del paso en bus hacia los termales de Choachí, detrás de los cerros orientales de Bogotá, el extremo del mundo para alguien que acababa de cumplir seis años y a quien, al cruzar la cordillera llena de niebla, hicieron descender en Cruz Verde para sentir la llovizna y el frío y caminar unos metros entre arbustos que incluyeron el primer y maravilloso frailejón, inolvidable.

                                                                                                                                  PUBLICIDAD

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                                                                                                                                  Read more!

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                                                                                                                                  En mis caminatas por el macizo de Iguaque, subiendo por robledales y selvas andinas hasta el borde de la vegetación arbórea, encontraría la señal más clara del límite del páramo en un par de sitios de Arcabuco donde la ruta que lleva a la laguna del nacimiento muisca muestra radicalmente, en apenas unas decenas de metros, las diferencias geológicas, de suelos y pendientes que crean un abrupto cambio en la temperatura y exposición a vientos, lluvias y sol, diferencia que separa a ojo las comunidades de plantas y hace pensar que los dos ecosistemas son inmiscibles, apenas vecinos funcionales en el ciclo del agua, fácilmente delimitables desde el aire, como a menudo me preguntan tras estos años de buscar alimentar la norma que exige trazar una línea como mecanismo de protección del patrimonio más estratégico de los colombianos.

                                                                                                                                  PUBLICIDAD

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                                                                                                                                  Read more!

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                                                                                                                                  * Directora Instituto de Investigación de Recursos Biológicos Alexander von Humboldt.

                                                                                                                                  Por Brigitte Baptiste * Especial para El Espectador

                                                                                                                                  Ver todas las noticias
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